Una extensión de siete meses, grabaciones repartidas en cuatro regiones del país y, sobre todo, una envergadura de producción con la que el medio audiovisual chileno no estaba familiarizado. Era la demanda que implicaba en el año 2010 el rodaje de Prófugos, el debut local de las series de HBO, realizado por las productoras Fábula y Efe3.

Ya solo el comienzo y los 15 minutos finales del capítulo piloto brindaban un reto mayúsculo para la ficción dirigida por Pablo Larraín: una vertiginosa secuencia que incluía una persecución a toda velocidad por el centro de Valparaíso, una explosión en pleno puerto y un tiroteo entre los protagonistas y la PDI. Este último, que abarca cerca de tres minutos de la historia, exigió una coordinación y preparación inéditas para gran parte de los técnicos y realizadores que participaron.

Prófugos, la primera serie chilena de HBO. Foto: HBO

“Hubo un trabajo enorme de estudio y preparación. Revisamos cuadro a cuadro películas de acción con escenas que funcionaban. Los extras que hacían de los PDI que iban a disparar tuvieron formación en la institución. Lo mismo los actores. Sabían cómo moverse, cómo manejar una pistola y que tenían un arma de cine que eventualmente podía pegarle un fogonazo al compañero, por lo que eran conscientes de que no podían disparar si no estaban a cierta distancia, y que al terminar la escena debían entregarla”, apunta Óscar Godoy, asistente de dirección de filmes como No y Neruda, quien ejerció ese rol en las dos temporadas de la serie de acción.

El propósito final no era otro que lograr que la historia de los prófugos encarnados por Néstor Cantillana, Benjamín Vicuña, Luis Gnecco y Francisco Reyes tuviera toda la espectacularidad que requería una producción de HBO, pero que al mismo tiempo se hiciera bajo todas las medidas de seguridad. “Esa fue la gran escuela para mucha gente acá”, afirma Godoy. “Hoy existe un nivel bastante bueno. Quizá en México, Argentina o Brasil sigue habiendo una especialización mayor, que tiene que ver con el mismo tamaño del medio audiovisual. Ellos tienen una industria, nosotros todavía un medio”.

En ese pie encontró a los trabajadores locales la fatal noticia que llegó recientemente desde Estados Unidos: la muerte de la directora de fotografía Halyna Hutchins, a los 42 años, el jueves 21 de octubre, en el set del western Rust. Aunque la investigación aún sigue su curso, el actor y productor Alec Baldwin habría matado accidentalmente a la profesional -y herido al director Joel Souza- tras apuntar a la cámara mientras ensayaba una escena.

Las miradas han girado hacia la supuesta responsabilidad de la armera Hannah Gutierrez Reed y el asistente de dirección Dave Halls (ambos cuestionados por miembros de otras cintas en las que han participado), además de las precarias condiciones laborales del proyecto. Las diligencias deberán resolver si fue la especialista quien le facilitó el arma primero a este último o si él la tomó por su cuenta para pasársela a Baldwin -transgrediendo el protocolo-, y por qué durante esa jornada el revólver aparentemente tenía munición real. “Hay accidentes en los sets de filmación de vez en cuando, pero nada como esto. Este es un episodio de uno en un billón”, dijo ayer Baldwin, en su primera aparición pública desde la tragedia.

Sayen es la primera trilogía de películas de acción de Amazon Prime Video en el país.

Jorge “Grillo” Soto es uno de los armeros más solicitados en el medio chileno. A la cabeza de Grillo Films, hoy se mueve por los rodajes de series y películas chilenas pero también ha colaborado en proyectos en Latinoamérica. Su labor -también denominada como weapon master- consiste en proveer de armas a la producción y estar presente en cada momento de la grabación de la escena, entregándole y recibiendo las pistolas del elenco, además de velar por el respeto de la distancia mínima para ejecutar un disparo (seis metros, detalla). Si la serie o película lo requiere, también brinda instrucción a los actores y trae armas específicas desde otros países del continente, bajo aprobación de las autoridades correspondientes.

“Siempre me pongo en el peor escenario posible. Como ni yo ni el equipo queremos que haya accidentes, tomamos todas las medidas correspondientes. Somos más rigurosos que un prevencionista de riesgo”, dice Soto, quien comenzó en esa labor en Prófugos y viene de realizar La jauría 2 y Sayen, la primera parte de una trilogía de películas de acción de Amazon Prime Video y Fábula. También con su compañía se encuentra a cargo de los efectos visuales de Verdades ocultas (Mega), pero cuenta que nunca ha sido contactado como armero en teleseries diurnas o nocturnas.

