Si hay algo que la actriz Micaela Sandoval recuerda vívidamente del regreso a los ensayos, tras 20 meses sin verse de forma presencial, además de los saludos, los afectos y el cariño con el resto del equipo, son los zapatos de taco alto. Sí. Los zapatos de taco alto.

“Estuvimos encerrados en las casas con pantuflas, a lo más con zapatillas como para ir a comprar el pan, pero volver a las plataformas, al taco, ¡ni te explico cómo quedamos fisicamente al día siguiente!”, cuenta al teléfono a Culto.

Para el momento de esta llamada, la compañía Gran Circo Teatro ya llevaba cuatro ensayos de su obra más clásica: La Negra Ester. En un contexto en que los teatros se encuentran paulatinamente reabriendo sus puertas al público en modo presencial (como el Teatro Nacional Chileno, el Camilo Henríquez, el Finis Terrae, el GAM y Matucana 100), el montaje se apresta para volver a la cartelera de las tablas nacionales.

Así, el próximo jueves 9 de septiembre, la obra estrenará una temporada corta en el Teatro Nescafé de las Artes, la cual se extenderá por otras tres fechas: 10, 11 y 12. Pero esas no serán las únicas oportunidades para verla de manera presencial, puesto que el 19 de septiembre se presentará en el Sporting de Viña del Mar.

“Es un reencuentro en todo sentido: con nuestros compañeros, nuestros personajes, con nuestros cuerpos interpretando, que dejaron de interpretar mucho tiempo. Fue muy bonito, ahora ya cogimos el ritmo que requiere la obra”, señala Sandoval.

Para la actriz Rosa Ramírez, actual responsable artística del colectivo, se trata de retomar algo arraigado en medio de las fiestas patrias. “Es una tradición desde unos 7, 8 años. El año pasado no pudimos hacerla porque estábamos con pandemia. Es retomar algo que teníamos pendiente, es una obra que le hace muy bien al país”.

Rosa Ramírez quedó a cargo de la compañía Gran Circo Teatro tras la muerte de Andrés Pérez, en 2002.

De alguna manera, el reestreno de la obra en septiembre tiene que ver con que apela al carácter popular nacional. Así lo siente Ramírez. “Tiene que ver con una identidad que nuestro país tiene. Que la pasen por encima, la pisoteen y no le guste a la elite, es otra cosa. Nuestra popularidad existe, es lo que nos da la identidad. Eso es lo que ha mantenido la belleza de la obra, de alguna manera representa un poquito el alma chilena. Esa picardía que a pese a estar en un momento terrible, siempre sacamos un chiste, eso nos permite seguir adelante”.

La fecha es algo simbólica para La Negra Ester. Este año se conmemoran tanto el natalicio número 70 de su primer director, Andrés Pérez Araya, como los 50 años del libro de Roberto Parra que inspiró su creación: Las décimas de la Negra Ester. ¿Otra efeméride más? En enero de 2022 se cumplirán dos décadas del fallecimiento de Pérez.

Por otro lado, en la clásica estructura octosílaba del cancionero popular, Parra hacía una remembranza de sus años de bohemia juvenil en San Antonio, cuando pasaba las noches frías de la costa en la boite Río de Janeiro.

De manera sucinta, Ramírez, quien participó en el elenco original de la obra (que contaba entre otros, con nombres como Ximena Rivas, María Izquierdo, Willy Semler, Boris Quercia y Aldo Parodi), recuerda esos días a fines de los ochenta. “Tuve la tremenda fortuna de haber trabajado con Andrés Pérez Araya, el texto existe hace 50 años y estuvo medio guardado, no creo que nadie lo haya leído. Pero el Andrés tuvo el coraje y la inspiración [para llevarlo], además don Roberto estaba vivo y nos juntábamos con él. No durante los ensayos porque se trabajó de otra manera, pero contábamos con las décimas”.

“Fue la primera obra que el Andrés hizo cuando volvió definitivamente a Chile, y puso en escena una metodología de trabajo que mantiene la compañía hasta hoy, que es trabajar en base a imágenes -cuenta Ramírez-. No es un teatro realista, se trata que las emociones, que están bloqueadas, empiecen a aflorar”.

