Los planes para hoy de los residentes y el personal que trabaja en la casa de reposo “Hogar Dulce Hogar” eran otros. Si bien desde hace más de un año que el hogar de Providencia no recibe visitas ni gente externa por protocolo Covid, la idea era celebrar con una torta el cumpleaños número 93 de Violeta Vidaurre, una de las inquilinas más ilustres del recinto. Pero el destino quiso otra cosa y a las 3 de la mañana la veterana actriz, una de las figuras más prolíficas y destacadas de las tablas y la pantalla chilena, falleció luego que su ánimo y su salud decayeran significativamente.
Si bien Vidaurre lidiaba hace años con el Alzheimer, lo que además de su avanzada edad le fue produciendo problemas para desplazarse y dificultades en el lenguaje, su estado de salud era relativamente bueno hasta hace poco. “Ella estaba bien de ánimo, se salvó del Covid, nunca tuvo neumonía ni nada. Pero ayer le empezó a bajar la presión, se descompensó, como parte del mismo Alzheimer y se fue apagando de a poco”, cuenta a Culto Mónica de Calixto, la cantante y dueña de la casa de reposo, que desde su creación ha recibido a diversos actores y actrices del país.
Violeta Vidaurre llegó a vivir al recinto hace casi exactos cuatro años, en mayo de 2017, desde la casa en La Cisterna que compartía con su segundo marido, el también actor Pedro Villagra. Producto del deterioro en la salud de ambos -él sufría de complicaciones a causa de una diabetes- sus familiares decidieron trasladarla al hogar de Providencia.
“Ya no podían cuidarse el uno al otro”, comentó a El Mercurio ese mismo año José Ramón Salgado, el menor de los cuatro hijos de la actriz con su primer esposo, el marino Ramón Salgado.
Un año después, en septiembre de 2018 y distanciado por varios kilómetros de su esposa, Villagra falleció en Los Angeles -hasta donde llegó para ser asistida por una hija-, producto de una falla multisistémica causada por la diabetes. Tenía 84 años.
La llegada de Vidaurre a “Hogar Dulce Hogar” no estuvo exenta de cierta controversia. En mayo de 2017, su amiga y colega, Soledad Barrientos, denunciaba en Facebook lo que consideraba una decisión arbitraria e injusta contra la actriz. “Impotencia es el sentimiento que me da el visitar ya una segunda vez a nuestra querida compañera y amiga Violeta Vidaurre en un hogar de ancianos, en el que fue llevada contra su voluntad”, aseguró Barrientos en la publicación.
“Impotencia me da que hace un poco más de un mes estuvimos en su casa riéndonos, mirando fotos, mientras ella fumaba y comíamos helados. Impotencia que un día le dijeron que iba al teatro y en lugar de eso la dejaron ahí”, agregó en el posteo.
Pese a esto, otros cercanos a la actriz aseguran que esta no fue abandonada por sus hijos y nietos, quienes la habrían visitado regularmente en el recinto -al menos hasta antes de la pandemia- y seguían pendientes de su bienestar. Lo mismo algunas colegas, como Gabriela Medina. “Hace un año y medio que no entra nadie externo, pero antes de eso siempre fueron una familia muy cercana, sus hijos, sus nietos. Mientras pudieron, se preocuparon. De hecho, hoy una de sus nietas iba a traer la torta de cumpleaños”, detalla Mónica de Calixto.
Gabriela Medina complementa: “La dejé de ver hasta hace poco, cuando empezaron las restricciones. La última vez fue en febrero de este año, no más allá de eso. Ahí ya estaba en la casa de reposo. Íbamos a verla con nuestro compañero del teatro, Jorge Burgos. Ahí, la Violeta todavía estaba bien. Nos entreteníamos mucho, él (Jorge) la maquillaba linda, siempre lo fue. Ella se dejaba maquillar por nosotros y conversar conmigo, que le llevaba galletas, chocolatitos. Pero no estoy muy segura de que ella supiera bien quiénes éramos, desgraciadamente, pero sí conversaba con nosotros. Nos veía entrar y se le alegraba la cara. Ese era mi pago”.
Violeta inmortal
Tras pasearse durante seis décadas por el teleteatro, el cine, las series y las teleseries nacionales, Violeta Vidaurre terminó dedicada a su primera pasión, el teatro, interpretando en 2016 a la protagonista de Mamá Cora, una adaptación libre de la obra uruguaya Esperando la carroza, donde compartió escenario con colegas como Soledad Pérez.
