Esta mañana se confirmó el fallecimiento del poeta nacional Omar Lara, tenía 80 años.
Oriundo de Nueva Imperial, Lara fue un nombre importante en las letras nacionales, pues a comienzos de la década de los 60 fue uno de los fundadores y promotores de la revista literaria Trilce (nombre en homenaje al poeta peruano César Vallejo), originada al alero de la Universidad Austral, en Valdivia.
Esto, en una época donde la literatura se hacía y se difundía mucho a través de grupos y revistas (otras fueron la Tribu No, Arúspice, Grupo América, entre otras).
Con Trilce, de hecho, publicó antologías de diversos autores de su generación. “Trilce nació solamente para jugar un poco y no aburrirnos en el invierno valdiviano. Pero vino la revista, vinieron los encuentros, vinieron las publicaciones individuales y colectivas. Sólo vinieron, como el aire o la lluvia”, contó en 2004, en una entrevista con la revista literaria El Ermitaño.
“Fue un espacio desde el cual pudimos difundir nuestro trabajo -agregó en la misma entrevista-. Fue un lugar de diálogo entre nosotros mismos, los de Trilce, y desde ahí con los demás poetas del país y de otras latitudes, fundamentalmente argentinos y peruanos, en el conocimiento directo y personal y -a través de la revista- con escritores del continente y del mundo”.
Tras el golpe de estado del 11 de septiembre de 1973, Lara estuvo preso, y posteriormente partió al exilio: primero a Lima, luego un periplo por Europa, que lo dejó instalado en Rumania. Allí se graduó en Filología en la Facultad de Lenguas Romances y Clásicas de la Universidad de Bucarest.
Ya en los 80, Lara se instaló en Madrid, ahí refundó la revista Trilce y creó la editorial Ediciones LAR (Literatura Americana Reunida), la que siguió funcionando en Concepción, la ciudad donde finalmente residió a su vuelta al país. Trilce, hasta hoy, sigue funcionando -en su llamada “Tercera época”- vía digital.
Entre sus obras como poeta publicó: Argumento del día (1964), Los Enemigos (1967), Serpientes (1974), El viajero imperfecto (1979), Fugar con juego (1984), Jugada Maestra (1998), Voces de Portocaliu (2003).
El crítico literario Fernando Alegría definió su poesía de esta manera: “Omar Lara llegó a la poesía chilena a poner puntos sobre las ies, a poner los puentes bajo los ríos, los crepúsculos a la vera de los caminos de tierra, a poner la lluvia en la madera y en los papeles sueltos en el aire, los requiebros de los amantes en la extrañeza de la vida, llegó a señalar los límites de la Frontera no a gritos, como se hacía antes, sino con voces que no siempre son palabras, mas bien dicho, con silencios entre las frases y largas cascadas de color blanco estirando sin fin la extensión de sus breves poemas”.
En su trayectoria, recibió importantes premios: el de la Casa de las Américas de Cuba (1975), el Premio Internacional Fernando Rielo (1983) por sus trabajos de traducción; la Medalla Mihai Eminescu en Rumania (2001), la Medalla presidencial Centenario de Pablo Neruda (2004) y el año 2007, el VII Premio Casa de América, de España por su libro: Papeles de Harek Ayun.