Sharon Tate, la reina Isabel I y Jane Porter –la novia de Tarzán– califican como nombres insertos en el imaginario colectivo. Al menos en Norteamérica, a la patinadora estadounidense Tonya Harding y su triste historia se le seguía recordando hasta hace no tanto. A todas las mencionadas las interpretó en un lapso de tres años Margot Robbie (31), protagonista de uno de los ascensos más explosivos que recuerde Hollywood en la última década, tras irrumpir como revelación en El lobo de Wall Street (2013), de Martin Scorsese.
Durante ese corto periodo de actividad en el cine la actriz australiana también encarnó por primera vez a Harley Quinn, el rol que la haría ganar la visibilidad que toda carrera en ciernes necesita para consagrar un estrellato mundial. Su debut fue en Escuadrón Suicida (2016), un desastre en términos de crítica y recepción del público que pasará a la historia como uno los traspiés más bullados de los filmes de superhéroes, pese a ser la décima película más millonaria de ese año.
¿Cómo se explica entonces que Robbie esté a días de lanzar su tercera cinta interpretando al mismo personaje? Su mayor mérito, y la razón por la que sacó un saldo positivo de esa experiencia, es que brilló a pesar y no gracias a dicha película, en la que era parte de un equipo de villanos con una misión encargada por una agencia secreta y donde se describían sus ansías por reencontrarse con su pareja, el Joker con ribetes gansteriles al que dio vida Jared Leto.
De todos los nombres de esa fallida producción (Will Smith era la cara más visible), la actriz fue la única que posteriormente tuvo un filme en solitario con DC Comics, Aves de presa (y la fantabulosa emancipación de una Harley Quinn) (2020), en la que estuvo implicada en su desarrollo, ayudó a esbozar una historia de énfasis femenino y, como productora ejecutiva, tuvo voz y voto para escoger a la directora a cargo (Cathy Yan). No fue un triunfo total pero su grado de participación demostró cuánto ha crecido su figura en la industria desde que apareció como un vendaval frente a Leonardo DiCaprio en 2013.
Si hace cinco años su estreno como Quinn fue dentro de una cinta insalvable y su segunda incursión le hizo bastante justicia, su tercera vez en la piel del personaje anticipa otro vuelco. Conectada en una reunión de Zoom junto al elenco de El Escuadrón Suicida y el director James Gunn (Guardianes de la galaxia), a la que tuvo acceso Culto, Robbie describe por qué “no había interpretado esta versión de Harley antes”.
En la superproducción que se estrena este jueves 5 en cines chilenos, su rol es uno de los pocos que se repite respecto al estreno de 2016 (aunque no es una secuela directa) y de ellos es por lejos el que vive el giro más significativo. “Me encanta interpretar a Harley con una mentalidad de soltera y lista para juntarse con gente”, señala la actriz. “Ella siempre ha estado muy comprometida con el Sr. J (el Joker) o viene saliendo de una ruptura con el Sr. J. James (Gunn) puso muchos potenciales intereses amorosos muy divertidos a lo largo de la película. No siempre terminan bien, obviamente, pero fue divertido”.
Su Harley Quinn es foco de la obsesión de Silvio Luna (el actor argentino-español Juan Diego Botto), el dictador de Corto Maltese, una isla ficticia frente a la costa de Argentina a la que llegan los protagonistas para completar la misión que se les ha asignado. La mención a ese momento de la trama la impulsa a dar otra apreciación respecto al blockbuster.
“Siento que realmente una de las cosas más difíciles que hicimos en esta película no fueron los sets enormes, las explosiones o las escenas de riesgo. Era volver a poner el maquillaje. Cuando Harley besa a alguien es un desastre”, dice, rememorando parte de la extraña diversión asociada a encarnar al personaje.
Su papel también se ajusta a la lógica grupal de la historia, un cruce de violento filme de atraco y guerra con dosis de comedia desenfadada que tiene entre sus principales figuras a Bloodsport (Idris Elba), Peacemaker (John Cena) y Rick Flag (Joel Kinnaman).
“Cada vez que (Harley Quinn) está en un grupo nuevo, siempre hay algo divertido y nuevo que hacer porque reacciona de manera diferente en función de quiénes son sus otros compañeros de equipo. Así que estaba ansiosa por ver cuál iba a ser la conformación del grupo y qué vibra iban a traer todos y qué generaría eso en Harley”.
No solo actriz
En 2014, con 24 años, la intérprete australiana se decidió a fundar LuckyChap Entertainment, una compañía con foco en proyectos femeninos bajo la que ha producido Yo, Tonya (que le dio la primera de sus hasta ahora dos nominaciones a los Oscar) y Promising young woman, el drama sobre una vengadora que ganó la estatuilla dorada a Mejor guión original en abril. Esa firma también acogió El arrullo de la bestia, cortometraje de la directora chilena Francisca Alegría, con actuación de Fernanda Urrejola.
A diferencia de lo que ocurrió en Aves de presa, Robbie no es productora ejecutiva de El Escuadrón Suicida. Pero sí se subió al proyecto antes que cualquier otro miembro del elenco y su participación trasciende lo que ocurre delante de la cámara, como se desprende de sus palabras a la hora de referirse a una de las principales adiciones de la película.
“Cuando accedí al guión por primera vez, sin haber tenido una sola conversación con James (Gunn) o nadie más, porque nadie más había sido anunciado o elegido, leí a Polka-Dot Man con Dave (Dastmalchian) en mi cabeza”, afirma. “Cuando hablé con James, le pregunté, ‘¿hay alguien más a bordo todavía?’ Él me dijo, ‘David Dastmalchian va a ser Polka-Dot Man’. Yo estaba como, ‘eso es exactamente lo que imaginé’”. La actriz cierra la anécdota: “Estaba destinado a ser así”.
Harley Quinn es una de las creaciones que más le enorgullecen, junto a la Tonya Harding de Yo, Tonya, pero su regreso como el personaje de los cómics aún no está confirmado. En cambio, sí está sellado que uno de sus próximos estrenos será un reencuentro con Brad Pitt después de Había una vez en… Hollywood, el drama de época Babylon, de Damien Chazelle (La la land).
También está cerca de concretarse el rodaje de una cinta sobre Barbie que dirigirá Greta Gerwig (Lady Bird), con el respaldo de Mattel, Warner Bros. y su propia productora. Un proyecto de desenlace impredecible sobre el que habló hace poco en una entrevista: “La gente generalmente escucha Barbie y piensa, ‘sé lo que va a ser esa película’, y luego escuchan que Greta Gerwig la está escribiendo y dirigiendo, y dicen, ‘oh, bueno, tal vez’”. El meteórico ascenso de Robbie le garantiza al menos el beneficio de la duda.