A veces una nominación a los Oscar sella el despegue de una carrera promisoria. Cuando se trata de algunos históricos, como Meryl Streep o Denzel Washington, es apenas añadir un número a una cifra total ya muy abultada. En años recientes, quizás fruto de los cambios de la Academia, también ha servido para reconocer a talentos internacionales con arrastre mundial y en Hollywood, como Isabelle Huppert y Antonio Banderas.
El caso de Scarlett Johansson (36) es más atípico. Ante los focos de la industria desde que era niña, conoció la fama mundial con 18 años gracias a Sofia Coppola y la inolvidable Perdidos en Tokio (2003), acumuló prestigio de la mano de sus filmes con Woody Allen, conquistó con su actuación de voz en Her (2013) y encarnó a un alien en una de las mejores películas de los 2010 (Under the skin). Pero recién a inicios del año pasado logró su primera candidatura a los Oscar. Si bien no ganó, al menos se quedó con la hazaña de convertirse en una de las pocas intérpretes en lograr dos nominaciones en la misma edición de la ceremonia, por Historia de un matrimonio y Jojo rabbit.
El siguiente paso de un 2020 que prometía ser redondo y memorable para la actriz neoyorquina era el estreno de Black Widow, su aventura final en las películas de Marvel después de una década compartiendo con Iron Man y el Capitán América en la saga de superproducciones más millonaria de este siglo. Venía una gira por el mundo que con seguridad incluiría más de alguna alfombra roja y la correspondiente promoción desde donde se realizaran las premieres, todo bajo la promesa de que después de este lanzamiento quedaba libre para hacer lo que quisiera con su carrera.
Pero como la pandemia gatilló que nada saliera según lo planeado, Johansson está conectada a una videollamada un día de junio de este año. Flanqueada por un fondo blanco, bien iluminada y lista como si fuera a recibir prensa en el lugar donde está, protagoniza una de esas jornadas a las que las estrellas se han debido habituar en el último año y medio. El Zoom ha definido la estética audiovisual de los tiempos del Covid, detonando el surgimiento de proyectos de ficción con tramas bajo ese formato, pero sobre todo ha obligado a actores y realizadores a ponerse detrás de un computador a responder preguntas de los medios del orbe.
Sonriente y de excelente ánimo como si estuviera recién empezando en la dinámica –aunque los días anteriores y posteriores le toque pasar por lo mismo–, Johansson da luces sobre cómo ha sido parte de su encierro. “(La idea) la desarrollamos durante este tiempo de cuarentena, lo que fue como una guía total para mí. Fue algo en lo que podía pensar mucho, soñar y concentrarme. Me salvó de mi propia meditación”, explica en diálogo con Culto sobre uno de los proyectos que tiene en agenda, la película Bride, inspirada en la figura de la Novia de Frankenstein. Anunciada en octubre pasado, la cinta la une con el chileno Sebastián Lelio y será una de las primeras películas que filme después de colgar el traje de superheroína.
Su debut colaborando junto al director de Una mujer fantástica (2017) le entusiasma, por lo que dice y por lo notoriamente expresiva que se pone al referirse al tema, pero por estos días sigue en modo Natasha Romanoff, el rol que le dio vitrina mundial y la terminó de convertir en una figura reconocible por todas las generaciones.
Black Widow, que se estrena el viernes 9 de julio (cancelando un monto adicional en la plataforma Disney+; en cines a futuro, cuando se concrete una reapertura), la lleva a una época anterior a su fatal desenlace en Avengers: Endgame (2019). Es la fórmula que encontraron en Marvel para darle su primer filme en solitario al personaje, después de que cada uno de sus principales héroes ya acumulara hasta tres cintas por su cuenta.
Bajo la dirección de la realizadora australiana Cate Shortland, se revelan los orígenes de Romanoff y se bosqueja a su familia, interpretados por Florence Pugh, Rachel Weisz y David Harbour. Una camada de actores que llega al universo de Marvel, mientras la actriz de El prestigio da un paso al costado.
-Se está despidiendo de esta franquicia y, al mismo tiempo, Florence Pugh está siendo bienvenida. ¿Cómo cree que esa idea definió la historia y la forma en que colaboraron en el set?
