La definición de sus personajes
Paul Atreides, un joven entrenado desde que era pequeño, es el heredero de la casa que recibe el mandato del emperador para gobernar Arrakis. También es una especie de salvador para muchas de las personas con las que se cruza. Timothée Chalamet encarna con firmeza la vulnerabilidad y la omnipotencia del papel. En tanto, la sueca Rebecca Ferguson es una excelente Lady Jessica, su madre en la historia, un personaje parte de la hermandad femenina que conduce los destinos políticos y religiosos de ese mundo.
Dentro de un relato que podría pecar de excesivamente serio, el carisma proviene mayoritariamente desde Jason Momoa (Duncan Idaho) y Josh Brolin (Gurney Halleck), los protectores y guerreros de los Atreides. El director Denis Villeneuve, fiel a la novela de Frank Herbert, introduce más de una decena de personajes que gravitan en la trama, pero se las arregla para no abrumar y otorgarle a cada uno un momento estelar.
El equilibrio de la épica
En 1965 el libro de Frank Herbert operó como sombría reflexión sobre ecologismo, política y filosofía, marcando un hito en el género de la ciencia ficción que todavía suscita nuevos análisis e inspirando a sagas tan populares como Star Wars. Imposible de filmar para muchos, la historia encuentra en Denis Villeneuve una lectura que respeta y celebra ese subtexto, al tiempo que lo pone el servicio de una aventura consistente y de ribetes colosales, a la que es imposible resistirse. Épica pero con sustancia, la película no olvida los detalles más importantes de la novela (la composición de las casas, las particularidades de Arrakis), imaginando en pantalla un mundo complejo e infinito.
Un blockbuster exuberante
El ruido alrededor de las superproducciones de Hollywood muchas veces genera confusión respecto a dónde están los títulos trascendentes con efectos especiales e historias a escala mayúscula. Dune no es la película más cara del último tiempo, ni probablemente a la hora de los balances será la más exitosa de este año, pero entiende como pocas las posibilidades de montar un espectáculo cinematográfico. Tanto o más lograda que Blade Runner 2049, la cinta es una inmersión que resuena en la pantalla grande, exprimiendo lo mejor de su diseño de producción, dirección de fotografía y la banda sonora de Hans Zimmer.
Ajustes para el siglo XXI
El filme tiene en Lady Jessica (Rebecca Ferguson), Gaius Helen Mohiam (Charlotte Rampling) y Chani (Zendaya) a tres personajes femeninos de peso, más allá del tiempo en pantalla de cada una. Pero, según la óptica de Denis Villeneuve, algo faltaba en ese retrato. De ahí que optara por convertir en mujer a un personaje que en la novela original es hombre: el planetólogo Liet-Kynes, clave en la introducción de los Atreides a Arrakis, es encarnado por la actriz británica Sharon Duncan-Brewster, dueña de una de las actuaciones más frescas de la película. “Creo que es algo en lo que podría haber pensado el propio Frank Herbert, si el libro se hubiera escrito hoy. Está muy cerca del espíritu del libro”, explicó el cineasta a Wired.
Solo una a la vez
En los años 70 Alejandro Jodorowsky llegó a planear un cinta de 14 horas. La primera versión del filme de 1984 de David Lynch duraba tres, y quedó reducida a poco más de dos. La novela de Frank Herbert es un material denso que en las manos de Denis Villeneuve se convierte en una historia digerible y no extravía la ambiciosa épica de la original. Parte de sus virtudes –y el dejo de frustración que deja su final– obedecen a que el cineasta canadiense concluyó que una sola película era insuficiente para hacerle justicia al clásico de ciencia ficción.
Su cinta, que comienza con la leyenda Duna: Primera parte, debiera ser continuada en una secuela que aún no ha sido oficializada por el estudio. De todos modos, prima el optimismo del realizador, quien ha sugerido que podría comenzar el rodaje de la segunda entrega a fines de 2022. Que así sea.