Por diversos motivos, Natalia Valdebenito optó por no realizar presentaciones de comedia durante los últimos 17 meses de pandemia. Ni rutinas por streaming, ni eventos para empresas, ni festivales virtuales. Nada. Cuenta que dedicó este tiempo a otras actividades, como a hacer teatro -estuvo en la aplaudida obra Mentes salvajes, que se montó y exhibió vía Zoom-, a leer, investigar sobre distintos temas, participar y animar todo tipo conversatorios y lanzamientos y sobre todo, dice, a replantearse su vida y su trabajo como comediante.
El resultado de ese proceso es Fea, el nuevo espectáculo que la actriz, locutora radial y una de las exponentes del stand up comedy más aplaudidas, populares, convocantes y -también- atacadas del país (N de la R: basta ver sus redes o los comentarios a este mismo artículo) estrenará el 4 de septiembre en el centro de eventos Blondie (las entradas se venden en Eventrid), además de su primera presentación frente al público desde el 7 de marzo de 2020.
“Detuve la máquina del stand up, porque material siempre hay pero necesitaba encontrar motivaciones internas. El estar mucho tiempo arriba de una máquina tan pesada me llevó a replantearme cosas”, cuenta.
¿Por qué el nombre de Fea?
Tengo muchas razones, algunas muy divertidas y otras muy serias. Lo encontré hace rato, apareció en mi cabeza y me parece que es provocador, cada vez que lo digo la gente como que se ríe y se incomoda. Sin duda que es más que un insulto y al mismo tiempo me he dado cuenta que estoy armando casi una rutina completa con los puros comentarios que han surgido por el nombre, porque claramente la gente tiene mucho que decir frente a eso.
Las razones están en el show, pero básicamente (lo elegí) porque me gusta molestar, porque es una palabra que me dicen a diario, porque le he dado vueltas al concepto y desde mi punto de vista es mucho más que un insulto, es un manifiesto, pero además es muy divertido porque es una palabra que nadie quiere usar, menos para promocionarte a ti misma. En ese sentido, siento que para hacer comedia tengo que romper conmigo misma, con todo, con la familia, con mi historia, y esto es como exponerme, hacer esto de nuevo de una forma que no lo había hecho. Eso me parece interesante. Sentía que era un momento de mostrarse de otra manera, para que la gente me de más material. Y está funcionando (ríe). Y a quienes me critican, quiero que sepan que todo lo que digan será usado en su contra en el show.
En paralelo a tu éxito de los últimos años, existe una gran cantidad de personas que te insulta a diario en las redes sociales- ¿Cómo lidias con ese nivel de violencia cotidiana? ¿Es algo que ya asimilaste o todavía te afecta?
Yo creo que he pasado por varias etapas. Alguna vez me afectó, alguna vez me puse nerviosa, alguna vez me asusté. Sería súper mentirosa si dijera que estoy por sobre eso porque son insultos, es energía mala que llega y eso se siente. Pero yo invito a que la gente sea quien responda esta pregunta. Lo que yo puedo decir por mí es que uno va aprendiendo, pero es muy loco, porque uno aprende a convivir con el maltrato. Sí me da lo mismo, pero al mismo tiempo me interesa, porque tomo nota, las redes sociales son como pararse en la plaza y escuchar a la gente que no está de acuerdo contigo, porque al final la mitad del mundo o más no está de acuerdo con uno, eso existe, no me puedo hacer la lesa, hay gente que me odia y todos tenemos que existir ojalá en paz. Yo al menos he hecho un trabajo desde todo punto de vista Me terapeo, me preocupo de mi autocuidado. ¿Si duele a veces? Sí. ¿Da susto? Sí, me ha dado susto, me han amenazado fuerte, me han pasado cosas feas que yo no promociono para no darle en el gusto a estas personas.
¿El nuevo espectáculo recoge este tipo de ataques o habla más bien de otros temas más amplios?
Hay de todo. El show se llama así pero hay política, hay feminismo, el desmembramiento del concepto fea. Si bien el título es fuerte, (el show) está súper divertido. Hay muchas ganas de divertirse y yo también las tengo. Fea es un momento lindo. La gente que me conoce sabe que en mis rutinas caben todos los temas, desde temas de pareja a la tele. Para mí, el éxito ahora es tener este trabajo, esta rutina nueva. No miento, me costó harto. El show lo escribí en dos días pero me demoré tres años. Y en varios aspectos, creativamente, personalmente, la vida que me pasó por encima por cosas personales y familiares, la pandemia, la falta de trabajo. Todo eso no hizo fácil el proceso pero me siento súper orgullosa por el solo hecho de haberlo hecho. Lo que siga no lo sabemos, pero esperamos que sea un bonito encuentro con el público.
¿Fue difícil el encierro y el estar lejos del público durante todos estos meses? La falta de contacto humano debe ser un tema complejo para alguien que se dedica a analizar el presente.
El material llega igual. Las redes sociales dan harto material y estar todos los días al aire por supuesto que me permite estar enchufada en el mundo, pero claro que sí se pierde eso de meterse en lugares para escuchar nomás. Yo me encerré bastante, me he cuidado harto, pero aproveché cada situación de salir, a la farmacia, a donde fuera, para conversar, observar, darme una vuelta. Pero sí, te quedas sin ese contacto diario y sin el público. Para mí era súper difícil plantearme hacer esto desde la casa y admiro mucho a mis compañeros que lo hicieron.
¿Nunca te motivó la idea de hacer espectáculos virtuales en este último año y medio?
No. Y desde varios puntos de vista. Hay uno que podría parecer superficial: el estético. Me parecía que era horrible y yo trato de imponer una puesta en escena, una propuesta artística. Si ya nuestro trabajo es precario, precarizarlo al máximo no me parecía, por eso digo que son valientes mis compañeros. Y también necesitaba el feedback, para mí escuchar al público sí es importante. Hay muchas cosas que decido a partir del público de determinado día, que a veces está más contemplativo, o más eufórico, o más escandaloso. A mí me gusta leer eso, me tomo los primeros minutos para eso y sentía que haciéndolo desde mi casa no iba a poder hacer mi trabajo. Para mí hacer stand up es ponerle contenido, tener un ritmo de comedia, estudiarlo, y eso se perdía. Todo lo construido durante mucho tiempo se iba a perder si yo me sentaba en mi casa a hacer comedia sin escuchar a nadie.
¿Sentías que era bajarle el nivel a tu trabajo, a un cierto estatus que te has ganado en este circuito?
Ahí me vino como una disyuntiva, porque al mismo tiempo que yo pensaba que le iba a bajar el nivel, también me preguntaba qué nivel tenemos en nuestro país. Y no lo digo por mis compañeros sino a nivel de industria. No hay nada donde nosotros podamos ir a caer, cada uno trabaja como puede. Pero claro, yo venía con una forma de hacer las cosas y de pronto bajarle a cero me parecía que era pasarme por cualquier parte el trabajo que yo misma me inventé. Sentía que era tirar por la borda todo el trabajo que he construido.