Sabes, es gracioso, realmente no pienso tanto en eso. Obviamente, eso es lo que la audiencia está experimentando, pero el personaje no está experimentando eso. Ellas están en la mitad de sus vidas (se ríe). Por supuesto que fui sentimental con algunas cosas. Heidi Moneymaker es mi doble de acción, pero de verdad también ha sido mi compañera durante la última década en estos proyectos. Recuerdo la última secuencia que ella hizo, fue un gran, gran momento para las dos, solo nos paramos y pensamos, “guau, lo que hemos hecho”. Tienes algunos momentos clave durante la filmación que se sintieron como, “okey, esta es la culminación de algo”. Pero con Florence nunca se sintió así. Fue tan refrescante trabajar con ella todo el tiempo, me sentí muy presente en el trabajo que estábamos haciendo, y no se sentía como si los personajes se estuvieran entregando algo, porque ella (Pugh) está en su propio viaje como Yelena. Nunca me sentí como si le estuviera pasando alguna cosa. Creo que ella tiene su propio impacto, separado del mío y de Natasha.
En una conferencia virtual –el otro formato al que se han tenido que acostumbrar los actores en pandemia– a la que accedió este medio, Johansson bromeará sobre cómo podría ensombrecerla la recién llegada. “Pasé 10 años construyendo esta pose icónica con tanto peso, y ella simplemente en un segundo lo arrancó, lo tomó y lo rompió, lo trituró y lo pisoteó”.
Fuera de las risas, se concentrará para decir que “amo a nuestra familia Marvel y sé lo especial que es, y lo especial que es la experiencia de hacer estas películas. Así que estoy emocionada de que entren otros actores”.
Define ser parte de la franquicia como “un lugar muy único, cálido y acogedor”, pero es evidente que su compromiso con la saga de superhéroes también la ha privado de desarrollar otro tipo de proyectos. Junto a Robert Downey Jr. y Chris Evans, Johansson ahora conforma una suerte de clan que puede sacarle provecho al enorme éxito de las películas de Marvel para darle nuevos bríos a sus trayectorias.
Reimaginando a la Novia
En el cuarto de siglo que completa de carrera, Scarlett Johansson ha trabajado con lo más selecto del mundo del cine norteamericano, incluidos los hermanos Coen, Robert Redford, Wes Anderson y Christopher Nolan. La lógica indicaría que es ella quien suele recibir ofertas y acepta lo que le parece más conveniente, ya sea un traspié como La vigilante del futuro: Ghost in the shell (2016) o un éxito que le aporta prestigio, como Historia de un matrimonio.
Pero Hollywood en principio parece estar abandonando las normas clásicas y sus estrellas también persiguen sus propios papeles que les otorguen la satisfacción que no encuentran en el medio sin moverse de su escritorio. El caso más emblemático es Reese Witherspoon, quien se ha revitalizado a costa de su rol como productora y actriz en diversos proyectos bajo el alero de su compañía, Hello Sunshine.
Johansson debuta como productora de un largometraje de ficción en Black Widow y repetirá esa labor en la película que reinterpretará la historia de la Novia de Frankenstein, que será realizada junto a Apple y la prestigiosa A24. Una idea que la ha perseguido en pandemia y en la que ha colaborado codo a codo con Sebastián Lelio, su director en esta aventura que, confiesa entre broma y broma, no sabe cómo resultará.
-¿Cómo se prepara para rodar Bride, que será uno de sus primeros proyectos después de Black Widow?
Estoy entre los fanáticos del trabajo de Sebastián, admiro su trabajo desde hace mucho tiempo. Y hace varios años pensaba, “tengo que conocer a esta persona (se ríe ), hablar con él”. Y así nos conocimos, solo nos conocimos. Cuando una vez él estaba en Nueva York, nos tomamos unos tragos y charlamos sobre nuestras vidas y en lo que estábamos interesados. Tenía curiosidad por saber si había algo que él estuviera buscando. Me acerqué a él un par de veces diferentes para ver algunas ideas, y luego tuve esta idea loca de hacer esta reinvención de la historia de la Novia, la historia del origen, supongo, una especie de nueva versión de ella.
Parte de lo llamativo es que dos de sus compañeras en Black Widow también tienen un vínculo con el cineasta chileno. Rachel Weisz fue quien lo contactó para que dirigiera el drama lésbico y ambientado en una comunidad de judíos, Desobediencia (2017), mientras que Florence Pugh rodará una cinta con Lelio en los próximos meses. Lleva por título The wonder y es sobre una enfermera que en el siglo XIX arriba a un pueblo irlandés para tratar a una niña que no ha comido en meses.
“Es una loca coincidencia. De hecho, ni siquiera he hablado con Florence sobre eso. No creo que ellos empiecen a filmar hasta julio tal vez, así que tendré curiosidad por saber cuál es su experiencia”, señala Johansson.
Luego, si el mundo no se pone de nuevo de cabeza, debiera venir el rodaje de Bride. “Estoy muy emocionada por eso. Creo que va a ser muy interesante”, dice entre risas. “¿Quién sabe? Veremos... O un desastre”.