Sobre los proyectos audiovisuales que descartan la inclusión de esa función, señala: “Cometen el error de traspasarle la responsabilidad al departamento de utilería. Salvo las de goma o las que son encendedores, todas las armas son de fuego, ya sea blancas (de fogueo) o rojas (reales). El principio es el mismo: siempre hay deflagración de pólvora”.

Y ahonda en el funcionamiento en Chile: “Hay ocasiones en que por la antigüedad de las armas se puede llegar a usar armas reales, pero al momento de disparar se usa fogueo. Nunca se llevan tiros reales a un set. Comúnmente se utilizan reales modificadas para fogueo, cañón bloqueado y con tapón en la punta. Siempre con autorización de la autoridad fiscalizadora”.

En busca de un protocolo

Para interpretar a Mauricio Hernández Norambuena -comandante Ramiro- en la película Matar a Pinochet (2020), el actor Cristián Carvajal se vio obligado a asistir a clases de instrucción de tiro. El reto tenía una vuelta algo más específica: cómo manipular armas que se asemejaban lo más posible a las de 1986, cuando el Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR) intentó infructuosamente acabar con la vida de Augusto Pinochet.

Gastón Salgado en la película Matar a Pinochet. Foto: Villano

“La inducción no fue tan grande, porque justamente Los Fusileros en esa época no tenían tanto conocimiento. El grueso del elenco no debían ser expertos, aunque otros teníamos que contar con más experiencia”, comenta el intérprete. “Pero siempre te pone nervioso ocupar un arma, en teleseries, series o en una película. O por lo menos a mí nunca me genera una confianza, pese a que estén muy probadas”. Comparte algo de su preocupación su colega Luciana Echeverría (Mary & Mike, La poseída): “No tengo problemas con manipular armas, pero sí con disparar. Aunque cuando existen esos riesgos, en la mayoría de las producciones hay especialistas que nos van guiando”.

Camila Hirane es otra de las actrices que ha tenido recorrido grabando escenas de riesgo en cine y televisión, tiempo en que ha podido aprender sobre un área más técnica, que “no te la pasan en la escuela de teatro”. “Esta es una industria que está creciendo cada vez más y la verdad es que yo siempre me he sentido muy tranquila. Tenemos profesionales que se dedican a esto y es bien impresionante que estuvieran hace 10 años, por ejemplo, en Prófugos”.

Sin embargo, hasta ahora, no existe un protocolo local que fije los parámetros para grabar escenas con armas y realizar secuencias de riesgo; básicamente, depende de cada producción la inclusión de profesionales certificados en tiroteos, persecuciones a bordo de vehículos y explosiones. En ese sentido, la excepción la encarnan proyectos como La jauría (Amazon Prime Video) y Sayen, regidos por el estándar internacional que aplican las plataformas de streaming globalmente.

Juan Ignacio Sabatini, director que ha filmado desde Matar a Pinochet hasta las series La cacería: Las niñas de Alto Hospicio y Zamudio: Perdidos en la noche, valora la presencia del armero en el set, así como de otros expertos: “Están encima de ti corrigiendo la situación para que sea lo más verídica y segura posible”.

La jauría contó con asesoría de la PDI y la presencia de armero. Foto: Amazon Prime Video

De regreso con una nueva temporada, el programa Mea culpa (TVN) incorpora en sus grabaciones pistolas de utilería propiedad del canal. “En un 90% de los casos utilizamos armas de utilería y posteriormente se agregan efectos de sonido. De necesitar de fogueo, existe un protocolo que lo maneja la directora de arte, quien recibe la asesoría de un especialista que provee el arma y le enseña previamente a utilizarla al actor”, indica Paula Valle, productora ejecutiva del espacio.

En tanto, desde la Asociación de Productores de Cine y Televisión (APCT) adelantan a este medio la creación de un texto que estandarizaría el manejo de esta clase de secuencias. “Queremos hacernos cargo de un protocolo de cuidado y riesgo que aplique entre los socios y trabajar con los demás gremios y sindicatos, para así llegar a un documento único que ya que es necesario. Y tal como lo hicimos con el ‘Protocolo de buenas prácticas laborales contra la discriminación y el acoso laboral y sexual’, socializarlo y ponerlo a disposición del sector”, sostiene la productora Gabriela Sandoval, directora de la entidad.

El medio local coincide en que ese sería un paso adelante para evitar cualquier fatalidad, como cada cierto tiempo lamentablemente sucede en la industria norteamericana. Juan Ignacio Sabatini plantea: “Lo de Alec Baldwin es una llamada de alerta para todos. Hacer una serie o una película no vale la vida de nadie”.

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