Latin Bitman y el auge pandémico de la música para meditar
El músico y productor presenta este viernes su proyecto Infinity, el primero de cuatro discos con extensas piezas vinculadas a la meditación y al mindfulness. Parte de una tendencia que se ha disparado en el último tiempo en plataformas y que han explorado figuras como Moby, Arcade Fire y Alicia Keys. "Esta música realmente salió de mi alma, no de una necesidad de sonar en la radio ni de colaborar con alguien", cuenta el artista.
Las mediciones y balances de algunas plataformas de música digital indican que durante el último año, sobre todo desde el inicio de la pandemia, se han disparado en todo el mundo las reproducciones de canciones para relajarse, despejar la mente o conciliar el sueño. El colombiano J Balvin y la cantautora estadounidense Alicia Keys, por ejemplo, se asociaron recientemente al gurú indio Deepak Chopra para crear una serie programas de meditación online; Moby estrenó su propio sello en el que publica sus discos de música ambient con fines calmantes mientras que los canadienses Arcade Fire lanzaron en abril su último single, instrumental y de 45 minutos de duración, en exclusiva a través de Headspace, una aplicación para meditar.
La música como herramienta de bienestar también ha permeado el catálogo de servicios como Spotify, que hoy luce una amplísima oferta de playlists -con sonidos de lluvia hasta cuencos tibetanos- creadas para combatir el estrés, estudiar, trabajar en la casa o producir experiencias sensoriales relajantes -lo que se conoce como ASMR-, e incluso canciones para tranquilizar a las mascotas. Además se pueden encontrar podcasts a cargo de neurocientíficos que entregan consejos para manejar el miedo y la ansiedad y hasta un programa de ciencias que crea “la canción de cuna perfecta”.
Según estudios de la misma plataforma, un 87% de sus usuarios ha declarado que usa audio para ayudar a desconectarse o relajarse. Pero al mismo tiempo, la firma ha visto un aumento del 26% en las listas de reproducción con fines de “concentración” generadas por los propios usuarios en el último año. Ya sea para alejar el cerebro de las tensiones cotidianas o para activarlo, pareciera existir una lista de música que ayuda a alcanzar el estado mental que cada uno busque.
El más reciente ejemplo de una tendencia al alza viene ahora desde Chile. Este viernes, el siempre inquieto músico y productor Latin Bitman lanzará la primera entrega de Infinity, un trabajo que él mismo define como su proyecto más personal y que incluye la publicación de cuatro discos de diez canciones para meditar -cada una de diez minutos de duración- ligadas a la corriente mindfulness.
“Empecé a practicar meditación hace como dos años, sin estudiar, sin ser ningún iluminado. No he estado metido en el tema de manera profesional, soy amateur. Empecé a hacerlo por mi cuenta, por una necesidad biológica, y me di cuenta que para dominar el asunto la música ayuda mucho a encauzar el estado mental óptimo para poder programar una meditación”, explica José Antonio Bravo -su nombre real-, quien en el proceso notó que las canciones de las listas que usaba para meditar eran muy breves.
“Entonces me propuse empezar a hacer música y entender cómo estaba construida la música para la meditación, empecé a hacer puras canciones de 10 minutos y me gustó demasiado, porque empezó a fortalecer mi relación con la meditación. Empecé a generar una cosa súper personal y artística que nunca estuvo en mis planes, y fue una experiencia increíble”, relata.
De ese trabajo surgieron 40 piezas repartidas en cuatro discos cuya primera parte (Breath) se libera este viernes 6, a través del sello Nacional Records. Los lanzamientos estarán acompañados de videos para cada canción y el proyecto se completa con el estreno de una plataforma -también llamada Infinity- donde otros artistas podrán subir sus propuestas musicales para meditación.
“Son 400 minutos, es algo bastante épico. De toda la música que he hecho creo que esto es lo que más contiene porciones de mi alma. Esta música realmente salió de ahí, no salió de una necesidad de sonar en la radio, de colaborar con alguien o de tocar en algún lugar ni salir de gira. Es una herramienta de expresión que realmente proviene de mi interior y es de las pocas cosas que realmente me trae paz”, comenta.
La apuesta del productor ariqueño, si bien es parte de un fenómeno global acelerado por los efectos del encierro y el estrés del último año y medio, pareciera ir por un carril totalmente opuesto al del resto de la industria, que hoy prioriza la música breve, las sensaciones instantáneas, los videos cortos de Tik Tok, la sobreinformación. “Hace rato que venía forjando un camino hacia la paz interior para poder cumplir sin volverme loco, andar de gira y en miles de proyectos al final pasa la cuenta. A eso súmale la pandemia y que toda la actividad cultural se fue al carajo. Ahí la meditación a mí me sirvió mucho para poder sobrellevar todo eso, para enfocarme en lo que quería hacer”, cuenta el artista, quien marca diferencias con la oferta de música calmante que hoy abunda en plataformas.
“Todas estas playlist y canciones para meditar eran cortas netamente con fines comerciales, para generar más reproducciones. Infinity no está hecho para eso, no tiene esa ambición, nace completamente de una inquietud personal y busca generar una cotidianeidad y un hábito en la meditación. Vamos a estar en todas las redes igual, pero esto busca otra cosa”, agrega.
En paralelo a Bitman, otros creadores locales han visto en la música una forma de alcanzar ciertos estados. El ejecutivo discográfico, músicoterapeuta y psicólogo uruguayo Javier Silvera, radicado hace años en Chile, estrenó en 2020 Ethos, un proyecto de varios brazos, entre ellos un sello con el que ha publicado distintos discos y tracks -ya disponibles en plataformas- en los que une psicología y música “como agente de bienestar”.
“Son diversas formas de lograr un estado de conciencia especial a través de la música y las palabras”, cuenta Silvera sobre su iniciativa, que se traduce en piezas de audio con pensamientos de temáticas contingentes -como el estrés, la violencia intrafamiliar en pandemia y las crisis de las nuevas masculinidades-; canciones que incluyen reflexiones o comentarios de estos mismos temas a cargo de artistas como Sabina Odone, Daniela Aleuy y Roberto Márquez, así como piezas que a través de determinadas frecuencias, afinaciones, formas de mezcla binaural y el tratamiento sonoro de los agudos, los medios y los graves, genera sensaciones y estados especiales en el oyente.
También ha grabado versiones instrumentales de clásicos de Eduardo Gatti, Patricio Manns y Víctor Jara, ejecutados por el guitarrista uruguayo Gustavo Ripa, “porque la guitarra genera estados de conciencia, por su pertenencia cultural, por la forma de ejecutarla, donde el silencio cobra un protagonismo importante, y por la memoria emotiva”, explica.
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