Las primeras andanzas de Robin Williams por los años 2000 estuvieron marcadas por los papeles más sombríos y la escasez del tipo de películas familiares que hizo por montón en los 90. En el cambio de siglo, primero prestó su característica voz en A.I. Inteligencia Artificial (2001), que nadie podría argumentar que es de las cintas más alentadoras de Spielberg, y luego se asoció con Mark Romanek y Christopher Nolan en Retratos de una obsesión (2002) e Insomnia (2002), respectivamente.

Harry Potter conjugaba algo de los dos mundos: un toque oscuro propio de un universo de magos y hechiceros, amalgamado con una historia todo espectador pensada para conquistar a un público amplio, probablemente no muy distinto que el que gozó con el comediante en títulos como Jumanji (1995) y Aladdín (1992).

A comienzos del año 2000, luego de una difícil lucha por resolver quién asumiría la dirección (atrás quedaron nombres como Terry Gilliam y Alan Parker), el estadounidense Chris Columbus fue el escogido para tomar las riendas de la versión cinematográfica del primer libro de la obra de J. K. Rowling, Harry Potter y la piedra filosofal. La labor de casting se aceleró tan pronto como se confirmó el acuerdo, apuntando a una fecha de estreno programada para julio de 2001 (luego retrasada hasta noviembre).

Robin Williams había participado en tres de los nueve filmes de Columbus como director, por lo que el paso siguiente no tuvo nada de disparatado: la estrella deseaba volver a trabajar con el realizador de Mi pobre angelito (1990), a quien conoció a comienzos de esa década en Papá por siempre (1993). Y quería que esa nueva colaboración fuera la primera cinta de Harry Potter.

El trío protagónico en Harry Potter y la piedra filosofal.

En específico, el intérprete acechó el papel de Hagrid, el semigigante que ejerce como guardabosques de Hogwarts y se encarga de instruir al protagonista en sus primeros pasos por el mundo mágico. Cuesta imaginar a un actor de contextura pequeña en el rol, pero ese era el personaje al que apuntó Williams.

La inviabilidad de su fichaje no tuvo que ver con su envergadura física sino que con una regla que trascendía el talento o impronta de cualquiera interesado en el trabajo: al momento de sellar su compromiso con Warner Bros., J. K. Rowling pidió que en las películas únicamente se optara por intérpretes británicos, una solicitud con la que los productores y el mismo Chris Columbus estuvieron de acuerdo. Y eso aplicaba con rigor incluso para los papeles más secundarios: Eleanor Columbus, hija del cineasta y estadounidense como él, es parte del filme como la estudiante Susan Bones, pero la exigencia de la autora impidió que tuviera cualquier línea de diálogo a lo largo de la historia.

Bajo esa premisa, el elegido para encarnar a Hagrid –en todas las cintas de la saga– terminó siendo el escocés Robbie Coltrane (GoldenEye, Cracker), quien además habría sido la primera opción de la escritora. Y el resto del elenco se compuso, entre otros, por Maggie Smith, Richard Harris, John Hurt, Alan Rickman, Warwick Davis, John Cleese, Fiona Shaw y Julie Walters. Puro talento británico.

“Una vez que le dijo que no a Robin, no le iba a decir que sí a nadie más, eso es seguro”, señaló la directora de casting Janet Hirshenson en 2016, recordando la negativa de Columbus a uno de sus colaboradores favoritos.

Robbie Coltrane como Hagrid en la película de 2001.

En diciembre de 2001, en la previa al debut en salas de Harry Potter y la piedra filosofal, el comediante se refirió a sus infructuosos intentos por unirse a la película. “Hubo un par de roles que hubiera querido interpretar, pero existía una prohibición para los actores estadounidenses. Quizá se pueda algún día si (Harry Potter) va a Yale y se convierte en presidente”, declaró al New York Post.

A propósito del aniversario 20 del filme –regresa a los chilenos este jueves 11 de noviembre–, durante los últimos días se ha revelado que Williams también rasguñó otro papel de la franquicia sobre el joven mago. Su siguiente arremetida consistió en ir por el rol de Remus Lupin, personaje introducido en Harry Potter y el prisionero de Azkaban (2004), la primera cinta de la franquicia en que Columbus se hizo a un lado y le cedió su lugar al mexicano Alfonso Cuarón.

El director detrás de El hombre bicentenario (1999) se mantuvo de todos modos como productor ejecutivo de la película, por lo que conservó injerencia en algunas decisiones. Una de ellas, elegir al actor que encarnaría a ese entrañable amigo de juventud de los padres de Harry. Sin embargo, nuevamente la puerta se mantuvo cerrada y al final el papel recayó en el inglés David Thewlis.

“Tuve una conversación con Robin Williams, que quería interpretar a Lupin”, explicó el realizador a Total Film en octubre pasado. “Fue muy difícil para mí decirle ‘Todos son británicos. No hay nada que pueda hacer’”.

David Thewlis en Harry Potter y el prisionero de Azkaban.

En una dimensión paralela, su versión de Lupin le habría permitido al actor fallecido en 2014 ponerse en la piel de un profesor con ribetes de figura paterna, algo que podría haber evocado a su inolvidable John Keating de La sociedad de los poetas muertos (1989).

Aunque entra en el terreno de la especulación, el cineasta profundizó en el tema esta semana. “Robin hubiera sido brillante. Hubiera sido una interpretación diferente”, afirmó al portal Insider. “Me pareció que David Thewlis estuvo genial, pero Robin hubiera sido brillante”.

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