El pasado miércoles 10 de noviembre, la misma tarde en que el Concejo Municipal de Santiago resolvía plebiscitar entre sus vecinos la decisión de arrendar nuevamente el Parque O’Higgins para Lollapalooza, la productora a cargo del evento tomó la decisión de sacar el festival del recinto que lo albergó durante toda su historia en el país. “Fue una resolución inmediata luego de escuchar el concejo, porque ahí ya no sabíamos los tiempos ni podíamos confiar en cuándo esto se iba a producir”, cuenta Maximiliano del Río, de la empresa Lotus.
La consulta ciudadana que el municipio encabezado por Irací Hassler decidió convocar ese día, el mecanismo que terminaría decidiendo la continuidad del espectáculo en el parque ante los cuestionamientos de algunos vecinos y concejales, no llegó siquiera a fase de planificación: adelantándose a la jugada y aduciendo un “alto grado de incertidumbre” para el evento, Lotus hizo público siete días después que el mayor encuentro musical del país dejaría el lugar donde debutó en 2011 para buscar un nuevo hogar.
Un cortocircuito inédito entre la autoridad y los organizadores del megaevento que se volvió tema país durante las últimas semanas, inaugurando además una saga de sonados desencuentros entre municipios y emblemas de la cartelera cultural. Para algunos columnistas, la ministra de las Culturas y el gobernador regional Claudio Orrego, se trató de una “pésima noticia para la ciudad”. Para la concejala Rosario Carvajal y la organización vecinal que lideraron la cruzada contra la realización de Lollapalooza en el Parque O’Higgins -por los daños al predio y molestias que este generaría en la comunidad, además de supuestas deudas impagas al municipio-, “un triunfo ciudadano”. Para Lotus, en tanto, demasiados días perdidos en su carrera contra el tiempo para alcanzar a montar en marzo de 2022 la décima edición del festival en Chile, postergada desde 2020 y -aseguran- todavía sin destino definido.
Candidatos, eso sí, no faltan. “Lo que ha sido bonito es que nos han contactado alcaldes de distintos lugares, tanto de Santiago como de otras regiones de Chile, que nos piden que llevemos el evento a sus comunas, sabiendo el beneficio que les puede traer y que si se trabaja coordinadamente este es un evento que genera más externalidades positivas que negativas”, comenta Del Río, director de Lotus, acompañado del gerente general de la compañía, Sebastián Meza. Es la primera vez que los representantes de la compañía hablan públicamente del conflicto desde que el 3 de noviembre la cita comenzara a enredarse a tal punto que, al día de hoy, ni siquiera puedan confirmar que el festival se realizará finalmente el próximo año. “Lo que más queremos como equipo es poder hacerlo”, aclaran.
-Puntualmente, ¿qué los lleva a desistir finalmente de hacer el festival en el Parque O’Higgins?
Sebastián Meza: Es una decisión súper difícil que tomamos como equipo y con nuestros socios internacionales, ponderando todos los elementos para poder llegar a una buena decisión. Y estamos muy convencidos de que es la decisión correcta, porque cuando realizas un evento de esta magnitud, con este nivel de complejidad, la experiencia que quieres entregar necesita muchos partners. El parque es uno, la municipalidad otro, sobre todo considerando las exigencias de tiempo que tenemos ahora, de una industria que viene de a poco levantándose. Necesitas contar con un apoyo súper transversal que sentíamos que no estábamos logrando con el parque ni con la municipalidad.
Maximiliano Del Río: Principalmente por los tiempos y por la incertidumbre por la que nos querían hacer pasar. No teníamos certeza de los tiempos en que se iba a hacer todo esto que ellos nos decían, necesitábamos tomar las riendas de lo que hacemos y trabajar con certezas. Hay nostalgia de dejar la que por años fue la casa del festival, pero creemos que Lollapalooza es más grande que el Parque O’Higgins. Alcanzamos a estar nueve años en ese lugar, un parque hermoso, lo cuidamos siempre que estuvimos ahí, levantamos un festival de clase mundial para Chile, algo que no existía, un festival que genera cada año nueve mil empleos, más de 64 millones de dólares para la economía local, en el que participan más de 60 bandas chilenas por año con equipos de más de 800 artistas a los que les generamos trabajo.
