¿Qué es El perseguidor sino una novela breve? Por más que Julio Cortázar la haya incluido en ese descollante volumen de relatos titulado Las armas secretas (1959), por extensión y por técnica, es mucho más que solo un cuento largo. Un académico tradicional diría que se trata de una nouvelle, a medio camino entre el cuento y una novela. Pero las categorías siempre son lugares de discusión.
Como sea, es en esa cancha donde le gusta jugar al periodista, editor y escritor Cristóbal Gaete (38). La mayoría de sus novelas cortas acaban de aparecer compiladas en el volumen Apuntes al margen, recién aparecido en librerías vía Emecé. El libro incluye los textos que le han dado un nombre como uno de los nuevos autores a tener en cuenta en la narrativa nacional, como Valpore o Motel Ciudad Negra (por el que obtuvo el Premio Municipal de Literatura de Santiago, en 2015).
Gaete está consciente plenamente de su elección narrativa. “En esa categoría sí me siento cómodo, porque la novela y el cuento tienen exigencias técnicas que esta categoría ambigua a la que refiero vuelve difusas -explica a Culto-. Las novelitas dan mucha libertad, me permiten darle la forma del territorio a los libritos, eso me importa más que el género literario”.
No está todo. Fuera de la selección quedó un libro que se llama Crítico (Garceta, 2016) donde se combina la ficción y no ficción.
¿Cómo nació la idea de este libro junto a Emecé?
Hace algunos años, Emecé está rescatando y ordenando obras de autores provincianos, parte del colectivo Pueblos Abandonados, que no habían publicado con una editorial grande. Primero Cristian Geisse, después Óscar Barrientos, ahora es mi turno. Vivir lejos del centro te hace tener libros que se pierden. Esto lo soluciona durante un tiempo este tipo de ediciones compilatorias. Cada uno de estos libros lleva material inédito también. En mi caso dos textos: Hotel Prat y Barrio.
El libro incluye textos que publicaste hace años, como Valpore, Paltarrealismo u Motel Ciudad Negra. ¿Cómo fue reencontrarte con estos textos para esta edición?
Fue farragoso, me resultan bastante ajenos ya a esta altura, considerando el paso del tiempo y mi forma de escribir, que trata siempre de devorar a la anterior. Soporté apenas las escenas que repetí tratando de mejorarlas, pensando en su origen que cada novelita siempre iba a ser leída de forma autónoma y que las anteriores desaparecerían. Me di cuenta que la escritura conserva un ideal, en tanto permite seguir indagando en la búsqueda inagotable de formas, por más que el mundo narrativo sea el mismo.
Una estrella oscura
Fue Pablo Neruda quien en su Oda a Valparaíso verseó: “Estrella oscura eres de lejos, en la altura de la costa”. Y es esa estrella oscura el escenario de los relatos de Gaete. Tan oscura que no mira la ciudad desde el turista de la Plaza de la Victoria o la hermosura del Paseo Atkinson. Lo suyo es mostrar “la otra” ciudad. La menos vistosa, la más incómoda a los ojos de quienes buscan lo confortable.
En los relatos hay marginalidad, miseria, precariedad y bastante crudeza. ¿Por qué te interesa ese universo?
Es la realidad de la ciudad. No sé de qué otra forma podría haberla contado sin esas palabras que ocupas en la pregunta.
Nacido en Viña del Mar, pero criado en la comuna de La Cruz, parece natural que Gaete haya escogido la ciudad puerto como el escenario de sus relatos, “porque mi papá de chico me llevaba al Mercado Cardonal de Valparaíso, desde ahí conocí la ciudad”. Pero hay algo más que solo un dato biográfico. “La literatura entró en mí por su carácter vitalista, y Valparaíso es un lugar vivo, que hace convivir épocas en sus calles y edificios, también gente muy distinta en sus noches largas, entonces es efectivamente atractivo para escribir y vivir en él”, asegura Gaete.
“Otro factor es que a los 20 años comencé a darme cuenta lentamente que el lugar que pisaba había sido escrito por gente bacán, como María Graham, Carlos Pezoa Véliz o Joaquín Edwards Bello. En sus páginas puedo volver atrás -agrega-. Me parece un noble desafío tratar de hacerme cargo de la época que me corresponde vivir y honrar la tradición de prosa del puerto”.
¿Por qué el título Apuntes al margen?
El título lo encontró el editor, Juan Manuel Silva. Yo tenía algún otro que no le pareció. Apuntes al margen me parece un justo título. Es una obra que se escribe al margen de la sobrevivencia, en los tiempos que deja el trabajo y la crianza, que nunca será central en la literatura chilena y que más encima recorre vidas y escenarios marginales y tiene una forma narrativa marginal, ya que no se adecúa a las obligaciones de los géneros literarios.
¿Cómo escribir sobre la marginalidad y la precarización de una ciudad sin caer en los clichés?
Para mí el cliché es un escritor contándote sus cosas o las novelas de amor. No creo que exista cliché donde existe otredad, ni que tampoco la marginalidad o la precarización estén muy representadas en la literatura chilena hoy como para haberse repetido tanto y ser un cliché. Para evitar solo la denuncia en Valpore ficcioné un lugar donde depositar la paranoia social, ocupé la hipérbole, llegué a abrir los ojos a los lectores en el exceso. Pero ya utilizada esa estrategia, en otro librito como Barrio solo documento. Entre ambas representaciones, más que respuestas, tengo preguntas: ¿de verdad me excedí tanto en Valpore? ¿Cuánta diferencia hay entre la realidad y la ficción?
En general, ¿cómo son tus procesos de escritura? ¿Hay archivo, lecturas, o es simplemente salir a la calle?
Es una mezcla de los elementos que mencionas. Tengo un buen archivo de libros de Valparaíso y de Latinoamérica. Las cosas que veo en la calle se sintetizan con la influencia de aquellas lecturas. Sobre todo debo esperar a que sedimente en mí un tono diferente a los anteriores para mantenerme concentrado algunas decenas de páginas y listo: nace otro librito cada 4 años.
Cuando uno te lee, es imposible no pensar en el concepto “realismo sucio”, de autores como Bukowski o Carver, ¿te sientes cercano a esa idea?
No. Pero entiendo la asociación, porque en mi literatura los temas podrían ser reducidos a mostrar la contracara de Valparaíso. Pero la literatura es más que temas y en formas me siento más cercano a otros y otras escritoras latinoamericanas.
Eres periodista y editor, ¿cuánto de esas ocupaciones se coló en tus relatos?
Quizá en Hotel Prat, que abre Apuntes al margen, al ser la última novelita que escribí, está influenciada por mi trabajo actual, al tratar de escribir de forma más clara y abierta y ensamblarla con investigación, testimonios y entrevistas.
¿Algún proyecto venidero en el que te encuentres trabajando?
Esta pregunta es una trampa, donde los escritores hablan de libros que no podrán terminar, a menos que sean ingenieros de la literatura.