“Por el agote con lo contemporáneo, volver atrás es refrescante”. Es una de las definiciones que pronuncia Geraldine Neary al explicar el tributo que rinde con el videoclip de Milagros, el último eslabón de su carrera musical iniciada en 2018 bajo el nombre Dindi Jane.
Otra mención pertinente es una anécdota de adolescencia en el colegio: la primera vez que se subió a un escenario a cantar fue a los 14 años para interpretar Head over feet, single del brillante tercer disco de Alanis Morissette, Jagged little pill (1995).
La artista conectó de inmediato con Matías Rojas Valencia –Raíz y Un lugar llamado Dignidad– cuando el cineasta le propuso crear una reversión de un video musical icónico de los 90, el que acompañó Ironic, parte de ese mismo álbum de Morissette. Una pieza audiovisual, dice Neary, “que encuentro icónica, novedosa y muy cinematográfica”.
“It’s like rain on your wedding day / It’s a free ride when you’ve already paid”, reza el coro de la canción mientras la artista canadiense conduce a través de una ruta nevada atravesada por rayos de sol. Rojas y Dindi Jane (también acreditada como productora ejecutiva) estudiaron el videoclip plano por plano, deteniéndose tanto en los gestos de Morissette –que interpreta cuatro versiones de sí misma a bordo del vehículo– como en los tipos de focos que utilizó el francés Stéphane Sednaoui, director del original.
Sin una versión definitiva de Milagros –los arreglos aparecieron después–, la pieza se grabó en plena pandemia, un día de invierno de 2020 en el camino que une a Farellones y Valle Nevado. El primer auto al que accedieron se quedó en pana en la ruta y el segundo, ante la emergencia, lo consiguieron en la cordillera. Pero con ninguno buscaron que fuera tal cual el modelo que se ve en el videoclip de 1996.
“No queríamos que fuera idéntico, había que darle una vuelta y que fuera más chileno”, explica la cantante, quien recurrió a sus estudios y experiencia como actriz para aproximarse a las acciones de la autora de You oughta know, al tiempo que interpretaba su más reciente novedad discográfica. “Ella es cero sexualizada, tiene otra propuesta estética, más natural, eso me gusta mucho”, describe.
Si la idea y realización del video avanzó con fluidez, algo más zigzagueante es la historia de Milagros. Neary reconoce que inicialmente la maqueta del tema fue descartada por algunos productores, hasta que ella la empezó a mostrar en sus redes sociales durante el confinamiento y detectó une buena recepción.
“Entendí que esta canción era especial y que tenía mucho sentido lanzarla ahora. La letra habla de muerte, de la necesidad de cambio y de que uno espera que las cosas mejoren porque sí. Creo que eso les resonó a muchas personas”, indica sobre un single que creó en guitarra y que después –junto al productor Tomás Pérez– sumó matices que a ella la remiten al rock psicodélico.
Luego de lanzar canciones vinculadas al trap y al reggaetón (Mentirnos, Olvidé a mi ex), ¿Milagros llega a abrir una nueva etapa? La cantante percibe su último estreno más como un paréntesis que como un primer adelanto de un giro de su carrera. Cuenta que prepara temas enmarcados en la música urbana y el pop: uno es una colaboración con Augusto Schuster y en varios trabaja con Francisco Victoria como productor.
“Ha sido un gran aprendizaje encontrar una estructura más pop, a diferencia de lo de antes, que era más experimental. Pero no dejo de hacer trap”, aclara. “Mi propuesta musical es miscelánea. No me gusta encasillarme en ningún género y estilo”.
Y a futuro no descarta repetir el juego que practicó junto a Matías Rojas Valencia a partir del hit de Alanis Morissette. “Me encantaría hacer otro con él, seguir trabajando estas citas a videos icónicos de los 90”, señala, mientras imagina cómo “hacer que ella vea el video de alguna manera, sería increíble”.
Jacqueline Fresard en Los Prisioneros
A comienzos de año, Neary tuvo que dividirse entre los rodajes de dos producciones chilenas con salida internacional: la segunda temporada de La jauría y la serie sobre Los Prisioneros que crearon Movistar y Parox. En esta última pudo unir el canto y la actuación, pero además encaró el reto de interpretar a un personaje real, un ejercicio completamente nuevo en su trayectoria, tras consolidarse gracias a películas como Dry Martina y Sin norte, además de la teleserie Preciosas.
Su primer impulso en la nueva producción sobre los sanmiguelinos fue intentar conocer a Jacqueline Fresard, la artista visual que fue integrante de Las Cleopatras y que estuvo casada con Jorge González, a quien define como “el personaje más grande que he hecho en cualquier ficción”. Sus ganas duraron hasta que conversó con los directores del proyecto de ocho capítulos, quienes no estuvieron de acuerdo.
“Ellos hicieron toda una investigación sobre ella y el personal al final está en el guión. Es una ficción, una cita a la realidad, no quería limitarme por tenerla a ella en mi cabeza mientras la estaba haciendo”, expresa sobre su rol en la serie, una mujer que “representa a la mujer de la época, la mujer artista que tiene que luchar entre su trabajo y ser la dueña de casa”.