Es 1969 y un joven llamado Mario Jiménez busca un oficio. Ayudado de una bicicleta, la apremiante solicitud de un padre y una oferta de empleo en una oficina de correo, se convierte en el cartero de Isla Negra para un único y peculiar cliente: Pablo Neruda.
Se trata del inicio de Ardiente paciencia (El cartero de Neruda), reconocido libro de Antonio Skármeta que explora la relación de amistad entre el poeta y un joven de 17 años, escurridizo y enamorado.
La inocencia de ese cartero frente al intelecto del vate sirven como excusa para hilar conversaciones que exploran y giran en torno a amores, poesía y filosofía. Supone también una de las obras más reconocibles de la literatura chilena, traducida a 29 idiomas y una parada obligada para adentrarse en su autor, quien tardó 14 años en armar el texto como resultado de una serie de encuentros con Neruda mientras era redactor cultural de un diario, según reza el prólogo que escribió para la obra. Lo siguiente fueron más de tres décadas que lo afianzaron como parte de una lista de clásicos.
Claro que hoy aquellas páginas publicadas en el año 1985 vuelven a cobrar relevancia. Actualmente se trabaja en un nuevo proyecto que adaptará el libro al formato cinematográfico. Eso sí, ahora bajo el sello de Netflix y encumbrándose como el gran proyecto en el itinerario cercano del gigante del streaming en Chile.
Así lo confirma la plataforma a Culto, compañía que ya gesta una película que iniciará su realización en 2022 en conjunto con la productora Fábula. Se trata de una revisión a aquella historia de amistad y romance ambientada en Isla Negra, marcada por las constantes reediciones, las adaptaciones al teatro y por un vínculo histórico con la pantalla grande. Hoy, con el actor y cineasta Boris Quercia (Los 80) en la silla de dirección.
“Es un desafío muy grande revisitar la obra de Skármeta y la poesía de Neruda enfrentada a los nuevos paradigmas sociales y culturales. Pero sobre todo esta película explora el vértigo del primer amor donde todo lo que uno mira, se convierte en poesía”, expresa Quercia sobre el proyecto en un comunicado de prensa al que accedió este medio.
A la cabeza de la cinta también están los productores Juan de Dios y Pablo Larraín y el dramaturgo Guillermo Calderón, quien ha desarrollado la veta de guionista en películas previas de Fábula y que esta vez adaptará a la pantalla el texto del ganador del Premio Nacional de Literatura de 2014.
“El mayor reto, y por lo que estamos tan entusiasmados, es cómo haremos dialogar esta novela del año 85 con la vida actual. Han pasado 36 años y tenemos que adecuarnos a este paso del tiempo”, menciona Rocío Jadue, directora regional de cine de la productora, apuntando a uno de los puntos centrales de la nueva versión.
“Conocemos y confiamos en que con el talento de Guillermo y de Boris, sumados a la experiencia del equipo de Fábula y Netflix, seremos capaces de hacer una gran película de amor actual, siendo fieles a la obra de Skármeta”, puntualiza.
Aún en fases tempranas de desarrollo y sin un elenco confirmado, pronto se anunciará un casting para continuar hilando la apuesta y sus detalles.
Las cartas previas
Y si bien a más de 30 años de su debut la obra se prepara para una nueva adaptación, no se trata naturalmente de la primera vez que llega al cine. La relación es curiosa, de hecho incluso antes de que se publicara como un libro a mediados de los 80, su nacimiento se dio en una cinta escrita y dirigida por el mismo autor dos años antes (Ardiente paciencia, 1983).
Producida en Alemania y rodada en locaciones en Portugal, aquel primer acercamiento a la amistad costera reclutó a Óscar Castro y Roberto Parada, en los roles principales de Mario Jiménez y Neftalí Reyes, y a Marcela Osorio como Beatriz González, el interés amoroso de Mario.
Un par de años más tarde, los párrafos de la novela corta también inspirarían al director inglés Michael Radford para una adaptación hecha en Italia bajo el nombre original de Il postino (El cartero).
Aquella obra de 1994 rodada en la isla Salina fue el segundo paso del texto por las salas de cine y conllevó un buen número de libertades creativas. La acción se ambientó en Italia y no en la Región de Valparaíso, y la trama se desarrolló en la década de los 50 y no a principios de los 70, como señala el texto original.
Eso sí, más allá de la inventiva puesta en aquella reimaginación europea del dúo, la película no pasó desapercibida. En concreto, recibió cinco nominaciones a los Premios Oscar (incluida una póstuma a su protagonista Massimo Troisi) y obtuvo el galardón a Mejor banda sonora en la ceremonia celebrada en 1995.
En esa vitrina de también se cuentan tres premios BAFTA, un buen número de menciones en certámenes del círculo de críticos de la época y comentarios favorables por parte de la prensa especializada.
Isla Negra no es la única parada
Aunque la adaptación de Skármeta es la noticia más reciente al vínculo de producciones chilenas con el gigante del streaming, no se trata de un caso aislado. A recientes reclutamientos como los de Alejandro Fernández Almendras, José Ignacio “Chascas” Valenzuela o Pablo Illanes, para el desarrollo de proyectos extranjeros que verán la luz en un futuro cercano, también se suma el interés de Netflix por ahondar de lleno en la industria local.
La popular plataforma dio un paso importante en el país hace algún tiempo con Nadie sabe que estoy aquí (2020), la primera película chilena original de Netflix. Aquella historia protagonizada por Jorge García (Lost) sigue a una ex estrella infantil que vive recluida en los parajes del sur tras el alejamiento de las luces que lo vieron brillar cuando era pequeño. También bajo la supervisión de Fábula, fue el debut de Gaspar Antillo en la dirección.
Hoy los hermanos Larraín también preparan 42 días en la oscuridad, la primera serie de Netflix en Chile. Aún sin revelar su fecha de estreno, el thriller policial está actualmente en proceso post producción.
La trama esta vez se inspira en el caso Haeger, un hecho que giró en torno a la desaparición y asesinato de una mujer en 2010 en Puerto Varas. Una ficción con un elenco compuesto, en parte, por Gloria Münchmeyer, Claudia Di Girolamo y Aline Kuppenheim, y que por lo demás involucra a nuevamente a Antillo y a Claudia Huaiquimilla (Mala junta) en la dirección.
Se trata, a fin de cuentas, de una serie de sonados acontecimientos en la industria local que denotan una consolidación de la misma y que no se limita exclusivamente a una única plataforma de streaming.
“Queremos seguir contando historias latinoamericanas, contar historias que celebran la cultura y los íconos locales de nuestros países, como lo hace Ardiente paciencia en torno a la figura de Pablo Neruda, y poder seguir trabajando con talento chileno para llevar sus historias a espectadores en todo el mundo.”, concluye Francisco Ramos, vicepresidente de contenidos de América Latina de Netflix, en el texto compartido.
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