Hasta hace un año la vida de Liselotte Manns Sanhueza aún transcurría en Concepción, la ciudad donde vivió desde niña, tuvo hijos, una nieta y un trabajo en un colegio. La relación con su padre, Patricio Manns de Folliot, era hasta entonces cordial y esporádica. Todo cambió el 1 de septiembre de 2020, cuando el músico, escritor y emblema de la Nueva Canción Chilena cayó hospitalizado por problemas derivados de su diabetes, a lo que le siguió la muerte de su esposa, Alejandra Lastra. Desde ese día, Liselotte dejó atrás su vida y se dedicó a cuidar y acompañar día y noche a un padre al que no conocía demasiado.
“A partir de ahí fue fluyendo algo maravilloso, algo mágico, increíble. Unas conversaciones sin rabia, sin rencor, era como empaparnos de nuestra historia. Finalmente dormíamos juntos, nos acariciábamos, después empezaron los te quiero, te amo, abrazados viendo tele. Tuvimos una simbiosis impresionante. Fue algo mágico, yo nunca pensé que lo iba a llegar a amar tanto como lo amo”, cuenta.
Nacida en Lota en la década del 60, cuando el autor de Arriba en la cordillera recién comenzaba una carrera en la música y los libros que alternaba trabajando como periodista y en una farmacia, Liselotte Manns dejó de ver a su padre cuando tenía sólo tres años. Se volvieron a ver recién en 1990, cuando éste volvió del exilio, aunque dice que nunca hubo rencor.
“Él no estaba disponible para atenderme, no porque no quisiera sino porque no podía, por sus compromisos musicales y artísticos, después porque vivía en otro país. Y yo en la medida que podía compraba sus libros, su música, así mantenía su recuerdo. Nunca me sentí abandonada, entendí que mi papá no estuvo a mi lado por circunstancias adversas”, explica.
Pese a que en una entrevista con Paula contó que tuvo 16 hijos, el autor de Llego volando en realidad tuvo seis, de los que hoy sobreviven cuatro: Luciano, Ian, Frances y Liselotte. Iván Patricio, hermano directo de Liselotte, murió en trágicas circunstancias mientras hacía su servicio militar en la Base Naval de Talcahuano, aunque ella no quiere detallar un episodio que describe como “delicado”. Dice que el destino quiso que terminara siendo la única hija que acompañó al padre durante sus últimos doce meses de vida.
“Ese fue el regalo más maravilloso de mi vida. Alguna vez le pregunté si pensaba que íbamos a estar juntos y me dijo ‘ni en mis mejores novelas’. Pero la vida se encarga de hacer estas cosas, todo tiene su razón de ser. No fue por casualidad que llegué a su vida, esto estaba escrito. Era para que yo lo cuidara ante la partida temprana de Alejandra, para que lo amara, para que nos conociéramos y para que se sintiera querido y adorado. Y para que muriera en mis brazos, así de simple”, dice.
Su muerte, el pasado 25 de septiembre en una clínica de Reñaca, dice que fue sorpresiva. “Un día estaba maravillosamente bien y al día siguiente lo encuentro casi muerto”, dice. La diabetes que padecía hace años le provocó una infección urinaria que se complicó y derivó en la falla multisistémica que lo tuvo hospitalizado un mes y de la que nunca pudo recuperarse.
Liselotte reconoce que su gran pendiente fue el Premio Nacional que nunca obtuvo. “Finalmente se resignó y me dijo que el mejor premio nacional que tenía era el cariño de su pueblo. Pero sí quería llegar hasta el 18 de octubre para salir a marchar”.
No fue el único proyecto que quedó truncado. Además de su libro de “memorias sin censura” que dejó sin terminar, el gran objetivo de Patricio Manns era estar presente en el teatro Caupolicán el 5 y 6 de noviembre, en un tributo de diversos artistas que marcaría su regreso a los escenarios tras la pandemia, y que ahora sigue adelante con nuevos invitados y como homenaje póstumo al artista.
