La industria chilena de los espectáculos en vivo sigue en alerta máxima. Después de casi dos años batiéndoselas contra la pandemia y la imposibilidad de desarrollar eventos con normalidad, el sector ha apostado todas sus fichas en 2022, la temporada en que la actividad espera reactivarse con menos restricciones en los aforos, mayores facilidades para las visitas internacionales y una constelación de superestrellas de la música necesitadas de volver a salir de gira y recuperar el tiempo y los dólares perdidos.
Pero las primeras señales que llegan hasta ahora de parte de las autoridades locales inquietan al gremio, que ve con temor cómo la temporada del repunte comienza a sufrir sus primeras turbulencias debido a lo que consideran “malas decisiones”, “cambios en las reglas del juego” y “discriminación” a la música en vivo frente a otras actividades. Puntualmente, con un nuevo inconveniente que involucra al epicentro de los grandes eventos musicales de la capital.
A la polémica por la próxima edición de Lollapalooza, el festival más multitudinario e importante de cada año en el país, actualmente en duda al no tener cerrado el arriendo del Parque O’Higgins y sujeto a una consulta ciudadana aún sin fecha -según determinó el Concejo Municipal de Santiago-, sumada a la cuestionada decisión del municipio de Las Condes de quitarle la subvención a tres obras de Teatro a Mil, se abre ahora otro flanco que preocupa a los productores: una serie de arreglos en el Estadio Nacional para los Juegos Panamericanos de 2023 que, de acuerdo a los protagonistas del sector, hace peligrar toda la cartelera de megaeventos prevista para la temporada 2022-2023 en el país.
Las obras ya comenzaron y son visibles desde el exterior del recinto de Ñuñoa. En específico, se trata de diversas reparaciones en exteriores y jardines del recinto en los sectores cercanos a Marathón y Guillermo Mann, con miras a los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos que Santiago albergará entre octubre y noviembre del año subsiguiente. Y aunque las remodelaciones tienen fecha de entrega para septiembre de 2022 y no afectan al coliseo central, hay un punto en concreto que encendió las alarmas entre los organizadores de conciertos: una serie de “trabas, restricciones y dificultades” para arrendar el estadio para conciertos durante todo el próximo año -detallan los productores-, como también diversos “cambios unilaterales” en los contratos de arrendamiento para espectáculos.
En concreto, las mayores aprensiones del gremio tienen que ver con una nueva cláusula que impuso la administración del estadio, las que en su opinión le da al recinto la posibilidad de extender los trabajos por tiempo indefinido, al tiempo que prioriza por sobre cualquier otra cosa el término de esta remodelación, incluso por sobre las reservas o pre-acuerdos para eventos musicales que ya están fijados en el recinto.
Según explican desde el gremio de los productores, la situación no sólo afecta a los recitales ya anunciados para el próximo año en el estadio de Ñuñoa, como los de Soda Stereo y su “Gracias Totales” (10 de abril), Metallica (27 de abril) -ambos postergados desde 2020- y el recientemente oficializado retorno de Justin Bieber para septiembre de 2022. También hace tambalear a la especialmente numerosa lista de giras internacionales que tienen en carpeta a Sudamérica para la próxima temporada y comienzos de 2023, y que incluye a pesos pesados como Taylor Swift, Iron Maiden, Coldplay, Bad Bunny, Pearl Jam y Guns N’ Roses, entre otros.
El listado que mencionan los propios promotores nacionales incluye también a Queen, los Rolling Stones, Luis Miguel, Roger Waters y David Gilmour, entre otros clásicos que están en conversaciones preliminares con productores chilenos -algunos de ellos con visitas ya cerradas para el próximo festival Rock in Rio- o al menos sondeando la opción de aterrizar en el país en los próximos 18 meses, con el Estadio Nacional como requisito para sus visitas.
“Han puesto una cláusula para arrendar el estadio que le da la posibilidad de extender los trabajos cuando les parezca pertinente, y también priorizarlos sobre cualquier cosa, incluso son predominantes a cualquier reserva que haya para un evento musical sin importar la productora. Esa cláusula es tremendamente compleja porque nadie tiene la certeza de que los espectáculos se puedan realizar”, precisa Jorge Ramírez, gerente general de la Asociación Gremial de Empresas Productoras de Entretenimiento y Cultura (Agepec).
Según el promotor, también representante de la productora Multimúsica, esta situación antes descrita “pone en vilo a cualquier productora que quiera arrendar el estadio, deja fuera del radar de América Latina al Estadio Nacional para cualquier reserva del año 2022. Esto significa que algunos artistas derechamente no van a venir, como puede ser Pearl Jam, Taylor Swift o eventualmente Luis Miguel si quisiera hacer un estadio. Si el Estadio Nacional no está hay giras que no van a venir, porque no se pueden hacer en otro lugar. Y al Nacional no va a ir ninguna banda que tienes que contratar con meses de anticipación si no sabes cuántos días vas a poder montar, no puedes vivir extorsionado por una administración que no tiene reglas claras”.
Francisco Goñi, director de la productora The Fanlab y vicepresidente de Agepec, reafirma este punto de vista: “Si el Estadio Nacional no está disponible no va a venir Coldplay, no va a venir Guns N’ Roses, no va a venir Justin Bieber, ni Iron Maiden, ni Metallica ni los Rolling Stones”.