María izquierdo en su rol de La japonesita, como parte del elenco original de la obra.

Enderezar la espalda

Para Micaela ha sido una experiencia particular. En 2013 tomó el papel de la protagonista, la negra, la prostituta del puerto de la quinta región que le roba el corazón a Roberto Parra durante la década de los 40. ¿Lo más dificultoso del rol? la distancia de caracteres entre ella y la Negra.

“Una como actriz lo primero que hace es afirmarse de las cosas en que uno se asemeja al personaje, y la que más cuestan son las que una tiene más alejadas de la biografía - apunta Sandoval-. La Negra es una winner, sabe que pasa por una calle de San Antonio y todos quedan desplomados atrás, desde el zapatero hasta el caballero que vende el pan amasado y lo sabe. Tiene esa impronta, va saludando, tira besitos y cierra el ojo. Tiene una coquetería que yo no tengo. Esa seguridad de mujer que tiene la Negra me costó encontrarla”.

Sandoval toma un respiro y añade: “Estamos hablando de una época en que las mujeres no buscaban verse niñas para ser atractivas, esta como eterna juventud que vivimos hoy. En los años 40, una mujer de 20 años ya quería verse una mujer, traje dos piezas, labios bien pintados, peinado de peluquería, esa es la Negra. Me costó acercarme a esa mujer grande, empoderada, ganadora”.

Quizás ese carácter tan extrovertido es lo que de alguna forma ha hecho durar al personaje. “La Negra anhela mucho contar su historia, ella es muy cariñosa, me recibió muy bien en estos siete años. Al volver a ensayar, fue ponerse los zapatos y apareció todo. El caminar, el tono de voz, la impronta, se endereza la espalda, es impresionante”.

A la izquierda, Héctor Cancino interpretando a Roberto Parra; a la derecha, Micaela Sandoval interpretando a la Negra Ester.

En los zapatos de la Negra

Micaela Sandoval es hija de Rosa Ramírez, la actriz que por años interpretó el personaje. Admite que llegar al rol fue algo que no buscó.

“Fue súper circunstancial. No estaba en los planes ni en mis anhelos personales tampoco. Yo ya estaba actuando en La Negra Ester pero sin hacer de la Negra, lo que era magnífico. Hacía una de sus hermanas que cantan El zapatero celoso, que es una de las escenas que la gente más recuerda. Tenía menos texto, podía darme otras licencias, estaba feliz ahí, lo pasaba chancho”.

¿Qué ocurrió entonces? “Nos sale una función y la Rosita cae postrada en cama, le encuentran una hernia lumbar -recuerda Micaela-. No se podía mover, mucho menos hacer el personaje, y la función había que hacerla en tres semanas, y la única persona que podía hacerla así de rápido era yo. Era mucho más sencillo reemplazar lo que yo estaba haciendo que buscar una nueva Negra por afuera. Fue tirarse un piquero sin saber cuánta agua tenía la piscina”.

“Nunca pensé que la Micaela, quien tenía un año cuando empezamos a hacer el montaje, algún día iba a asumir esta tremenda responsabilidad -complementa Ramírez-. Es muy bonito porque desde muy pequeña nos acompañó a las giras y presentaciones, por lo tanto, se fue acercando a esta manera de trabajar, que a los niños los hace muy felices. Yo estaba con la necesidad que alguien asumiera el rol, sumé uno más uno y resultó bien”.

Si en algo concuerdan madre e hija, es el por qué de la trascendencia de la obra hasta nuestros días. Sandoval señala: “Tocó el corazón de todos los chilenos y chilenas porque nos habló de un cantautor popular y de una prostituta sin ninguna caricatura, desde la dignidad de esos personajes. Demás está decir que la palabra dignidad es algo que anhelamos los chilenos desde hace tiempo. Nadie sueña vivir la historia cruda de La Negra Ester, pero el Andrés logró ver a los personajes con esa poesía, si él también venía de esa marginalidad, de orígenes populares “.

Por su lado, Rosa Ramírez expresa: “Toca de manera bastante notoria la nobleza de los personajes, no presentábamos ni a las putas y homosexuales de manera caricaturizada, o riéndonos de ellos. Por el contrario, fue hablar a partir del alma de los personajes, y eso no es muy habitual”.