Al momento de dejar establecidos qué relatos irían en el compilado Cuentos completos, editado por Alfaguara en 2009, Rodolfo Enrique Fogwill -siendo Fogwill- optó por no incluir todos sus cuentos en el volumen. De eso dio cuenta el escritor Elvio Gandolfo desde el prólogo mismo del libro. “En este volumen figuran casi todos los cuentos de Fogwill. Quedaron afuera los que él considera descartables”. Sin saberlo, el oriundo de Quilmes había contraído una deuda.
En agosto del 2010, Fogwill dejó este mundo y sus cuentos completos seguían siendo incompletos. En rigor, faltaban dos de los relatos que conforman Mis muertos punk: Testimonios y Méritos. Nada raro en él, puesto que nunca fue muy pulcro al momento de ordenar sus escritos.
Pero eso acaba de enmendarse, puesto que Alfaguara acaba de reeditar tanto Mis muertos punk (1980) y Pájaros de la cabeza (1985). Acá nos encontramos con un escritor temprano, pero que ya daba luces de que iba a ser el superclase que acabaría siendo. En ellos ya destacaba su irreverencia a la hora de hablar de sexo, poder, relaciones de pareja, y dinero, en una dosis de realismo crudo a la vena. No apto para sensiblerías.
El ensayista de su tiempo
Aunque eso no es todo. A Fogwill también podremos volver a leerlo con un libro llamado Estados Alterados, editado por la editorial trasandina Blatt & Ríos, la cual también editó Memoria romana y otros relatos inéditos, el volumen de cuentos publicado tras su fallecimiento.
En este nuevo libro, el también sociólogo se explaya sobre política y literatura argentina, nada raro para alguien que escribió Los pichiciegos, una novela ambientada en la guerra de las Malvinas. Acá se permite una lectura bastante particular del momento que le tocó vivir: para él, la vuelta a la democracia en Raúl Alfonsín en 1983 fue una etapa más del “Proceso”, o dicho con su nombre en completo, el “Proceso de Reorganización Nacional”, o sea, la dictadura militar trasandina.
En rigor, es un ensayo que hasta ahora permanecía en la sombra larga del olvido y que en su momento escribió por encargo para la reinauguración de la revista argentina El Porteño, en el año 2000, pero que nunca vio la luz. En su prólogo, la escritora Silvia Schwarzböck indica sobre el texto: “La voz siempre ácida de Fogwill recorre temas que lo obsesionaron toda su vida de escritor, con la literatura y la historia política argentina como gran escenario”.
Tanto los cuentos reeditados por Alfaguara, como el Estados Alterados pueden encontrarse en nuestro país vía Buscalibre.