-Meses atrás contaban que las primeras reuniones con la alcaldesa Hassler dejaron una sensación positiva.
SM: Efectivamente nos reunimos por primera vez en agosto. Ahí conocimos a la alcaldesa, nos presentamos, le planteamos nuestra intención de realizar el festival y ella se manifestó súper abierta a evaluar el proyecto, transmitiendo también cómo ella estaba abordando esta nueva administración, su visión. Nos mencionó que tenía que conversar con sus equipos, con las comunidades. Y esa fue la única vez que tuvimos un encuentro con la alcaldesa, pedimos más instancias pero no logramos volver a reunirnos. Si bien la comunicación no era tan fluida como en años anteriores, entendíamos que había una pandemia, empatizamos con una administración que estaba recién haciéndose cargo de una municipalidad, dejamos pasar algunos meses para poder retomar con fuerza la conversación. El 13 de octubre le hicimos llegar una propuesta integral con cuatro ejes, cuidado de las áreas verdes, el legado social y deportivo en el parque, señalética, mejora de juegos, crear bolsas de trabajo para la comunidad. Ella nos iba a hacer llegar una serie de requisitos para ir avanzando en el acuerdo pero después empieza a cambiar el sentido de la conversación, producto de declaraciones de algunas concejalas.
-¿Cuál fue su reacción cuando a comienzos de este mes ocho concejalas se manifiestan públicamente en contra del regreso del festival al Parque O’Higgins? ¿Ya tenían alguna noción de esto o fue algo sorpresivo?
SM: Fue sorprendente porque hay muchos juicios e información que no es correcta y que obviamente hizo tomar un voto político al grupo de concejalas que estaba muy distante de la realidad de las cosas. Nos sorprendió porque apareció un informe de Contraloría donde se establece que el responsable de aclarar estos temas es la municipalidad. Nosotros tenemos en nuestras manos toda la información que la municipalidad le debió haber entregado a Contraloría para aclarar muchos puntos, no sabemos por qué no la entregó en su momento. Lo mismo estos daños que no fueron originados por nosotros. Entonces empieza una nebulosa de información que hace que la nueva administración empiece analizar el evento con una lupa distinta, pero ahí es cuando extrañamos que no se nos haya pedido conversar antes que las cosas sucedieran como sucedieron, es lo que hubiésemos esperado.
MDR: Se han dicho muchas cosas que faltan a la verdad y que nos hemos preocupado de aclarar, y que seguiremos aclarando con los recursos que nos de la ley. Hay ejemplos claros, como que cerramos el parque 6 días, no un mes como se ha dicho. Y eso se puede revisar, si nosotros hubiésemos cerrado el parque un mes nos hubiesen quitado los permisos el mismo día, no hubiésemos estado los nueve años que estuvimos en el parque. Todo esto que ha pasado nos deja en una situación difícil pero creemos que contamos con un equipo capaz para hacer Lollapalooza en otros parques de Chile y de la misma calidad. Eso siempre y cuando contemos con el apoyo de las autoridades para trabajar como necesitamos, con mesas técnicas, un objetivo común, trabajando en conjunto para hacer un festival seguro que además mitigue todas las externalidades que sabemos que se pueden producir.
-¿Hacen alguna autocrítica de todo este episodio, algo que crean que faltó hacer o que se pudo haber hecho mejor?
SM: Somos súper conscientes de que cualquier evento de esta magnitud tiene un impacto. Efectivamente durante algunos días hay ruidos más fuertes, y que si bien disponemos de estacionamientos igual hay gente que estaciona en cualquier parte y eso genera un problema para los vecinos. Un festival de este tipo obviamente tiene que hacer ciertos cierres de calles, porque por ahí transitan peatones, los camiones que traen a los artistas. Lo importante es analizar esas externalidades negativas pero también hacer todo lo posible para que las externalidades positivas sean muchísimo mejores, en ese sentido estamos muy contentos. Y algo donde obviamente podríamos haber hecho más, y siempre lo hemos conversado como equipo y lo tomamos como lección para seguir mejorando, es todo lo que se puede hacer por la comunidad y el entorno, tanto las personas que trabajan dentro del parque como los vecinos más cercanos. Uno siempre pudo haber mejorado los accesos de las calles aledañas, uno siempre pudo haber intentado tener una mejor comunicación con las personas que simplemente no quieren un festival de este tipo en un parque, en todo lo que hacemos hay una autocrítica para seguir mejorando, aportar, llegar con comunicación, recursos y con acciones de mejor forma.
