Tras casi tres décadas de existencia de las grandes cadenas de cine en Chile, el periodo de vacaciones de invierno estaba plenamente consolidado como el de mayor bonanza de la industria. Películas como Toy story 4 y algunas entregas de La era de hielo deben sus marcas históricas a la particularidad que se genera en esa parte del año, con los niños en días libres y una oferta por completo volcada a los filmes de entretenimiento.
En 2021 el fenómeno podría repetirse pero acomodado a los radicales cambios que generó la pandemia. Para el 9 de julio está fijada Black Widow, la última cinta de Scarlett Johansson con Marvel, mientras que tres semanas después, el 30, se estrenará Jungle Cruise, con Dwayne Johnson y Emily Blunt a la cabeza de una aventura familiar.
Si hay cines abiertos en esa fecha en el país, ambos largometrajes debieran ser películas disponibles en salas, aunque con un matiz impensado antes de marzo de 2020: existirá la alternativa de que en simultáneo se pueda pagar un monto (equivalente a $ 12.900 en Chile) para acceder a ellas desde la casa, las veces que cada familia quiera y en el formato que desee (con subtítulos, doblada).
Es el llamado sistema Premier Access que Disney presentó por primera vez en septiembre del año pasado, cuando Hollywood se daba contra la pared buscando fórmulas para estrenar sus mayores superproducciones, guardadas tras el confinamiento mundial. En esa ocasión, la compañía del ratón Mickey apostó por lanzar Mulán al mismo tiempo en Disney+ pagando un costo fuera de la suscripción mensual y en cines en aquellos pocos lugares donde hubiera complejos abiertos y no existiera su plataforma de streaming.
Aunque el gigante del entretenimiento no libera métricas –una tónica desde la aparición del Covid y las finanzas golpeadas–, el innovador modelo parece haber funcionado. O al menos lo suficiente como para continuar probándolo hasta que la “normalidad” no llegue a todas las salas del mundo.
El último filme en debutar con ese formato es Cruella, disponible desde el viernes 28 de mayo en la pantalla grande y en el servicio de streaming por un tiempo limitado, hasta el 11 de junio. Es precisamente la misma experiencia que vivió la cinta animada Raya y el último dragón en marzo: 15 días en que se puede cancelar un valor extra al plan de Disney+ ($ 6.500 en Chile) para ser de los primeros en verla en el mundo. Quienes optaron por esperar y no pagar un monto adicional por ese largometraje de animación, pudieron verlo siete semanas después, cuando se integró al catálogo general de la plataforma.
Quizá porque apunta a un público más global y su personaje es uno ya conocido, las preguntas se han multiplicado en los últimos días a propósito del lanzamiento de la película de Emma Stone como Cruella de Vil: ¿por qué agregar un monto extra a lo que ya estoy pagando mes a mes? ¿La gran promesa del streaming no era asegurar un catálogo atractivo pero siempre bajo un mismo precio?
La interrogante es particularmente relevante en Latinoamérica, que vive su peor momento con la pandemia y Cruella casi no se ha podido mostrar en salas (de todos modos, a futuro debiera ocurrir). No se genera el mismo tipo de alerta en Estados Unidos, donde están operativos casi el 80% de los complejos del país, y buena parte del público de la producción parece estar llegando mediante la pantalla grande y no desde el hogar de cada espectador.
“Aquellos consumidores que a están un poco recelosos acerca de ir a un cine lleno, pueden seguir adelante y verla en la seguridad y comodidad de su hogar”, definió a mitad de mayo el CEO de Disney, Bob Chapek, asegurando que ignoraban si el modelo se extendería más allá de este año.
“La estrategia de Disney Premier Access, una de las cosas que nos brinda en este momento, y estamos agradecidos por eso, es la capacidad de seguir adelante e intentar lanzar cosas al mercado”, añadió el ejecutivo.
El crítico de La Tercera Rodrigo Munizaga cuestiona el monto que demanda el formato en la plataforma. “En el cine, cuando uno iba y el mundo era diferente, uno pagaba unos $5 mil por ver una cinta en pantalla gigante y sonido espectacular, en cómodas butacas. Pagabas por una experiencia a un cine que te cobra porque ellos han hecho una inversión por la sala, por el proyector digital, por los parlantes, por las butacas. Pero, cuando compras una película para ver en casa, ese gasto de la sala no existe”, señala.
“Es un descriterio, un escándalo. Algo más: prometen ‘ver ilimitadamente’ una cinta, pero ¿quién va a ver más de 1 o 2 veces una película? Cruella no es una película para niños, que podrían hacer eso. Es una ‘oferta’ que tampoco tiene sentido, porque o si no, ¿para qué se paga por una suscripción mensual?”, opina Munizaga.
“Este sistema está hecho para fortalecer la fidelidad que la plataforma Disney+ necesita obtener por parte de los suscriptores familiares”, dice el crítico de cine de Artes y Letras Christian Ramírez, quien también apunta a cómo se puede haber disparado la piratería con Cruella en los últimos días. “Uno empieza a darles vueltas a si en realidad les conviene cargar $13 mil en un estreno”.
Mientras con sus títulos más taquilleros Disney se ha inclinado por lanzarlos bajo el formato Premier Access, la compañía también ha optado por darle exclusividad a los cines con algunas producciones que vienen (Free guy en agosto y Shang-Chi and the legend of the Ten Rings en septiembre) y añadir sin costo adicional otros filmes. Ocurrió en diciembre con Soul y sucederá el 18 de junio con Luca, su aventura ambientada en Italia, quitándoles la posibilidad a las cintas de Pixar de mostrarse en la gran pantalla a costa de asegurar que estén disponibles de inmediato y sin recargo para los más de 100 millones de suscriptores que el servicio de streaming posee en todo el mundo.
Por cierto, Disney no es el único gigante de la industria que ha tomado medidas fuera de norma en tiempos de Covid. En Estados Unidos WarnerMedia apostó por estrenar todas sus películas 2021 en simultáneo en HBO Max y en las salas, y a Latinoamérica arribará el 29 de junio con una versión 2.0 de esa misma estrategia. Su fórmula consistirá en tener los filmes de Warner Bros. en su catálogo 35 días después de su paso por cines, sin requerir de un pago extra al plan por mes (que en Chile tendrá un valor que irá de los $ 6.900 a los $ 4.900). Un modelo que se practicará con cintas como En el barrio, Space Jam: Una nueva era, El escuadrón suicida y Dune.
“Es la última compañía de streaming en llegar a la meta. Están obligados a ofrecerle un producto más barato al consumidor, algo que pueda competirle a Netflix, una mejor biblioteca y estrenos sin costo. No tienen otra salida”, sostiene Ramírez sobre la jugada de WarnerMedia.
También señala a la compañía de The Crown como la gran perjudicada del actual escenario, en que títulos pensados para las salas arriban con tal rapidez al formato digital. “Si observas cómo está corriendo la parrilla de Netflix semana a semana, se nota el daño y la necesidad de ir acumulando paulatinamente estrenos fuertes en determinados momentos”.
Para Munizaga ni la apuesta de Disney+ ni la de HBO Max prosperarán luego de la época más enrarecida que recuerde Hollywood. “Ya en 2022, si la situación de salud lo permite, la cadena volverá a hacer la de antes: estreno en cines, VOD, Blu-ray, TV paga, TV abierta. Hay mucho dinero que están perdiendo las compañías y no me cabe duda que van a volver, todos, al modelo anterior, que reditúa muchísimo más”.