Hace exactamente un año, The Crown se retiró de los 72° Premios Emmy como una de las grandes perdedoras de la noche. Olivia Colman y el guionista y productor Peter Morgan cayeron ante el poderío de HBO, representado a través de la actuación de Zendaya en Euphoria y las inapelables virtudes de Succession.

La revancha para la ficción sobre la monarquía británica se produjo este domingo, cuando concretó una hazaña homologable a la de la comedia canadiense Schitt’s Creek en 2020: ganar los siete galardones de su rubro en la ceremonia principal, en este caso Drama.

Un triunfo incontestable que se explica desde el arrastre del streaming, así como desde una competencia menos dura que en los últimos años. Aquí un repaso por los motivos detrás de una jornada en que The Crown demostró que también es realeza de la TV:

Una temporada que agitó las aguas de la monarquía

A semanas del estreno de su cuarto ciclo, en noviembre pasado, se instalaron los llamados para que Netflix advirtiera a sus suscriptores que The Crown se trataba de una “obra de ficción”. Incluso dos de los ministros del gabinete de Boris Johnson se sumaron a esa petición, pero la plataforma no cedió. Buena parte de esa inquietud se levantó a raíz del tratamiento que dio la producción a Lady Di y su relación con los miembros de la familia real, descritos como fríos e indiferentes ante las infidelidades del príncipe Carlos. El segundo episodio de la cuarta temporada, que transcurre en el Castillo de Balmoral, tampoco los deja mejor parados como anfitriones de la primera ministra Margaret Thatcher. Y en principio, el quinto ciclo, que saltará a los años 90, no invita a pensar que será más amable con sus protagonistas. Los días en que la ficción no incomodaba a los personajes que retrata parecen ser cosa del pasado.

El sólido elenco de su último ciclo

Claire Foy (Isabel II) y John Lithgow (Winston Churchill) habían sido hasta ahora los únicos actores de The Crown distinguidos por los Emmy, pese a que en sus tres primeros ciclos la ficción entregó otras interpretaciones estupendas, como las de Vanessa Kirby y Helena Bonham Carter como la princesa Margarita o Matt Smith como el primer Felipe de Edimburgo. Tuvo que llegar la cuarta temporada para que por fin el elenco fuera reconocido de manera contundente. La Academia de Artes y Ciencias de la Televisión se rindió ante Olivia Colman (Isabel II), Josh O’Connor (príncipe Carlos), Tobias Menzies (Felipe), Gillian Anderson (Margaret Thatcher) y de nuevo ante Foy, quien ganó el galardón a Mejor actriz invitada de serie de drama, por su breve aparición como la monarca en el octavo episodio de la cuarta temporada. Y quienes no celebraron (Emma Corrin, Bonham Carter, Emerald Fennell) únicamente se fueron con las manos vacías debido a que otro compañero se adueñó del trofeo. Ahora Imelda Staunton, Jonathan Pryce y el resto de los intérpretes que conducirán los ciclos cinco y seis apuntarán a repetir la histórica cosecha de este año.

The Crown. Foto: Ollie Upton/Netflix

Floja competencia en Drama

Al echar una mirada a las series ganadoras en Mejor drama durante los últimos 15 años, aparece lo más selecto de la TV: Los Soprano, Mad men, Homeland, Breaking bad, Game of thrones, The handmaid’s tale y Succession. Y el nivel no desentona al fijarse en las que se han quedado en eternas aspirantes, como The Americans, Better call Saul o la primera True detective. Este año ni Lovecraft Country ni el final de Pose ni el cuarto ciclo de The handmaid’s tale eran una amenaza para la ficción sobre la monarquía británica. De hecho, sólo un enfrentamiento con Succession –que recién el 17 de octubre vuelve a HBO y HBO Max– le habría dado un rival a la altura a The Crown. Por los plazos de los Emmy, tampoco parece probable que se vean las caras el próximo año.

El poder de Netflix

Desde su debut en los Emmy, en 2013, Netflix acumulaba más de 400 nominaciones en las distintas categorías de los reconocimientos. Sin embargo, había un sinsabor que se repetía sagradamente cada año: no ganaba ninguno de los tres galardones principales y en cada edición había terminado la velada mirando cómo HBO tenía más motivos para celebrar. En 2021, gracias en buena medida a The Crown y a Gambito de dama (Mejor miniserie por sobre Mare of Easttown), la plataforma de streaming por excelencia se erigió como una ganadora aplastante: 44 premios, una marca que sólo tiene registro en 1974, cuando CBS logró la misma cantidad de distinciones. Ahora el futuro inmediato de la ficción televisiva no parece ser otro que la hegemonía del streaming, como también demuestra la victoria de Apple TV+, que se convirtió en el servicio digital que en menos tiempo desde su estreno alza una de las tres categorías más apetecidas de la noche (Ted Lasso, Mejor comedia).

Peter Morgan con su estatuilla en los Emmy 2021. Foto: Reuters/Peter Nicholls

La pluma de Peter Morgan

La televisión es el medio de los escritores y lo sigue siendo en la era del streaming. El británico Peter Morgan, uno de los hombres imprescindibles de la industria (La reina, Frost/Nixon), puede dar testimonio de ello. Su trabajo con la historia de familia real desde los años 40 hasta los 80 ha sido en general impecable, a medio camino entre la solemnidad, el melodrama y la sana distancia con personajes cuyas historias han dado que hablar al mundo durante décadas. El cuarto ciclo fue una prueba de que también puede cargar las tintas para acentuar el drama y dar por perdido algunos atributos que la han convertido en una serie respetada por monarquistas e historiadores. Bajo su mano firme, la ficción concluirá con una quinta y una sexta temporada que por ahora no ha aclarado hasta que hito cubrirán, pero que evitará llegar hasta nuestros días, según su estricta política como guionista.