En los últimos años, la Academia Sueca, entidad encargada de entregar los Premios Nobel en todas sus categorías, ha elegido un abanico de nombres que han sorprendido en el Nobel de Literatura. Lejos de los nombres que se dan todos los años, como Haruki Murakami o Anne Carson, son otros quienes se han llevado el galardón.
Quizás el caso más emblemático en el Nobel de Literatura en cuanto a lo sorpresivo fue Bob Dylan, en 2016. En la ocasión, la Academia lo galardonó “por haber creado una nueva expresión poética dentro de la gran tradición estadounidense de la canción”. No es menos cierto que ese trabajo, en rigor, Dylan lo ha desarrollado más en canciones que en libros, que en rigor solo tiene dos: Tarantula, de 1971; y sus memorias Chronicles, volume 1, de 2004. De hecho, en su estilo, Dylan recién recogió el premio en abril de 2017, acaso mostrando con hechos lo sorpresivo que le resultó.
Rompimiento también fue lo de 2015 con la bielorrusa Svetlana Alexiévich, puesto que con ella, por primera vez la Academia distinguía un género que hasta entonces no se había galardonado: el reportaje periodístico. “Por sus escritos polifónicos, un monumento al sufrimiento y al coraje en nuestro tiempo”, se indicó desde la Academia Sueca. Ahí se inscribe su desgarrador Voces de Chernóbil. Crónica del futuro, de 1997.
La última ganadora fue una sorpresa total. Louise Glück, la poeta estadounidense. No figuraba para nada dentro de los favoritos. En castellano ni siquiera estaba publicada por una editorial grande, sino por la casa española Pre-Textos. Más bien, Glück era una autora de culto, aunque voces como la del narrador y traductor español Gonzalo Torné, sugirieron que se publicara una buena antología de su poesía. En 2021, con su estatus de autora galardonada con el Nobel se marchó a la casa editorial Visor, con la cual publicó en castellano su poemario Noche fiel y virtuosa, disponible en Chile.
Otro caso fue Peter Handke, Premio Nobel de Literatura 2019, “por un trabajo influyente que con ingenio lingüístico ha explorado la periferia y la especificidad de la experiencia humana”. Su país solo contaba con un galardón (a Elfriede Jelinek, en 2004) y su obra transitaba por el teatro, la novela y el ensayo. Eso sí, ese año su nombre sí se encumbraba entre los favoritos, aunque su momento estaba lejos del de los años 90, cuando fue un autor bastante más leído. “Se convirtió en un nombre más de esos escritores imprescindibles que provienen de Europa Central, como el mismo Bernhard, o Joseph Roth, o Karl Kraus, o Schnitzler o Canetti o Hermann Broch. O Sebald, ya que estamos”, comentó el escritor nacional Diego Zúñiga en ese 2019.
Sorpresivo también fue lo del británico de origen japonés, Kazuo Ishiguro, en 2017, quien no figuraba como favorito. En la entrega, la Academia señaló como motivo: “En sus novelas de gran fuerza emocional, ha descubierto el abismo bajo nuestro ilusorio sentido de conexión con el mundo”. Para esos entonces, llevaba 7 novelas, dos de ellas llevadas al cine (Lo que queda del día y Nunca me abandones), aunque eso sí, en castellano estaba publicado por la catalana editorial Anagrama.
No tan raro fue el caso de Olga Tokarczuk, “por una imaginación narrativa que, con pasión enciclopédica, representa el cruce de fronteras como una forma de vida”. La polaca llevaba años de trayectoria publicando volúmenes como Los libros de Jacob (2014) y Los errantes, el que le valió ganar el prestigioso Booker International Award 2018. Para esos entonces era una autora consagrada, pues llevaba 11 libros, tres de relatos y ocho novelas, y era un nombre relevante de las letras. Tokarczuk se inscribe dentro de una tradición de escritoras y escritores relevantes de Europa del este, como la misma Wisława Szymborska, su compatriota (Nobel de Literatura 1996).
La ganadora o ganador 2021 se conocerá este jueves a las 08.00 AM de Chile.