“Con esto, estás discriminando, estás afectando al mercado y estás siendo poco inteligente. Y además estás afectando una industria y una actividad que está en el suelo. Lo mismo que está pasando en la Municipalidad de Santiago con el Lollapalooza”, agrega Goñi.
¿Qué pasa entonces con los tres conciertos que ya están anunciados para el Estadio Nacional en 2022 y con entradas a la venta? Si bien los involucrados en estos espectáculos aseguran que estos shows siguen en pie, explican que el trato desde la administración del coliseo deportivo siembra dudas sobre el destino de esos recitales y los deja con un grado de incertidumbre. De hecho, comentan que a diferencia de lo que ocurre habitualmente para este tipo de acuerdos entre las partes, la administración de Nacional está operando sólo con reservas, no con contratos, al tiempo que no les está recibiendo las boletas de garantía, el procedimiento estándar para este tipo de operaciones de acuerdo a lo que indican desde el gremio.
“Desde la administración te dicen ok, el estadio está listo, pero me reservo el derecho de hacer lo que yo quiera en este tiempo independiente de lo que tú tengas anunciado o vendido. Y eso es vivir con la espada en el cuello”, dice Ramírez, quien pone como caso hipotético que desde el estadio “quisieran hacer una reparación inesperada, o extender las obras, priorizando eso sobre cualquier producción o preproducción (de conciertos)”.
Consultados por este tema, desde el Instituto Nacional del Deporte, organismo dependiente del Ministerio del Deporte que opera como administrador del recinto de Ñuñoa, confirman la información que plantean los productores de conciertos y entregan sus explicaciones a La Tercera PM.
“En primer lugar, señalar que como IND no existen contratos vigentes con productoras, lo que sí está pactado y firmado son reservas, que siguen vigentes y el espíritu es que se cumplan a como dé lugar, pero como en cualquier caso están sujetas a confirmación por dos motivos de fuerza mayor: la situación sanitaria del país y los avances de las obras que se encuentran en ejecución con miras a los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos de Santiago 2023, que por el momento, se encuentran según los tiempos establecidos”.
Sobre la cláusula mencionada que prioriza los arreglos en el estadio por sobre cualquier otro evento, desde el IND especifican que “un año antes de que se inicien los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos, es decir desde octubre del 2022, la Corporación de Santiago 2023 tiene un derecho preferente de uso en todos los recintos del Estadio Nacional, por lo que desde esa fecha, este nuevo actor tiene la prioridad en el caso de requerir este lugar”.
“Si el Estadio Nacional no va a estar disponible sería mejor saberlo de una vez y no jugar a esta situación que es realmente compleja para los productores de espectáculos”, responde Ramírez. “El 2022 es un año en que la industria necesita recuperarse y lo único que está recibiendo son espolonazos”, añade el dirigente, quien dice que su gremio se siente “abandonado por la autoridad” y que hay “un desdén por la música en vivo” frente a otras actividades como el deporte.
El caso AC/DC
Para Goñi, esta situación tiene antecedentes. “Esto es como volver al pasado, cuando no se arrendó el Estadio Nacional para Madonna en 2008, o cuando tuvimos que luchar para tratar de traer sin éxito a AC/DC con (la empresa) Time for Fun, que no vinieron porque el Nacional no estaba disponible. Y cuando hicimos el Stgo Rock City no pudimos ir del Nacional al Monumental, pero ahora las bandas internacionales ya no me aceptan ese estadio. Ahí los artistas aceptaron porque ya estaban los contratos firmados, pero ahora los artistas dicen que si no está el Nacional, no vienen”, asegura.
“El problema está en que las autoridades suelen no darle mucha importancia a la música en vivo como otro ‘cliente’ del Estadio Nacional”, comenta por su parte Sebastián de la Barra, de la productora Lotus, a cargo de los próximos recitales de Soda Stereo y Justin Bieber en Ñuñoa.
“En el fondo, ellos dicen que prefieren fomentar los torneos deportivos, interescolares, y está perfecto, nos parece bien, pero creemos que ambas cosas pueden coexistir con la música en vivo que también entrega grandes ingresos al estadio”, agrega.
Según De la Barra, también a cargo de Lollapalooza, “nosotros tenemos la fe de que van a revisar esto y van a comprender y apoyar la cultura, la música en vivo, para que tanto las bandas internacionales como los chilenos que telonean a estas bandas puedan tener un espacio y una oportunidad correctas para mostrar su arte. Es cosa de que los accesos y los recorridos hacia el coliseo central se coordinen de manera que no entorpezcamos las mejoras que se están haciendo afuera. Creo que en ese sentido sólo faltan mesas de diálogo, poner en valor la cultura, el espectáculo, la música en vivo, rescatar que es importante para la cultura de una nación”.
Durante los últimos meses, los productores asociados en Agepec han solicitado reuniones a la Ministra del Deporte para llegar a un acuerdo o al menos acercar posiciones respecto a este tema, aunque dicen que aún no han tenido respuesta. Con todo, desde el gremio comentan que en los próximos días esperan concretar un encuentro con algún representante de esa cartera para intentar destrabar la situación.