Las actividades promocionales en torno a la primera autobiografía de Miguel Bosé han sido complejas. Luego que se publicara El hijo del capitán trueno (Grupo Planeta), disponible desde la semana pasada en librerías chilenas, el cantante viajó recientemente a España -hoy vive en México- y concedió las primeras entrevistas en varios años a diversos medios de prensa escrita y televisión de ese país. No todas terminaron bien y, de hecho, fueron varias las confrontaciones entre reporteros y el artista, quien exigió a sus representantes que en esos encuentros no se le preguntara por su separación de Nacho Palau o por sus cuestionadas declaraciones sobre la pandemia.

A la cronista del diario El País, por ejemplo, la trató de forma hostil y dijo que era “su peor enemigo”. Al canal Telecinco, que lo siguió por las calles de Madrid, respondió a sus punzantes preguntas reprochándoles que “atacar no es un trabajo”. Según consignaba ayer el portal 20minutos.es, el intérprete de justifica estos desencuentros “alegando que respondió con el mismo tono en el que fue preguntado”.

Ahora es el turno de la prensa latinoamericana y los problemas se resuelven de entrada para Bosé. En una conferencia virtual a la que tuvo acceso este medio, el español aparece en un lugar indeterminado desde el otro lado de la pantalla, acompañado por una moderadora que le lee las preguntas de cronistas de México, Argentina, Colombia, Chile y otros lugares, todos conectados en simultáneo desde sus respectivos países. No hay interacción directa entre prensa y artista, y por lo mismo, ningún roce indeseado ni la posibilidad de ahondar en determinado tema.

La modalidad escogida permite que el solista de 65 años se muestre histriónico, ameno, relajado, como en los viejos tiempos. Su voz incluso parece menos apagada que en entrevistas recientes. Así, comienza a contestar con paciencia y amabilidad las preguntas sobre su nuevo libro, un proyecto que le tomó cerca de tres años de intenso trabajo (con 8 a 14 horas de escritura durante el año previo al lanzamiento, según cuenta), y donde se centra sobre todo en sus primeros 21 años de vida y en la difícil relación con su familia, sobre todo con su padre, el torero Luis Miguel Dominguín.

“Si tengo que poner una palabra que resuma el proceso, es que ha sido muy pacificador. Ha encajado muchas piezas, ha hecho posible entender mucho mejor lo que sucedió y por qué sucedió, entender que esto tenía que suceder”, explica el artista sobre sus memorias, donde relata una tensa relación con Dominguín, los maltratos, el abandono y sobre todo su imposibilidad de encajar con las expectativas de su exigente y famoso padre.

“Para recordar hay que estar dispuesto a revivir aquellas cosas, tirar del hilo para que aparezcan completas, y sobre todo reconciliarse, más que olvidarlas. Pedirles perdón, perdonar, decir lo siento. Ese es el gran ejercicio, el más difícil”, asegura Bosé sobre este reencuentro con su pasado, el de Miguelito, los padres superestrellas, la convivencia doméstica con grandes figuras del arte del siglo XX en la casa familiar, la separación de los progenitores, sus primeros pasos como cantante.

Una prehistoria que termina a los 21 años del autor. Lo que vino después, asegura, será parte de una serie de televisión que prepara, en sintonía con lo que han hecho en años recientes otros colegas como Luis Miguel. A sus 65 años, el hijo de Capitán Trueno también ha decidido administrar su autobiografía en varias dosis y ajustar cuentas con su padre para explicarle a sus fans su propia vida.

“Las cosas suceden cuando están maduras, uno no busca el momento, el momento suele buscarle a uno. Cuando me fui de España y me fui a vivir a Panamá, al segundo año de estar allá surgió este proyecto tras tener conversaciones con un gran amigo escritor colombiano, surgió la idea de entrar en este mundo. Y él me dijo escribe tal y como las cuentas. De hecho, la escritura es una escritura muy hablada”, relata sobre su libro.

“Surgió la necesidad de entrar en esta parte de mi vida que llega hasta los 21 años, que es la zona mas inédita en mi vida. En esa época los importantes eran Luis Miguel Dominguín y Lucía Bosé, los hijos no interesaban. Una España de trasfondo franquista muy diferente a la que nos tocó vivir después, cargada de secretos, de recovecos (...) antes que Miguelito se convirtiera en Miguel Bosé”, contextualiza.

Pese a reconocer una cierta paz interior que le permitió encarar el proceso, el cantante confiesa desde el otro lado de la cámara que lloró bastante mientras escribía. También, que originalmente su libro tenía 800 páginas y que dejó fuera cerca de 300.

“Había muchas más cosas que al final no es quería que no estuvieran, sino que muchas de ellas podrían haber sido interpretadas de forma errónea. Quería dejar un contenido sin rencor, sin revanchas, sin dolor, donde todo se resuelve. El pudor se deja de lado. A una edad como la mía no te importa compartir ciertas cosas, porque ya da igual. La importancia que se le daba en tiempos pasados hoy en día la ves como que no tiene tanta importancia”, explica.

“Cuando me puse a escribir el libro, las heridas estaban ya sanadas”, agrega. “Si hubiese tenido algún rencor, hubiese aparecido, pero cuando me puse a escribir me di cuenta que el amor hacia mi padre, hacia mi madre, a pesar de sus caprichos, estaba resuelto”.

¿Hizo las paces entonces Bosé con el Capitán Trueno? ¿Logró reconciliarse con esa imagen mítica a la que él mismo bautizó como un personaje de un cómic y que llevó a una canción del mismo título hace una década? “El tiempo todo lo ajusta, todo lo encaja, todo lo explica, todo lo cura. Y creo que ponerse a escribir un libro autobiográfico cuando ha llegado este momento, el momento de la alianza con el tiempo, es infinitamente más bello, más emotivo y puedes ahondar en las cosas malas sin tanto dolor. Las explicas mucho más”, asegura.

“Había algo en mi vida desde el primer día, desde muy joven, a los 6 o 7 años. Ese Miguelito siempre al final lograba sacar la cabeza fuera del agua. Era la determinación, era un niño muy determinado. Obviamente los golpes que recibía de alguna manera fueron resueltos muy rápidamente si no no hubiese podido levantar cabeza. Mis padres se separaron y en la separación me acuerdo cuando entramos en ese mundo de blanco y negro terrible. Y me dije ‘por lo menos ya no está mi padre’. Yo no cumplía con los requisitos para ser el heredero del clan Dominguín, era un niño más sensible, con unos intereses muy diferentes a los que requería esa España, no era un tipo rudo, era otra cosa, que luego mi padre, tarde ya, entendió, porque dijo ‘es increíble que hayas sido el único hijo que haya levantado vuelo y el único que jamás me ha pedido nada’”.

El complemento de esta historia será la serie de televisión, que según detalla el cantante parte justamente cuando se convierte en Miguel Bosé, cuando inicia su carrera. “Hay viajes en el tiempo hacia adelante y hacia atrás, todo para explicar mejor lo que es Miguel Bosé, porque obviamente uno es el fruto de todo el pasado”, señala.

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