“Una artista pandémica”. De esa manera se autodefine Sofía Walker y el calendario no la desmiente: casi la totalidad de sus canciones aparecieron durante el 2020 del encierro y el Covid-19.
Dónde vas?, Cómplices, City girls y Dolce & Gabbana son algunos de los temas que operaron como su carta de presentación, pero que también la mostaron en una evolución tan breve como elocuente: trazos de soul, R&B y brillo interpretativo que luego derivaron en un sonido vinculado a los géneros urbanos, el trap, lo latino y algunas pizcas de reggaetón.
Con el curso de los meses, su apuesta debería estar destinada a los aplausos y la consagración definitiva.
“Me interesaba eso: la calidad vocal con lo que yo veía en la música urbana. No era algo fácil de encontrar”, cuenta la artista, invitada esta semana al espacio Sesiones íntimas de Culto que se emite a través de las plataformas de La Tercera y Culto.
Génesis se llama el recién estrenado trabajo donde despliega sus cualidades, materializados en singles como Ten cuidao’ y Pantera, los que también hablan de empoderamiento femenino y relaciones tóxicas.
Pero al minuto de observar la escena local en perspectiva, Soulfia aporta una mirada propia: “A mi antes no me gustaba el reggaetón, ahora lo disfruto. Bad Bunny por ejemplo, tiene muy buenas cosas”, dice asumiendo algo así como un pecado propio.
Luego acota: “El chileno o la chilena deberían dejar de ser tan prejuiciosos o chaquetear tanto; si no te gusta, no escuches; si no te gusta, no critiques. Hago trap, hay que vestirse bacán para hacer trap y para que te crean (...) ¿Por qué a las personas que hacen indie les creen más que a las personas que hacen trap? No lo entiendo. Acá hay que apoyarse más entre los artistas”.