Las voces de la disidencia sexual y del conservadurismo se alternan en los primeros instantes de Gay USA (1977, en la plataforma Mubi), uno de los documentales más valiosos de temática LGBTQ que se puede encontrar en el streaming. Luego el filme de Arthur J. Bressan Jr., situado en el Día del Orgullo Gay en junio de 1977 en distintas ciudades de Estados Unidos, prioriza el registro de las experiencias de los manifestantes que colman las calles de las principales urbes del país ocho años después de los disturbios de Stonewall en Nueva York.
Cuidadosamente restaurada hace un par de años, la cinta es recordada por lo vibrante de su retrato –previo a la aparición del Sida– y como uno de los títulos clave de una década que vio nacer hitos quizás hasta más memorables, como The Rocky Horror Picture Show (1975), de Jim Sharman, y Pink flamingos (1972), de John Waters (director que repasa su obra en el documental This filthy world, en Centroartealameda.tv),
Si bien hoy ninguno es de fácil acceso en plataformas, son largometrajes a los que se alude en el documental Disclosure (Netflix), del cineasta queer Sam Feder, quien estudia la historia de la representación de las personas trans en las películas, desde los orígenes del cine hasta Tangerine (2015, Centroartealameda.tv), Una mujer fantástica (2017, Amazon Prime Video/Ondamedia) y las series Orange is the new black (Netflix) y Euphoria (HBO GO, HBO Max a partir del martes). En un plano más íntimo, el documental Transhood (2020, HBO GO) es particularmente pedagógico al abarcar el proceso de transición de cuatro niños de Kansas City durante cinco años, con las dudas de sus padres y los aún latentes prejuicios del mundo de fondo.
La primera representación de la homosexualidad en una película se remonta a 1894, cuando el corto The Dickson experimental sound film, de 17 segundos, capturó el baile entre dos hombres. Pero desde esa época hasta los 70 es reducida la lista de filmes que incorporaron la homosexualidad o la diversidad sexual en sus historias, más si se acota a tratamientos que no sean ofensivos o burlescos. Tarde de perros (1975, Apple TV), de Sidney Lumet, que tal vez a primera vista podría considerarse un avance para la inclusión LGBTQ, es en general criticada por las personas de la comunidad por cómo retrata a la amante transexual del protagonista que encarna Al Pacino.
Eliminado el código Hays, que rigió en Hollywood entre 1934 y 1968 limitando la aparición de temáticas ligadas a la disidencia sexual, los 80 marcaron una época de títulos queer de peso, como The hunger (1983, Apple TV), con David Bowie, Catherine Deneuve y Susan Sarandon, o Parting glances (1986), protagonizada por Steve Buscemi y considerada la primera cinta en abordar el Sida, antes incluso de que Filadelfia (Cinépolis Klic) llevara el tema al cine mainstream en el amanecer de los 90.
En las últimas tres décadas se ha ensanchado el camino para la ficción y el documental que aborda las historias cercanas a la diversidad sexual. Un momento consagrado en 2017 cuando Moonlight (HBO GO) se convirtió en el primer filme LGBTQ en ganar el Oscar a Mejor película, el hito que 11 años antes se le negó a Secreto en la montaña (2005, Netflix/HBO GO), de Ang Lee.
El cine hispanohablante ligado a ese tipo de historias goza de estupenda salud, con aportes que van desde XXY (2007, Netflix) y las chilenas Naomi Campbel (2013) y Joven y alocada (2012, Netflix), hasta la obra de Pedro Almodóvar (17 de sus 21 largos están en Apple TV). Aunque en volumen quizás nada se compara con las series, que han multiplicado el talento queer mediante producciones como Transparent (Amazon Prime Video), Pose (dos primeros ciclos en Netflix), Feel good (Netflix) y It’s a sin (HBO Max).