La fantasía de la máquina del tiempo y de convertirse en testigo de un instante mayúsculo en la historia humana. Algo así como ir de travesía a un hito que has visto desde siempre en todos los libros de historia.
Si al director neozelandés Peter Jackson le dieran la oportunidad de esa marcha atrás, escogería sin titubeos un momento de los 60 con sólo cuatro protagonistas: “Siempre fantaseé, como fan de los Beatles, que alguien construyese una máquina del tiempo y me dijese: tienes un viaje, ¿cuál será? Yo diría que quiero ir a los sesentas, al estudio de los Beatles, quiero sentarme en una esquina, sin interferir. Solo verlos trabajar. Quería mirarlos desde un rincón”, fue lo que respondió hace unos días en una conferencia con medios de todo el mundo en la que participó Culto.
Y sucedió. Al menos en términos figurativos o creativos. El hombre tras ese otro viaje en el calendario y la imaginación llamado El señor de los anillos fue el elegido para la misión imposible: que el epílogo de The Beatles no tuviera la amargura de lo que pudo haber sido sino que el goce de lo que fue.
Como toda aventura que rasguña el milagro, su magnitud naturalmente tenía un espesor intimidante. Al realizador se le entregaron 60 horas de video y 150 horas de audio para transformarlo todo y dar vida a Get back, el documental disponible en tres partes desde este jueves 25 en Disney+ y que resume las sesiones de grabaciones de los Fab Four que dieron origen al disco Let it be.
¿Cómo llegó a esa máquina del tiempo? “Los primeros álbumes que compré en mi vida a los once años fueron de The Beatles. Nunca he comprado ningún otro. No sé nada de ningún otro artista más”, soltó a modo de introducción.
Luego siguió: “Fui a Londres y me reuní con Apple Corps (la compañía que controla todo lo relacionado con los ingleses) para hablarme sobre la realidad virtual y la realidad aumentada. Deben haber leído una entrevista mía en la que dije que me interesaba. Querían escudriñar en mi cerebro, porque estaban pensando en una exhibición de The Beatles con algún tipo de realidad virtual. Yo no quería actuar como un fan, pero una de las cosas que siempre me había preguntado durante los últimos 40 años es qué pasó con el metraje de Let It Be que había filmado Michael Lindsay-Hogg (el director original)”.
“Pregunté qué debía hacer para llegar a ver eso y me dijeron algo así como ‘es extraño que lo menciones, porque estamos pensando en un documental con las tomas descartadas’. Y dije: ‘Tengo un poco de tiempo libre en este momento. Tengo unos años libres. Si están interesados piensen en mí’. Llegué a esa reunión para hablar sobre la realidad virtual, y me fui con este proyecto”.
Ahí vino la otra parte del recorrido. Como un arqueólogo que descubre que el tesoro descubierto tiene incluso muchas más joyas que las calculadas, oro puro donde sólo parecían haber rocas preciosas, Jackson sabía que entre sus manos tenía un giro en el libreto: “Todos los libros describen a las sesiones de Get back como un momento miserable, que los Beatles se estaban separando, peleando, que había cámaras filmando sus discusiones, que no soportaban la compañía del otro, que estaban terminando las canciones y traían a otros músicos, toda cosa imaginable de rumores que se han dicho con los años para describir a estas sesiones, y obviamente estaba esperando eso”.
“Así que sí, les dije que si esto era tan miserable como se supone que era, no iba a poder hacer una película, pero tenía que verlo, no había forma de que tomase una filmación miserable para hacer una película con mayor profundidad. No podía dejar de pensar: si el documental Let it be fue lo que les dejaron mostrar, ¿qué diablos querían que el mundo viese?”.
Pero cuando el metraje empezó a andar, Jackson reveló que quedó sencillamente pasmado. “No podía creer lo que estaba viendo, a Paul componiendo Get back, era día a día, 22 días pasan, y obviamente George Harrison se va en un punto, las cosas están yendo mal, pero así es la vida, son los Beatles haciendo un proyecto ambicioso que se vuelve aún más ambicioso. Pero los chicos son tan divertidos. No era lo que había escuchado o lo que tenía en mi cabeza por 30 o 40 años, definitivamente no lo era”.
En ese instante casi epifánico para un fan del cuarteto, no hubo espacio para reflexiones, las que sólo llegaron después. ¿Por qué lo que durante décadas se resolvió como un infierno ahora aparecía como un paisaje mucho más balanceado y mesurado?
El neozelandés creee que fue un asunto de tiempo: Let it be, tanto el álbum como el documental, salieron justo cuando los Beatles se estaban separando, cuando la amistad se había diluido y empezaba un nebuloso período de demandas judiciales, acusaciones y fuego cruzado desde sus discos en solitario. Quedó de alguna manera manchado por el adiós más letal de la música popular.
“Esa reputación nunca abandonó a Let it be, lo vi recientemente y no es tan malo, la película está bien, el único problema que tiene es el timing menos afortunado”, definió.
A propósito de reputación, Jackson recalca otro matiz: su documental no tiene villanos. Menos a Yoko Ono, omnipresente en las sesiones de Let it be, con una cama en pleno estudio y sin despegarse como sombra al lado de John. El realizador asegura que, pese a todo ello, la artista japonesa queda libre de cualquier prejuicio o sesgo: su presencia incluso pasa inadvertida y hasta a veces parece relajar al resto.
“Todo lo que fue reportado y escrito en el pasado con el tiempo se convirtió en mito. Ella estaba ahí porque estaban enamorados con John y la clave con Yoko es que ella no interfiere con lo que ellos están haciendo. No interfirió en lo que los Beatles estaban haciendo. Ella nunca interfiere, se sienta, escribe, está ahí para John, ella es muy respetuosa y nunca intenta interferir en lo que están escribiendo y creando”.
Está claro que Jackson aceptó la ruta más difícil. Y al parecer ha logrado arribar hasta la meta principal.
*Get Back se estrenará en tres partes en la plataforma Disney+, los días jueves 25, viernes 26 y sábado 27.