Todo ejercicio de comparación entre la vida pre pandemia y con Covid suele estar marcado por las distorsiones. Pero entre fines de marzo y comienzo de abril, el arribo a las salas de cine del mundo de Godzilla vs. Kong se sintió como un estreno de los de antes. Tras meses de pesimismo y lanzamientos tibios, fue el título que arrastró en masa a los espectadores en Estados Unidos, Europa y México, ansiosos por ver el enfrentamiento de dos titanes en pantalla grande.
Con US$ 444 millones en recaudación mundial, la superproducción es la segunda menos exitosa de su franquicia (supera a Godzilla II: El rey de los monstruos y queda por debajo de Kong: La Isla Calavera y la Godzilla de 2014), pero le alcanza para ser la película estadounidense con mejores cifras de 2021, a la espera de que Rápidos y furiosos 9 acreciente sus números con su debut en Estados Unidos.
Luego de tres meses de espera, Godzilla vs. Kong por fin se puede ver a partir de hoy en cines de Chile. Aunque para ser rigurosos, su estreno se limita a algunas salas que están operando en Punta Arenas y Puerto Natales, que hoy lucen como el último bastión de resistencia de una industria fuertemente golpeada y que exige, según una declaración de los distribuidores, se replanteen las medidas de la autoridad en torno al sector.
Si antes el circuito local estaba habituado a romper récords año a año (29 millones de asistentes en 2019), desde marzo de 2020 prácticamente no ha podido funcionar, sujeto a los avances de las comunas a fase 2 (máximo 10 personas y sin venta de alimentos), fase 3 (entre 75 y 50 espectadores, dependiendo de la venta de comida) y fase 4 (entre 150 y 100).
El debut nacional de Godzilla vs. Kong también rompe con un paradigma: la capital ya no marca la pauta de los estrenos. El extenso tiempo en que los cines han pasado cerrados ha llevado a que los distribuidores locales flexibilicen una tradición que ha aplicado en el sector durante décadas.
“El problema es que, si Santiago no baila, las provincias no bailan. La vez anterior que abrimos, durante cuatro o cinco semanas, casi no habían películas. Contamos con cerca de cuatro que ya había exhibido Santiago cuando estuvo abierto”, resume Ricardo Mattioni, el dueño del Cine Sala Estrella, que cuenta con complejos en Punta Arenas y Puerto Natales
Si previamente pudo tener funciones de Tenet, que ya llevaba meses para arriendo en plataformas digitales, ahora, por las gestiones realizadas junto a los distribuidores de las películas de Warner Bros. y Disney, sus cines exhiben desde hoy Godzilla vs. Kong y desde el próximo viernes 9 Black Widow. El único otro complejo que suma a su cartelera esas películas es Cine Star de Punta Arenas, que desde hace tres años opera en la ciudad. Esa cadena también tiene presencia en Illapel, Los Andes y, por último, Curicó, que apunta a una reapertura en los próximos días.
En Puerto Natales (que a partir del lunes podrá acoger más espectadores, porque pasa a fase 3) Mattioni maneja dos salas para 126 personas cada una, mientras que en Punta Arenas Sala Estrella también cuenta con dos: una de 126 butacas y otra de 50. Con el aforo reducido y cierta aprensión del público a volver a los cines, calcula que diariamente llega cerca del 15% de los espectadores que recibía antes de la pandemia. El fin de semana pasado, dice, las funciones de Cruella (otro inédita en el resto del país) estuvieron cerca de completar el aforo permitido.
El empresario es heredero de una larga tradición de cines en el sur del país, nieto de Romeo Mattioni, quien fue pionero en la exhibición cinematográfica en Magallanes a comienzos del siglo XX. “No quiero cortar esa tradición de la familia”, asegura.
El funcionamiento en tiempos del Covid no es simple. Además del gasto en los cumplimientos de los protocolos exigidos por el Minsal, no todas las películas han rendido como esperaba. Mujer Maravilla 1984, que debutó en diciembre en Estados Unidos y no se ha estrenado en las grandes cadenas chilenas, congregó pocos espectadores y optó por sacarla de cartelera.
“Ese es el problema de esta industria, es difícil mantenerla. Si no tienes películas, tampoco te llega gente, porque van a ver las que le llaman la atención, que son cinco o seis al año”, concluye.