Hay distintos ángulos desde donde encuadrar la trayectoria de Santaferia. “El Pollo (González) era un huevón chistoso cantando con voz de payaso de micro y la gente se prende, te prende alguien así”, es por lejos la definición más divertida que aparece sobre el grupo en el documental Pa’ que lo baile como quiera, propiedad del bajista Rodrigo “Cogollo” González al recordar los inicios del grupo y al tratar de descifrar por qué generaban un embrujo casi inmediato con sus primeros fans.
Es la frase más chistosa del registro, pero claro, no es la única. Porque reducir a Santaferia a una sola definición sería estrecho. Porque, en efecto, Santaferia tiene múltiples acepciones, muchas caras, distintas piezas de un todo que confluyen en una de las bandas más populares del cancionero nacional de la última década y en un documental que precisamente se hace cargo de esa mirada plural.
Pa’ que lo baile como quiera no es una producción líneal, cronológica, que acata ese ciclo evolutivo de “origen de un grupo/difíciles primeros años/el éxtasis del triunfo/los problemas internos/el derrumbe/la redención”. Ese crecimiento más bien se retrata en diveros episodios medulares que explican el ADN del conjunto y su éxito.
Claro, se inicia en 2008 con los primeros pasos de la agrupación, cuando se llamaban Santapachanga, sus fundadores ejercían otra clase de funciones en sus filas (por ejemplo, “Pollo” era baterista) y se presentaban en sitios abiertos a toda clase de expresiones bailables, como la salsoteca Maestra vida. Hay imágenes y secuencias que delatan los años de juventud.
Pero a los pocos minutos el foco cambia drásticamente a uno de los capítulos que mejor determina la carrera de la banda: haber sido uno de los primeros grupos en abordar el consumo de marihuana en sus letras, pero sin grandes apologías ni vítores de celebración. “Hablando como hablamos todos del tema, de forma normal”, resume ante la cámara su mánager, Cristóbal González, en referencia a Sákate 1, el primer gran hit de sus pupilos.
Y si al comienzo está una de las mejores frases de la producción, también en la primera mitad asoma quizás una de las mejores anécdotas: cuando el director radial Ruben Basay cuenta cómo, pese a oponerse totalmente al consumo y legalización de la marihuana, terminó programando con frecuencia abrumadora la canción en su estación, Píntame, dándole un espaldarazo consagratorio. “Me pasó algo potente, yo encontraba que eso iba a ser un hit, pero se topaba con mis principios sobre la marihuana. Yo nunca he estado de acuerdo con la marihuana, pero fue tan fuerte el tema que dije ‘vamos’”, describe el ejectuvo en el documental.
Alianzas y viajes
De buenos aliados está hecho el camino de Santaferia. Joe Vasconcellos y Roberto Márquez son los dos más reconocibles (Mariel Mariel y Paula Rivas también hacen lo suyo) que aparecen en el documental; uno como una suerte de progenitor y padrino a la hora de hablar de ritmos tropicales en el país; el otro, como un referente cuando se trata de letras con sensibilidad social.
“Ellos me han logrado rejuvenecer”, admite el líder y cantante de Illapu cuando rememora los shows que han realizado juntos. “Santaferia me lleva a muchos lugares”, es el aporte de Vasconcellos al centrar el análisis en la diversidad de estilos que los músicos han ido cubriendo con la marcha de los años.
Dentro de esos tantos lugares a los que remite Santaferia, hay algunos físicos y plenamente reconocibles. La causa mapuche es una de las tantas banderas de sus giras y presentaciones, materializadas en imágenes que los muestran cantando y compartiendo con tales comunidades en el sur del país.
Hay también otras banderas en el activismo de los nacidos en Santiago: las de ellos mismos, levantadas por fanáticos capaces de recorrer kilómetros para alentarlos, como si se tratara de un equipo de fútbol a las puertas de la final de campeonato. Son impresionantes las imágenes de la Quinta Vergara en pleno concierto, así como la fidelidad de seguidores capaces de levantar un grupo aparte con códigos propios. Ahí están, por ejemplo, Las mañosas, una hinchada integrada sólo por mujeres, algo hasta hace poco inédito en la escena nacional.
Son los detalles que convierten a los hombres de la Cumbia Casera en un fenómeno sin parangón en el circuito, renovadores de la cumbia, tan convocantes como el rock en su tiempo, y capaces de abrazar otros géneros, otras geografías, llegando a grabar a estudios de generoso currículum en Los Angeles y Nueva York. Los mismos por donde pasaron Frank Sinatra, Yoko Ono o Foo Fighters: los rostros de alegría de los músicos cuando recuerdan esas anécdotas -e incluso aún de incredulidad- hablan de la extensa ruta que han dibujado en 15 años.
Lo mismo sucede en sus shows en puntos tan distintos como Buenos Aires o Bajos de Mena. O en su lazo con personajes como Gustavo Gatica.
“La banda tiene muchos más hitos de los que salen en el documental”, advierte Martín Pizarro, director de la pieza. Luego sigue: “Fue súper difícil discrimar qué poner y qué no poner, pero al final lo que pusimos fue lo que condensa mejor el espíritu de la banda en la época, en los procesos que estaban viviendo en ese momento. Siento que ellos se mantienen y son tan humildes, que tal vez no dimensionan muy bien la importancia de los hitos que han tenido. Me parecía curioso que mientras grabábamos el documental, ellos se acordaban de cosas y se emocionaban, y eso refleja la humildad frente a su trabajo”.
“El documental se hizo en medio de toda esta locura de la pandemia. Nos costó echar a andar la idea, porque como todos estábamos con mucha incertidumbre, pero ya en un momento lo decidimos y fue más expedito”, acota en conversación con este medio el percusionista Ricardo “Richi” Fuentes, aludiendo momento de pausa pandémico propicio para el acto revisionista de mirar 15 años de trayectoria.
“Pollo” González sitúa la realización de la iniciativa mucho antes, casi como si hubiera sido algo que tenían claro desde la cuna de Santaferia: “Siempre hicimos registros; al comienzo de la banda, de hecho, grabábamos todos los shows, como si hubiésemos sabido que todos esos registros algún día nos servirían. Así que podríamos decir que comenzamos a grabarlo hace 15 años, ja. La idea de hacer un documental rondaba hace tiempo en el equipo. Pero fue este año en que Cristobal (González) empujó con fuerza esta idea y logramos materializarla”.
González, el mentor de todo, asegura: “Nos dimos cuenta que, por la pandemia, aún faltaba mucho para hacer eventos masivos, que quizás nuevamente este 2021 no podríamos hacer un evento aniversario. Viendo el documental Rompan Todo, empezamos a visualizar que un documental podría ser un buen hito, y algo atractivo y diferente”.
Diferente puede que sea una palabra precisa. Pa’ que lo baile como quiera no sólo se despoja de mandatos cronológicos sino que también exhibe una mirada más luminosa del destino de un grupo. No mira en las fracturas, sino que más bien en todos los rincones donde la bandera multicolor de Santaferia ha flameado.
González culmina: “Hay tristezas y momentos duros, como en toda historia, pero está la alegría como herramienta de superación del dolor. La cumbia es eso, ¿no?”.
El registro se podrá ver este sábado 2 de octubre desde las 21.00 a las 23.00 horas. Las entradas se pueden comprar aquí.
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