-Cuando esta semana anuncian que dejan el Parque O’Higgins, se podría presumir que ya tienen acordado otro recinto. Se habla del Parque Bicentenario de Cerrillos.
SM: Es interesante cómo Cerrillos ha surgido como una buena plaza, nosotros sin duda que vamos a explorar todas las alternativas que presenten la factibilidad técnica y donde tengamos también el apoyo de los parques, de la municipalidad y los vecinos. Obviamente un parque es una buena opción porque Lollapalooza es un festival urbano, todos los parques con buenos accesos, que tengan metro, van a ser buenos candidatos. Nosotros por ahora estamos evaluando varias opciones.
-Uno supondría que tiene que ser en Santiago, por el aeropuerto, la simultaneidad del festival con el de Buenos Aires.
MDR: Logísticamente todo tiene solución, los artistas pueden tomar vuelos privados desde Buenos aires a Concepción, por decir algo. Depende de cuánto nos queremos complicar.
-¿Cuál es la postura de sus socios internacionales, los creadores de la franquicia, ante lo ocurrido en estas semanas?
MDR: Conversamos con ellos desde que empezó esta situación y hemos recibido de ellos un apoyo gigante. Han tenido mucha confianza en nosotros, nos dicen que somos su primer socio internacional, que en nueve años hemos hecho las cosas bien y que sea cual sea lo que decidamos nos van apoyar. El mismo apoyo irrestricto de los artistas internacionales.
-¿El festival va seguro en marzo?
MDR: Estamos en eso, estamos evaluando.
SM: Esperamos que los recintos que son candidatos cumplan con todos los requisitos y podamos avanzar firme en eso, salir a la venta, anunciar a las bandas. Ese es el plan y en eso estamos.
MDR: Pero no hay seguridad completa en eso, estamos evaluando todas las posibles alternativas. Hay un límite de tiempo pero no es imposible y confiamos plenamente en nuestros socios internacionales, en los artistas nacionales e internacionales y confiamos también en nuestro público, que está esperando que les digamos qué vamos a hacer. Hoy nos hemos dado cuenta que somos más queridos de lo que creíamos y que valoran el trabajo que hemos hecho estos nueve años.
-¿No hacer el festival en marzo es una opción?
SM: Es una opción. Si los posibles recintos y otros elementos, como los plazos, los permisos, no cumplen con todos los checklist para hacer un evento de clase mundial, sin duda que es una opción. Pero todas las decisiones que tomemos van a ser con toda la información necesaria disponible y siempre con la mayor responsabilidad.
-¿El plan B se activó esta semana o ya lo tenían activado, en vista de las dificultades?
MDR: siempre hemos tenido en vista un plan B, siempre ha estado ahí, pero ahora lo estamos materializando.
-A la luz de lo ocurrido este mes con Lollapalooza, Santiago a Mil y Puerto de Ideas, ¿cómo se interpretan internamente estas señales de la autoridad de cara a la reactivación de los espectáculos en vivo?
MDR: Es lamentable todo lo que está pasando, nosotros le mandamos mucha fuerza y ánimo a la gente de Teatro a Mil, de Puerto de Ideas y a todo nuestro gremio en general porque hemos tenido una pandemia que nos ha golpeado fuerte a todos y hoy, cuando queremos volver, no nos hemos encontrado con el escenario ideal ni con el apoyo que necesitamos, no sólo en nuestra industria sino que en la cultura en general, y eso me parece algo súper preocupante para el futuro del país. Me gustaría ver un apoyo transversal a la cultura y que no se politice ni se lleve a instancias donde hemos llegado tanto nosotros como estos otros casos. Hay ahí un tema pendiente y ojalá los próximos gobiernos bajo los cuales nos toque vivir sean más partícipes y faciliten el hacer llegar la cultura a todas las personas.
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