Bastó menos de un mes desde el estreno de la serie El juego del calamar para que nuevamente un producto de la industria de entretenimiento surcoreana invadiera todo diálogo posible. Con nueve capítulos y encumbrada como una de las grandes obras virales en la historia de Netflix, la ficción se mantiene inamovible en la cúspide de lo más cotizado y popular de la plataforma.
¿Supone una amenaza? Claro, su masividad podría hacer tambalear a otros fenómenos del streaming como Bridgerton, Lupin o Gambito de Dama, nombres reconocibles y parte de aquella privilegiada lista de lo más visto. Ahí es donde apunta actualmente la aventura de supervivencia de Gi-hun y compañía.
Un éxito sorpresivo que no solo nació producto de la exhibición de la temporada en decenas de países, sino que también tuvo su asidero en la inventiva mente de Hwang Dong-hyuk, creador y hombre clave de la ficción.
Claro que poner a 456 participantes a competir en juegos infantiles por una cuantiosa suma de dinero no fue un camino del todo expedito. Originalmente concebido como un largometraje, a Dong-hyuk se le ocurrió la idea en el 2008 y un año después el guión de una serie ya estaba en sus manos. Eso sí, la escritura y reescritura de los dos primeros episodios le tomó seis meses.
Naturalmente, la particularidad del proyecto lo frenó e hizo que no viera la luz hasta ahora. “Después de unos 12 años, el mundo se ha convertido en un lugar donde las historias de supervivencia tan peculiares y violentas son realmente bienvenidas”, comentó el realizador a The Korea Times en una entrevista reciente.
En aquella nota también apuntó al riesgo de la apuesta: “Convertir la historia en la serie seguía siendo una aventura, al igual que hace una década. Sabía que sería todo o nada; una obra maestra o un fracaso peculiar”.
“Admito libremente que me he inspirado mucho en los cómics y la animación japonesa a lo largo de los años”, comentó a finales de septiembre a Variety. “Cuando comencé, yo mismo estaba en apuros económicos y pasaba mucho tiempo en cafés leyendo cómics como Battle royale y Liar game. Llegué a preguntarme cómo me sentiría si participara yo mismo en los juegos. Pero encontré los juegos demasiado complejos, y para mi propio trabajo me enfoqué en usar juegos de niños “.
Un proyecto que hasta el último momento generó dudas en él respecto a qué tan convincente sería que un grupo de endeudados participantes arriesgara sus vidas en aquellos sádicos escenarios. Claro que vio sustento en la premisa principal: los juegos infantiles, un gancho que pensó que sería un atractivo a nivel mundial. Y tenía razón.
Por otro lado, el realizador encontró un espacio ideal en el proceso y desde antes de su llegada al streaming ya vislumbraba un punto clave: la influencia global de emblemas de Corea del Sur como el cantante PSY, el grupo BTS o el director Bong Joon-ho, quien con Parásitos (2019) construyó una nueva vitrina de cara al resto del planeta y terminó coronándose con cuatro estatuillas en los premios Oscar. Una suerte de polvorín que impulsó todo y que hoy hace gozar a Dong-hyuk de un reconocimiento notable.
Claro que el historial creativo del hombre principal es poco reconocible para aquellos que no estén inmersos por completo en la oferta asiática. En su lista se cuenta la dirección en películas desde principios de la década pasada y algunos créditos como escritor, editor o director de fotografía. Una serie de productos que no salieron masivamente del continente y muy distanciados de los tentáculos que invaden actualmente al mundo y que destacan por su particularidad.
“Otras series o películas de géneros similares siguen a un héroe que resuelve acertijos difíciles para convertirse en un ganador. Pero esta serie es una historia de perdedores. No hay ganadores, ni genios, sino una persona que da cada paso hacia adelante con la ayuda de otros”, puntualiza el creador en el diálogo con el portal asiático, señalando uno de los ejes de su trabajo.
Ahora, con todos los ojos puestos en él, Hwang Dong-hyuk se toma con calma la llegada de una segunda parte de la ficción. Sobre todo, teniendo en consideración que se encargó de dirigir y escribir todo el primer ciclo. Una serie de tareas creativas que ha catalogado como un proceso extenuante, tanto física como mentalmente.
“Sí lo hiciera, ciertamente no lo haría solo. Consideraría usar una sala de escritores y querría varios directores experimentados “, aclaró al medio estadounidense.
Y si bien no cierra del todo la puerta de la continuación, hoy Hwang define su éxito más reciente como una etiqueta que lo seguirá allí donde vaya y que funcionará como un punto de comparación para los demás proyectos nacidos de su pluma, entre ellos Killing old men club, el borrador de una película en la que está actualmente trabajando.
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