“Él tenía mucho que dar todavía, tenía todas sus esperanzas puestas en estar en ese concierto pero lamentablemente no resultó. Me va a tocar a mí representarlo y quiero que todo Chile cante a todo pulmón, porque era lo que mi papá quería escuchar”, dice su hija, quien asegura que de aquí en más seguirá trabajando en los proyectos pendientes del músico y en preservar su obra.
“Ahora voy a trabajar en el legado de mi papá”, asegura. “Yo sé que Chile lo mira como un gran maestro, hablan de su música, de su trabajo literario, pero yo lo miro como mi papá, porque él se portó a la altura de un papá. En un año y 25 días me quiso, me protegió, me cuidó, todo lo que no hizo en 50 años lo hizo con creces y me quedo con eso. Y yo hice lo mismo con él. Vivió cosas que nunca antes había vivido y me dijo: ‘Ahora tengo una familia y antes nunca me había dado cuenta de eso”.
Un homenaje póstumo en el Caupolicán
El pasado 20 de agosto, Patricio Manns anunciaba en Culto su regreso a los escenarios tras casi dos años, en un masivo espectáculo de dos fechas consecutivas fijado para el 5 y 6 de noviembre en el Teatro Caupolicán, un recinto que el artista conocía de memoria.
“Será mi regreso del infierno”, aseguraba entonces el autor de Vuelvo, sólo cinco días antes de que su salud se complicara gravemente y cayera nuevamente hospitalizado en la misma clínica de Reñaca donde estuvo internado en 2020, esta vez para no salir nunca más. Ahora, el tributo musical en su nombre sigue adelante, claro que ahora como homenaje póstumo a la vida y obra de uno de los mayores cantautores de la historia chilena.
“Ahora tiene un significado aún más grande, muchos de los amigos de Patricio estarán ahí”, comenta Marcel Dupin, biógrafo y representante de Manns, además de organizador de un concierto doble que sigue sumando artistas para honrar la memoria del ícono de la Nueva Canción Chilena. Entre los nombres que se han sumado el evento en los últimos días están el grupo Chilhué, que hará una obertura el primer día; Valentina Sepúlveda, la cantante con la que Manns ganó la competencia del Festival de Viña con De Pascua Lama, además del reconocido cantautor Francisco Villa.
Se espera que se sumen un par de figuras más al homenaje, que contará con dos programaciones distintas cada día y reunirá a grupos y solistas de diversas generaciones, entre ellos, a las dos facciones de Inti- Illimani. Las entradas siguen a la venta en Puntoticket.
Así, el primer concierto del viernes 5 de noviembre será protagonizado por Álvaro López (Los Bunkers), Inti-Illimani Histórico, Quilapayún, Eduardo Peralta, Oscar Andrade, Elizabeth Morris e Illapu. El anfitrión de la velada será el actor Alejandro Trejo.
El sábado 6 de noviembre, en tanto, Daniel Muñoz será el animador y además se presentará junto a su grupo (Los 30 pesos), como parte de una programación que incluye también a Joe Vasconcellos, Mauricio Redolés, Chinoy, Inti-Illimani, Nano Stern y el dúo Coulon-Azan.
“Dentro de los cambios se incorporó también la venta por streaming para que la gente en el extranjero pueda participar de este concierto y también en regiones de nuestro país”, detalla Dupin.
Además, en la ocasión, los administradores del teatro de calle San Diego harán la entrega simbólica de un premio a los familiares y representantes de Manns, “un Caupolicán dorado que se lo hemos dado a las grandes figuras que han pasado por el Caupolicán”, dice José Antonio Aravena, dueño del recinto.
Si bien el homenaje originalmente serviría también para iniciar una campaña para postular nuevamente a Manns al Premio Nacional, su muerte obligó a modificar los planes, pero no las intenciones de seguir preservando y expandiendo su legado. “Desde mi punto de vista, (el evento) será el puntapié inicial para un festival Arte y Memoria Patricio Manns, en el que año tras año recordaremos su obra y legado cultural”, comenta Dupin.