Se les llama -además- haikai o hokku, pero en occidente, y en Hispanoamérica, se les conoce genéricamente como haikus (otros también lo escriben como jaikus, con “J”, aunque el diccionario RAE lo reconoce solo con “H” inicial). Poemas breves oriundos de Japón y que han dado la vuelta al mundo.
Para quienes les resulte llamativo, no es obligatorio aprender el enrevesado idioma nipón para aproximarse a ellos. En castellano existen buenas ediciones de libros que rescatan precisamente algunos connotados haikus.
Uno de ellos es El libro del haiku (2005), del poeta y traductor argentino Alberto Silva, quien además es profesor de la Universidad de Estudios Extranjeros de Kioto. Los haikus no solo tienen una métrica bastante particular, “generalmente de 17 sílabas, distribuidas en 3 unidades métricas de 5, 7 y 5 sílabas”, apunta Silva en su libro, también son una especie de apuntes sobre la naturaleza. En sencillo, son algo así como pequeñas fotos del templado paisaje nipón.
De este modo, en su libro Silva da cuenta de haikus dedicados a las 4 estaciones del año. Parte por la primavera, de hecho, y ahí rescata versos de autores japoneses ubicados entre los siglos XVI y XIX, como Kobayashi Issa (1763-1828), Matsuo Bashō (1644-1694), Ueshima Onitsura (1661-1738), o Sōkan Yamazaki (1465-1553).
Si se pasea por esos versos, hay un aire bastante bucólico: pinos, cerezos, ríos, montañas, bajíos, vacas, el monte Fuji. Pero hay un detalle mayor. Muchos de esos poemas primaverales de los haikus dan cuenta del inicio del nuevo año. Esa es la razón por la que Alberto Silva comienza el libro con esos poemas. Ocurre que hasta 1873 Japón se regía por el calendario chino, el cual asociaba el inicio de la primavera con el del año.
El libro del Haiku, de Alberto Silva, en nuestro país se encuentra en Buscalibre, Amazon, la Librería del GAM y hasta en Mercadolibre con la edición de la española editorial Visor, aunque también -si se tiene suerte- la de la editorial argentina Bajo la luna.
¿Poetas latinoamericanos que hayan incursionado en el haiku? Por supuesto, Léase Jorge Luis Borges, Mario Benedetti, José Juan Tablada y el mismísimo Octavio Paz.