Junto al mexicano Mario Bellatin, fue nada menos que el invitado de honor para la clausura del Festival de Literatura de Buenos Aires, en 2008. En la ocasión, Pedro Lemebel leyó cuatro de sus crónicas, donde hablaba de algunos de los temas que siempre tocó en su literatura. Su simpatía por la izquierda, la ciudad de Santiago y sus amigos, todos con el telón de fondo de la dictadura militar.

Incluso, en 2013 volvió al Festival. En el marco de actividades del certamen realizó una concurrida performance en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA).

Que el autor chileno haya cerrado una de las instancias literarias más importantes de la Argentina da cuenta del valor que se tenía de su obra allende Los Andes. Por eso, no es de extrañar que la multinacional Seix Barral haya reeditado recientemente en el país vecino varios de los títulos esenciales de Lemebel.

Se trata de los libros de crónicas Loco afán, Crónicas de sidario, De perlas y cicatrices, Serenata cafiola, La esquina es mi corazón y su única novela Tengo miedo, torero.

De algún modo, el momento de la reedición dialoga con lo que ocurre con los movimientos LGTBQ+ en Argentina. A fines de junio pasado, el Senado de aquel país aprobó una ley que hizo realidad el cupo laboral travesti-trans en la administración pública. Algo que de estar vivo, sin duda Lemebel habría celebrado, dado que fue un reconocido activista por los derechos de las disidencias sexuales.

Teatro y Perlongher

Como decíamos, Lemebel fue un nombre conocido al otro lado de la cordillera, sobre todo a contar de 1990. Hay que pensar que Tengo miedo, torero (2001) no solo fue llevada al teatro y al cine en Chile, también tuvo una representación teatral en Buenos Aires, en enero de 2010.

Pero no solo en su obra y en las invitaciones a festivales dejó su emplumada estela el autor nacional. Sin duda, sus temas encontraron eco porque dialogaron muy bien con un clásico de las letras trasandinas: Manuel Puig. Pero si hubo un nexo cercano de Lemebel con algún autor, ese fue el que tuvo con Néstor Osvaldo Perlongher.

Al igual que Lemebel, Perlongher también trataba temáticas de la homosexualidad y la marginalidad en sus obras, e incluso ambos pudieron conocerse personalmente, en 1990. El nexo no era casual. Lemebel fue un gran admirador de Perlongher, tanto es así que La esquina es mi corazón lleva justamente un epígrafe del trasandino.

Como cuenta Federico Galende en su artículo Vidas paralelas: Lemebel y Perlongher los escritores crisálida, publicado en la revista Santiago, en 2017, ambos fueron presentados por una amiga en común: la poeta Carmen Berenger. En la ocasión, y muy en su estilo, Lemebel le dio un abrazo y le regaló un guante de encaje blanco. El trasandino falleció al año siguiente por complicaciones derivadas del VIH.

Según se confirmó a Culto desde el grupo Planeta, la reedición de Lemebel no solo abarca Argentina, también Colombia y México.