El montaje, que durante ese año tuvo una temporada en el teatro Coca Cola City de Bellavista, además de presentaciones en recintos municipales de otras ciudades, terminaba cada una de sus funciones con un homenaje a la veterana actriz, quien a veces recibía un ramo de flores y siempre la ovación del público. Fue el último proyecto de una de las actrices más prolíficas y destacadas de las tablas y la televisión nacional, con un trabajo que comenzó a fines de la década del 50 y acumuló centenares de personajes.
Pero el anhelo de Vidaurre era terminar su carrera en las tablas. Así al menos lo recuerda el también actor Alejandro Goic, quien compartió con ella en el primer capítulo de la serie 12 días. “Creo que dijo alguna vez ‘me gustaría morir como (la actriz chilena) Elena Moreno, quien se fue directo del teatro a la tumba’. Fue pionera de la televisión chilena, a pesar de que era un púber la recuerdo en Juani en sociedad. Quedará en la memoria de quienes tuvieron el privilegio de verla en el teatro pero vivirá eternamente en el cine y la televisión”, comenta el actor, quien cierra exclamando “¡Violeta Atanathos!” (“Violeta inmortal”).
Sobre la grabación de 12 días, el actor recuerda: “Creo que la locación fue su propia casa y tengo el vívido recuerdo de su encanto, como actriz y anfitriona, su simpatía. Tenía un gran sentido del humor, nos hicimos cómplices de inmediato. También su amabilidad y llaneza y sus inolvidables ojos y sonrisa”.
Tal como destaca Goic, la carrera de Vidaurre incluyó la interpretación de más de 300 personajes. Tras casarse con Salgado y dedicarse a su casa y al cuidado de sus cuatro hijos, decidió entrar a estudiar actuación con 28 años, la Academia de Arte Dramático del Teatro de Ensayo de la Universidad Católica, convencida por su primo, el destacado novelista y dramaturgo Luis Alberto Heiremans. De hecho, él mismo la dirigió en sus primeras incursiones en las tablas, en obras como Atahuicha, la reina de la selva y Esta señorita Trini (ambas en 1958).
A partir de entonces inició una imparable trayectoria en el teatro -fue dirigida por Víctor Jara en Antígona y Alejandro Sieveking en La remolienda-, incluyendo además su rol de de la señorita Laura Larraín en La pérgola de las flores, de Isidora Aguirre, a la que llegó en reemplazo de Silvia Piñeiro. El papel lo interpretó durante cinco décadas, logrando el récord de la actriz con mayor número de versiones de la célebre obra en el cuerpo hasta el 2010.
Durante la década del 60 fue una de las pioneras en actuar de manera permanente en los teleteatros de Canal 13 y luego en comedias para la pantalla chica como Juntos se pasa mejor y la mencionada Juani en sociedad, además de la adaptación televisiva de Martín Rivas para TVN. En cine actuó en títulos tan diversos como El burócrata González (1964) y Como aman los chilenos (1984), además de Un concierto inolvidable, el filme de la Nueva Ola de 2014. Pasó además por las áreas dramáticas de cuatro canales de TV nacionales, y su última aparición en pantalla fue en Chipe libre, de Canal 13, en 2014.
“Nosotras fuimos muy, muy, muy amigas”, cuenta Gabriela Medina. “Recorrimos Chile varias veces en diferentes teatros y teleseries. El legado que me deja ella, es su gran señoría. La Violeta era una señora dentro del escenario y fuera del escenario. Una señora importante. Actuaba estupendo, no una señora no más. Terminábamos siempre en distintos hoteles durmiendo juntas, ella fumaba, yo no, pero lo había dejado. Fumaba en la noche en su cama, y conmigo no había problemas”.
El actor y director teatral Mario Lorca, otro cercano a Vidaurre, agrega: “Ella corresponde a la etapa de la vieja guardia de nuestro teatro y la televisión, y por ende, tenemos un enfoque distinto en relación a lo que hacíamos. Nuestra labor era casi romántica, porque en aquella época no existían los sueldos que hay ahora, más vocacional. Actuábamos como profesionales, pero con sentido vocacional profundo. Lo hacíamos porque amábamos el teatro, la TV y el cine”.
Según Mónica de Calixto, la familia hasta ahora no tiene pensado hacer ningún tipo de ceremonia pública, por las restricciones por el Covid pero también con el fin de darle cierta privacidad familiar al momento. “Va a ser trasladada al Cementerio General y mañana la van a cremar. Ellos quieren estar en un plan íntimo, que sea algo discreto”.