Salo Luna se ha vuelto a convertir en un rostro y un nombre habitual para algunos chilenos. La serie documental Colonia Dignidad: una secta alemana en Chile, que hace unos días estrenó Netflix, lo tiene como narrador principal de sus seis episodios, donde acompañado de impactante material de archivo va describiendo los abusos y el funcionamiento del encalve alemán que durante décadas encabezó Paul Schäfer en el sur del país.
Una trama brutal que por supuesto no sólo lo tienen como narrador en la actualidad, sino que también como protagonista en el pasado, cuando en 1997, con 18 años, logró fugarse del lugar junto a otro colono (Tobías Müller), para empezar con ello a destapar una de las mayores controversias que ha golpeado al país en su historia reciente.
En una entrevista con Culto, Gonzalo Luna declaró que había aceptado de inmediato tomar el rol de relator en esta nueva apuesta de la plataforma digital. Incluso, que era un papel para el que se había preparado desde siempre, ya que, según recalcó, nunca permitió que tal experiencia lo dañara psicológicamente.
Pero no es la primera vez que el streaming lo sitúa frente al período más doloroso de su existencia, el que de a poco ha abandonado hoy como encargado de la oficina de deporte en la localidad de San Fabián de Alico (Región de Ñuble).
En la última parte de 2020, Amazon Prime Video y Mega estrenaron Dignidad, una serie más arropada en la ficción y -auque centrada en el lugar- con un eje distinto: trasladaba la historia al Santiago de 1997, donde el abogado Leo Ramírez (Marcel Rodríguez) recibe un llamado del juez Jiménez (Alejandro Trejo), quien le pide investigar los acusaciones de abuso que han explotado contra el líder de Colonia Dignidad.
Una labor que encomienda a Ramírez no solo por ser un fiscal que estudió en Berlín, por lo que maneja a la perfección el alemán, sino porque su propio pasado en las oscuras instalaciones en Parral, como poco a poco se va revelando en la narración.
Tras su llegada a la comuna ubicada en el Maule, Ramírez se une a la policía local para ir a tomar preso a Schäfer, por acusaciones de abuso a menores -más de 20 solo en los últimos seis años-, a pesar del apoyo y la protección que éste tiene en el sector.
Vale decir, Dignidad toma el relato desde una óptica más reciente, vinculada a lo judicial y con un Schäfer ya veterano, papel que recayó en el actor alemán Götz Otto.
¿Qué dijo Salo Luna cuando esa vez debió ver parte de su pasado en pantalla? “La serie no está basada en mi vida ni mucho menos, pero sí veo algunas escenas que fueron cercanas a la realidad y otras que están muy lejos. La naturaleza de las acciones que se cometían ahí no se pueden graficar en una escena”, comentó en el diario Las últimas noticias.
Luego, con respecto a la producción dirigida por Julio Jorquera Arriagada, subrayó que el retrato de Schäfer no se acercaba tanto al real: “Sus ataques no se muestran en la producción. Muestran un Schäfer compuesto, que no se exaspera con nada, muy contenido, cuando en realidad tenía unos arranques como de locura, el tipo se encolerizaba, era muy ambivalente’. Para la época que recrea la serie, Schäfer estaba algo acabado, ya se movía con dificultad. Además, no tenía esa prestancia, no era tan alto como en la serie, debe haber medido 1,75 metros”.
“Los allanamientos comenzaron mucho antes de 1996, como lo plantean en la serie. Los colonos tenían mucho poder y pudieron soslayar muchos de ellos”, comentó con respecto a los procesos judiciales que intentaron acabar con la secta.
En diálogo con otro medio, La Discusión, Luna precisó que el abogado que muestra la ficción como protagonista fue el único que creyó en llos cuando se comenzaron a revelar los secretos del grupo.
“Él es mi abogado hasta el día de hoy, lo conozco físicamente desde que tenía pelo hasta ahora que ya está calvo, era un abogado muy joven y con muchas ganas de trabajar, y sobre todo, fue la única persona que desde el primer día creyó en nosotros, cuando el 90 por ciento de la sociedad chilena pensaba que Colonia Dignidad era un lugar benefactor donde solamente ocurrían cosas positivas. Él sigue ayudándonos con la causa que tiene que ver con el pago de la indemnización. Lo que hoy en día se conoce como Colonia Dignidad es gracias a las once víctimas que nos atrevimos a denunciar y a continuar esta lucha que hasta hoy no ha tenido una reparación digna judicialmente”.
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