Dos siglos antes de que La Ley y Mon Laferte conquistaran México con sus canciones, Bernardo O’Higgins hizo su parte. En 1822, luego que el entonces Director Supremo enviara al puerto de Acapulco una escuadra nacional para apoyar a la resistencia en la guerra de independencia de ese país, el triunfo insurgente se celebró en las calles del estado de Guerrero con los marineros chilenos sumándose a la fiesta y tocando sus ritmos patrios.

El destino quiso que, con el tiempo y gracias a otros aventureros criollos movidos por la fiebre del oro de California, ese repertorio siguiera expandiéndose por el suroeste mexicano, donde hasta hoy se cultiva “la chilena” -basta revisar Spotify para corroborarlo-, un singular género mestizo que fusiona cueca con son calentano y bronces.

Puede que en esas noches de jolgorio, gloria embriagada, requinto y guitarrón en las calles de Guerrero y Oaxaca esté el origen del histórico intercambio cultural entre chilenos y mexicanos. También, la matriz de una relación bilateral de larga data y características bastante únicas. Así al menos lo establecen los autores de Canciones de lejos, complicidades musicales entre Chile y México, una novedosa crónica investigativa a cargo de plumas de ambos países que busca profundizar en los puentes musicales entre las dos naciones, así como en los hitos y las figuras que han cimentado una correspondencia capaz de sortear miles de kilómetros de distancia.

Los Ángeles Negros

“Una historia común que se tenía que escribir de alguna forma”, plantea Gonzalo Planet, investigador, integrante del grupo Matorral y coeditor -junto al periodista mexicano Enrique Blanc- de un proyecto que llegará a librerías nacionales en diciembre, luego de su reciente presentación en la FIMPRO de Guadalajara. Un volumen que repasa las historias en tierras norteamericanas de íconos de la música popular criolla del último siglo, como Palmenia Pizarro, Monna Bell, Los Tres y Los Bunkers, pero también el influjo local de la edad de oro del cine mexicano -el de Jorge Negrete y Pedro Infante-, de ídolos como Juan Gabriel, de la ranchera en diversas zonas del sur y hasta del humor de Cantinflas y El Chavo del 8 en el imaginario popular del país.

“Al leer de esta relación entre ambos países estamos leyendo mucho de Chile, de quiénes somos, porque mucha de nuestra idiosincrasia actual tiene que ver con los efectos que ha tenido la música mexicana por décadas acá”, asegura Planet, quien firma un capítulo del libro centrado en la singular relación de Los Tres y Café Tacvba, quienes incluso llegaron a publicar, hace dos décadas y en su apogeo continental, un disco de versiones de los penquistas (Vale callampa).

“Hay historias que no conocía, como que Café Tacvba vino a Chile antes de grabar el disco Re como un grupo absolutamente anónimo, como parte de un intercambio cultural. Tocaron en Santiago sin que nadie los conociera, acababan de sacar su primer disco, estuvieron en el Parque Forestal, conocieron gente en la calle que les recomendaron música y les pasaron casetes de De Kiruza y el primero de Los Tres. Son recuerdos que Rubén (Albarrán) tiene hasta hoy”, cuenta el autor.

A este se suman capítulos dedicados al inédito fenómeno de ventas y de estadios protagonizado por La Ley en ese país a partir de la publicación de Invisible (1995); a la historia Los Ángeles Negros en México, donde se radicaron y conquistaron el continente, escrita por Mauricio Durán de los Bunkers -quienes también ocupan un apartado del libro-, y otras páginas para Sonia La Única, Mon Laferte, Ana Tijoux, Lucho Gatica y Hoppo!, conjunto chilango-santiaguino liderado por el propio Albarrán.

“Con Enrique tratamos que no fuera un libro tan típico para este tipo de publicaciones, que por lo general suelen ser musicológicas o con análisis de ese tipo. Nosotros intentamos que fuera periodístico también, y además quisimos darle espacio a algunos músicos, que es algo que no sucede tanto, para que escribieran”, explica el coordinar de la investigación.

“Entonces ahí está, por ejemplo, Mauricio Durán, que no mucha gente sabe que es periodista también. Pensamos en él para escribir de Los Ángeles Negros porque vive en México, ha tocado y trabajado con ellos como productor, ha sido testigo de cómo el grupo sigue instalado en México y de hecho mucha gente de allá cree que es una banda mexicana”, agrega.

Canciones de lejos trae también algunos hallazgos e historias menos conocidas, como la de la cantante Mayita Campos, figura de mediana relevancia de la Nueva Ola que terminó haciendo carrera en la televisión y la música azteca, llegando incluso a actuar en el festival de Avándaro, el Woodstock mexicano de 1971. “Ahora ella es reconocida como pionera del rock en México, donde sigue viviendo”, cuenta Planet.

Impulsado por Chilemúsica y publicado por la editorial de la Universidad de Guadalajara, el libro incluso deja espacio para el reverso de este abrazo bilateral. “Hitos no tan glamorosos o una suerte de lado B, como el caso de Jorge González, que tuvo un paso por México en el que no le fue tan bien”, ejemplifica el editor, a partir de una crónica escrita por el músico Pedropiedra, testigo presencial de los últimos pasos del ex Los Prisioneros por escenarios norteamericanos.

“Él mismo cuenta que Jorge estaba tocando en un Vive Latino, en la época de Los Ppdates, y la gente no tenía idea quién era él”, adelanta el editor. “De repente en un DJ set pone Tren al sur y ahí recién todos se dan cuenta que es el Jorge González de Los Prisioneros, porque el disco Corazones tuvo cierta difusión en México también”.

”Hay una idealización de ida y de vuelta, por así decirlo”, dice Planet, trazando un paralelo entre diversos fenómenos, mitos y cruces históricos de ambos países. Desde la progresiva inserción de la ranchera en el folclor de la zona centro sur de Chile -hay hasta un festival del género en Chanco que muchos mexicanos desconocen- hasta la nueva oleada de grupos y de jóvenes cantautores locales que han vuelto a viajar en masa a México en busca de El Dorado, tal como esos pioneros exploradores del siglo XIX.


* Canciones de lejos, complicidades musicales entre Chile y México (Editorial Universidad de Guadalajara / Chilemúsica / Ediciones UC) se presentará oficialmente en Chile durante la próxima edición del festival Fluvial de Valdivia, en diciembre, mismo mes en que llegará a librerías nacionales. Editado por Gonzalo Planet y Enrique Blanc, cuenta con textos a cargo de los músicos Pedropiedra y Mauricio Durán; los periodistas especializados en música Marisol García, David Ponce, Rodrigo Alarcón, Johanna Watson y Natalia Cano y el musicológo Juan Pablo González, entre otros autores.

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