La idea de hacer una película sobre Ana Frank no estaba entre los planes iniciales del director Ari Folman. Conocido por su trabajo en Waltz with Bashir (2008), su celebrado acercamiento animado a la guerra del Líbano que ganó el Globo de Oro, el cineasta israelí fue contactado por la Fundación Ana Frank hace ocho años, con el fin de conocer su interés en realizar un largometraje de animación a partir de los diarios de la joven alemana.
El realizador concluyó rápidamente que no tenía nada nuevo que decir sobre esa historia y descartó la propuesta. “Pensé que existían demasiadas adaptaciones y ella era demasiado icónica”, recordó hace unas semanas en entrevista con The Hollywood Reporter.
Sólo reconsideró la idea tras volver a leer el diario por primera vez desde su adolescencia y luego de tener una crucial conversación con su nonagenaria madre, una sobreviviente del Holocausto que –según Foldman se enteraría después– fue llevada a Auschwitz la misma semana que la familia Frank.
Where is Anne Frank?, su filme exhibido entre elogios en el último Festival de Cannes (donde se mostró fuera de competencia), es el resultado de esas dudas y reflexiones en torno a cómo podría tener sentido realizar en 2021 una cinta sobre la adolescente y los escritos a los que dio forma mientras se ocultaba de la ocupación nazi en Ámsterdam.
Precisamente, la película comienza en la capital de Países Bajos pero en la actualidad, describiendo cómo el antiguo refugio de la joven y su familia se ha convertido en un lugar en torno al que los turistas se agolpan y su nombre adorna edificios y teatros. Esa misma situación también le permite al filme trazar un paralelo con la crisis de refugiados en Europa, a través de la inclusión de una familia que queda sin hogar a causa de las inclemencias climáticas de la ciudad y la indiferencia de su entorno.
La gran vuelta de tuerca de la historia es que el personaje principal es Kitty, la chica ficticia a la que Ana Frank se dirigía en cada uno de sus escritos entre 1942 y 1944 –reeditados recientemente en español y en dos versiones por la editorial argentina Eudeba– y a quien se ocupó de describir en detalle en el papel. Es ella quien viaja temporalmente entre el presente y los años 40, luego de enterarse que su creadora y su hermana Margot han muerto. Desde ahí se conecta con los refugiados e indaga en cómo se percibe a Frank en el mundo actual, al tiempo que la cinta perfila a la joven autora del diario como una persona de carne y hueso que vive bajo la amenaza nazi (aquí presentados como figuras alargadas y enmascaradas, sin atisbo de humanidad).
Bajo la óptica de Ari Folman, el reto era desafiar la estatura de ícono que el personaje ha alcanzado con el paso de los años. “Ana Frank era una persona real y tendemos a olvidarlo. Y cuando lees no solo el diario, sino también sus cuentos o ensayos, ves que era una adolescente, era muy lista e inteligente, pero también era un poco mala y malvada a veces, y divertida”, dijo a Deadline. “Ella era mucho más que un ícono”, afirmó.
Ante todo, el propósito del director era llevar a su protagonista a las nuevas generaciones y vincularla con las amenazas del mundo moderno. “Si la gente ve Where is Anne Frank? y ocho de ellos buscan en Google ‘refugiados y Mali’, habré hecho mi trabajo. Esto es lo mejor que puedo hacer”, indicó el cineasta al portal Forward.
IndieWire la llamó “una epifanía narrativa que replantea el pasado e interroga nuestro presente”, mientras que para el crítico de cine de The Guardian, Peter Bradshaw, se trata de una “película animada ferviente, sincera y visualmente maravillosa”. “El punto de Kitty, y por extensión el punto de Folman, es que al fetichizar a Ana Frank, el mundo moderno está perdiendo contacto con sus sentimientos reales: que debemos ser amables y compasivos el uno con el otro”, sostuvo.
Hasta ahora, el filme no cuenta con fecha de estreno en Latinoamérica.