Volvió Lupin: los factores que la confirman como el gran éxito de Netflix en 2021
El viernes pasado la serie francesa sumó cinco nuevos capítulos que continúan la historia que se lanzó en enero. Nuevos directores que repiten la buena labor del francés Louis Leterrier y la chilena Marcela Said, el ingenioso despliegue de su trama por París y el carisma de su protagonista la encumbran como uno de los mayores aciertos recientes del streaming.
Netflix, enemistado con el Festival de Cannes, volverá a ausentarse el próximo mes del certamen de cine más popular del mundo. Las estrictas reglas de exhibición locales, que exigen una ventana de 36 meses de exclusividad para las salas, no calzan con el modelo de la compañía, que tampoco está dispuesta a estrenar sus cintas fuera de competencia en el evento que se desarrolla en la Costa Azul.
Si con las películas existe esa especie de fractura entre Francia y la mayor compañía de streaming del mundo, en las series saborea de uno de sus éxitos más contundentes. En enero, según datos que proporciona Netflix, Lupin se consolidó en el podio de las ficciones televisivas más vistas en la historia del servicio. Superó, de hecho, a la española La casa de papel como el título no hablado en inglés con un arrastre más grande durante su primer mes entre sus suscriptores.
Además de también tener un componente de historia de atracos, la producción francesa comparte otra particularidad con la ficción sobre El Profesor. Ambas se estrenan en el catálogo de la plataforma por partes, en vez de por temporadas. Es la distinción que realiza la firma para marcar que entre el final de una y el comienzo de otra no hay un quiebre demasiado significativo, sino que sobre todo una continuidad en la trama principal que se está abordando.
En el caso de la serie española es un robo (o dos, a estas alturas), mientras que Lupin sigue el gran plan de venganza del ladrón de guante blanco Assane Diop (Omar Sy) en contra del hombre que encarceló a su padre y que, a causa de su suicidio, derivó en que creciera sin una figura paterna. La parte dos de la ficción francesa es ante todo una prolongación de la historia que debutó a comienzos de año, con algunos énfasis y ajustes que confirman su solidez como entretenimiento y como una de las luces de un 2021 sin grandes brillos en estrenos para Netflix.
Dirección con mano firme
Los cinco nuevos episodios presentan una renovación del equipo de directores. En su debut el francés Louis Leterrier realizó los primeros tres capítulos marcando la pauta en términos de ritmo y despliegue de la acción, para luego dar paso a la chilena Marcela Said, responsable de los dos últimos y de algunos de los momentos más adrenalínicos de la historia. Esa dupla es relevada por dos cineastas locales, Ludovic Bernard (de larga carrera como asistente de dirección en filmes como Lucy y dos secuelas de Búsqueda implacable) y Hugo Gélin (trabajó con Omar Sy en el remake francés de No se aceptan devoluciones), quienes dirigen dos y tres episodios, respectivamente, enmarcados en la fluidez que se timbró en la primera parte.
El carisma de Omar Sy
Buena parte del brillo de Lupin reside en su protagonista, una estrella local que ha incursionado en Hollywood pero que encuentra su mejor rol a la fecha como Assane Diop. El papel le exige ser un hombre astuto que siempre se sale con la suya ante la frustración de sus enemigos, pero también apelar a todo lo amplio de su registro. “Sy es tan bueno y tan versátil que estoy listo para que Lupin explore realmente lo que significa la raza del personaje en la Francia contemporánea”, celebró The Hollywood Reporter.
Pirotecnia por París
Lupin no es la primera ni la última ficción que se ubica en París para instalar una trama del gato y el ratón, imaginando ingeniosas secuencias en que la ciudad se vuelve casi tan importante como el destino de su protagonista. Pero la segunda parte es particularmente imponente al circular por una casa fantasmagórica en su primer episodio y luego plantear parte de su trama en la noche por el Sena o instalarse en los Campos Elíseos.
Cruces temporales
Una de las rúbricas de la primera entrega de capítulos fueron los saltos temporales, en particular para explicar las motivaciones de su protagonista. La segunda tanda repite la fórmula con similar suerte, a veces siendo más justificada que en otras ocasiones. Si el gran placer de la serie es ver cómo Assane se las arregla para dejar en ridículo a sus oponentes, esas secuencias son una especie de origen del mito.
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