La ascendente y meteórica carrera musical de Twenty One Pilots supone un desafío y algo de desconcierto para un auditor de la generación X. El dúo de Ohio formado hace una década por Tyler Joseph y Josh Dun inventó un mundo con sus propias reglas donde todo cabe y las etiquetas estilísticas se vuelven irrelevantes, en sintonía con la moral Spotify de las listas y el shuffle. Son, sin duda, un grupo de rock, pero también una banda de vocación popera, estética emo y experimentación electrónica, con predilección por el piano, los quiebres rítmicos y una aproximación libre y casi inocente al hip hop que a ratos -sobre todo en himnos como Stressed out- recuerda al one hit wonder británico de los 90 White Town. Eso sí, Twenty One Pilots hace rato dejó claro que lo suyo es algo más que una “sorpresiva historia de éxito”, como los calificó la revista Rolling Stone hace cinco años.
“Hubo gente al principio que estaba muy confundida al tratar de decidir qué éramos como banda. Nos trataron de encasillar pero no pudieron porque la música que hacemos sin duda se siente como rock, pero también tiene algo de pop y de rap. Siempre hemos disfrutado esta posibilidad de fusionar todo lo que nos gusta y esa es probablemente la razón de por qué nuestros discos siguen sonando distintos entre sí”, comenta Dun (32), uno de los bateristas con más carisma y estamina de la música anglo de los últimos años, sobre la camaleónica apuesta de su proyecto. Y aunque no son los primeros que no se acomplejan para revolver los estilos, pocos lo habían logrado con su nivel de masividad y su serie de hitos en los ránkings que en el último lustro los han igualado a los Beatles, Elvis Presley y U2.
El sexto y más reciente trabajo del dúo, Scaled and icy, vuelve a descolocar y a triunfar. Grabado en pandemia y a larga distancia -Dun hoy vive en un estado y Joseph en otro-, el sucesor del oscuro Trench sorprende con una colección de canciones efervescentes, radiales y luminosas pensadas como antídoto para el encierro, que en ciertos pasajes recuerdan a Toto, Electric Light Orchestra y el funk de los 70. Según han contado, con este LP por primera vez sus padres y suegros entendieron algo de la música que hacen.
“Conversamos sobre este tema mientras trabajábamos en Scaled and icy, de la idea de hacer algo más luminoso que Trench. Y creo que ambos estuvimos de acuerdo en que era importante en ese momento hacer algo así, por las cosas que estaban pasando mientras lo creábamos. Esa idea se fue expandiendo a medida que avanzaba el 2020, porque al comienzo nadie sabía cómo esto iba a afectar a nuestro mundo, pensamos que esta pandemia podía durar un par de meses. Pero sí, creo que hubo una intencionalidad de buscar algo parecido a una antítesis de este sentimiento sombrío en el mundo”, cuenta el músico.
“El disco aborda temas que hemos explorado antes pero la sensación que te deja cuando lo escuchas, esperamos, es que te lleve a un lugar un poco más feliz de lo que fue el 2020”, agrega sobre el álbum, su pop de alto vuelo y sus once potenciales singles -que confirman la versatilidad compositiva de Joseph-, partiendo con la entusiasta y edificante Good day (buen día). Todo un manifiesto por parte del dúo para estos días grises.
Pensando en la popularidad que ha alcanzado el grupo, que de alguna manera se han vuelto referentes para toda una generación, ¿darle este tono más esperanzador y optimista al disco fue algo que se plantearon desde el comienzo como una responsabilidad con el público o fue algo que surgió espontáneamente?
Creo que un poco de ambas. Tyler y yo, como músicos, siempre estamos intentando evolucionar, crecer y aprender más cosas, agregar elementos diferentes a lo que hacemos. Creo que efectivamente cada disco marca un quiebre con el anterior y al mismo tiempo siempre tratamos de mantener la integridad de lo que somos como banda, el sonido que siempre hemos tenido. Porque hemos visto cómo cambian nuestros grupos preferidos, cómo sacan discos que son completamente distintos a lo que han hecho antes, y como fan puede ser difícil acostumbrarse. Pero entendiendo eso, nuestra idea es siempre probar estilos y sonidos diferentes, es algo que siempre hemos hecho y que continuaremos haciendo. A nosotros nos encantan también nuestros primeros discos, puede que otros artistas no estén satisfechos con sus discos antiguos o que ya no se sientan identificados con quienes eran cuando escribieron esas canciones, pero nosotros sí, amo nuestro primer disco, me encanta lo que creamos y creo que eso es algo importante al momento de seguir adelante y componer nuevos temas. Creo que así también puedes aceptar ciertas cosas de ti mismo que surgen cuando eres compositor y que te permiten seguir adelante.
Hasta hace no mucho la música de alcance masivo parecía estrictamente dividida en casillas como pop, rock, hip hop, pero en el caso de ustedes esas categorías se vuelven difusas, intrascendentes incluso.
Sí, y recuerdo el momento en que eso cambió, cuando esta especie de muros entre los géneros se volvieron menos pronunciados. Incluso cuando cuando estaba en el colegio tenía amigos que solo escuchaban rock, otros que solo escuchaban pop, o hip hop, y recuerdo que a mí me gustaba todo. No me importaba que fuera punk, rap, rock o ska. Recuerdo que hubo un momento en que era duro esto de ser clasificado por la música que escuchabas, pero Tyler era igual que yo y cuando nos conocimos ese rasgo claramente nos unió, queríamos crear música que pudiera abarcar todas esas cosas. Estamos constantemente inspirados por cosas diferentes y seguro hay cosas que nos gustaban cuando éramos chicos que todavía no plasmamos en nuestra música.
La felicidad de Twenty One Pilots no mengua frente a una pandemia que los encontró en su mejor momento y como protagonistas de algunos de los principales festivales del mundo. Si en 2016 debutaron en Chile como promesa en Lollapalooza, tres años después volvieron como plato fuerte al Parque O’Higgins.
“La pandemia ha sido algo horrible para todo el mundo. Con Tyler hemos hablado de esto y cuando analizamos cuándo empezó, en qué momento de nuestra carrera y nuestras vidas nos encontró, claro, no fue el mejor, pero tampoco fue especialmente malo. Cuando todo esto empezó ya teníamos varios hitos importantes completados, por así decirlo, ya habíamos sacado el disco anterior y aunque perdimos algunos shows no teníamos una gira completa o un álbum que seguir mostrando por mucho más tiempo”, cuenta el baterista.
“Además, Tyler tuvo un hijo, yo me casé, así que en cierta forma esto ha sido como una luna de miel de un año y medio. Yo nunca pediría que hubiese otra pandemia, pero si tuviera que elegir un momento para que ocurriera probablemente sería el mismo en que sucedió. Afortunadamente hemos podido estar bien y sanos durante todo este proceso, entiendo y respeto el hecho que mucha gente se ha enfermado grave, mucha gente ha muerto o ha perdido a seres queridos, pero ahora se percibe una sensación como que ya pasamos al otro lado, los shows están volviendo y estamos entusiasmados con la idea de poder volver a tocar en vivo, ojalá en el futuro inmediato”, agrega el optimista Dun.