La voz de Willy Oddó reúne a Álvaro Henríquez, Roberto Márquez, Javiera Parra y María José Quintanilla
En el disco que lanza hoy, Canciones con mi viejo, el músico Ismael Oddó resignifica la muerte de su padre a partir de viejas cintas caseras que dejó el recordado cantante de Quilapayún. Un proyecto que revive el repertorio personal del músico asesinado en 1991, a partir de la restauración de esos cassettes y la intervención de más de una docena de artistas invitados.
¿Por qué cantamos? es una pregunta que plantea múltiples respuestas. Originalmente, se trata de un célebre poema de Mario Benedetti, el mismo que alguna vez fue musicalizado por el cantante y fundador de Quilapayún Guillermo “Willy” Oddó. Es también el himno definitivo que el hijo de este último, Ismael Oddó, incluyó en su más reciente álbum, Canciones con mi viejo, para el cual rescató, restauró y cantó sobre viejas cintas grabadas por su padre en una radiocassette durante sus años de exilio en Francia, en las que dejó su voz y parte de su repertorio personal.
Tras varios años de exhaustivo trabajo y luego de diversas postergaciones, Ismael Oddó lanza hoy su proyecto más original y personal. Algo parecido a un álbum a dúo con su padre, asesinado en extrañas circunstancias en diciembre de 1991. Y entre los tangos y las zambas argentinas que registró Willy en los cassettes y que integran este nuevo disco, está también su hasta ahora inédita versión de ¿Por qué cantamos?, creada en 1986 y que hoy, a 30 años de su muerte, cobra un nuevo significado junto a la voz de su hijo, la de su nieto y la de una decena de artistas invitados.
“Me parecía importante darle una vuelta positiva a este hecho triste y doloroso para mí y para mi familia”, explica Ismael Oddó, quien desde 2003 integra el conjunto que formó su padre. “Quería también reconocer a mi papá en su vida íntima, cantando su propio repertorio, escuchándolo hablar, porque el proyecto está diseñado como si fuera un cassette donde te encuentras con mi viejo”, agrega sobre este ejercicio de memoria y de rescate en el que confluye el canto de Willy Oddó con su intimidad doméstica, sus motivaciones y esperanzas desde el exilio “dichas y cantadas por él mismo”.
Un proyecto personalísimo que su autor terminó transformando en un ritual colectivo. Especialmente en el caso de ¿Por qué cantamos?, donde convocó al estudio a un grupo de destacadas figuras y amigos de la escena nacional, quienes sumaron sus voces al tema. La lista debe estar entre las más amplias y estelares que se han visto en el cancionero local, y la integran Álvaro Henríquez, Roberto Márquez, Javiera Parra, María José Quintanilla, Magdalena Matthey, Vicente Cifuentes, Abel Zicavo, Ricardo Venegas, José Seves, Pablo Ilabaca y Camila Moreno, además de Lucas Oddó, el hijo de Ismael.
“Empecé a preguntar por Instagram a ver quién se animaba a cantar con mi papá. Y ahí empezaron a responder los amigos y muy rápidamente se empezaron a ofrecer muchas voces”, cuenta Oddó sobre esta cumbre en el estudio de grabación de septiembre pasado, cuyos registros hoy ven la luz en un videoclip a cargo de Cami Urban.
“Este poema de Benedetti define desde dónde nos paramos para cantar, sin ser cantantes, porque quienes cantamos somos todos, la sociedad completa es la que canta”, explica el músico, trazando también un paralelo entre el origen de la pieza y los tiempos que corren en el país. “En cada interpretación está la humanidad de cada uno y una diversidad que enriquece el resultado”.
“Esta fue la última canción del disco, la que me quedaba pendiente terminar. Porque era una canción colectiva, yo sabía que tenía que acudir a otras voces, me parecía un poco triste tener que responderme a mí mismo todas estas preguntas que plantea la canción cuando en realidad es una pregunta en plural y que se responde en plural”, agrega.
El resto del álbum, en ese sentido, es sobre todo la voz del padre acompañada ahora por la del hijo, quien tenía 16 años al momento de su muerte y con quien nunca alcanzó a coincidir en la música profesional. Una decena de grabaciones caseras intervenidas y restauradas por el ingeniero Jorge Fortune, de las que ya se habían adelantado dos: La pasto verde, una zamba popularizada por Jorge Cafrune, y Re-volver, un tango con texto de Desiderio Arenas y música de Eduardo Carrasco que Willy grabó en una cinta que envió a su hermana, y que años más tarde Quilapayún incluyó en Tralali tralalá (1984).
Canciones de sobremesa y de noches con amigos en el exilio francés, las que ahora reviven con nuevos arreglos y armonías a cargo de Ismael y un extenso listado de experimentados instrumentistas, como el guitarrista Raúl Céspedes, el contrabajista Federico Faure, las percusiones de Danilo Donoso y el cello de Ángela Acuña, entre otros.
Y aunque Canciones con mi viejo originalmente saldría en noviembre de 2019, con un concierto en el GAM -en cuyos estudios se grabó el álbum-, el estallido y la pandemia fueron postergando un lanzamiento que Ismael Oddó hoy considera que aparece en el momento que le corresponde.
“Esta era la ocasión de lanzar este material en su homenaje y, en cierta forma, resignificar esta terrible pérdida y las circunstancias de su muerte en una especie de himno a su vida inmensamente feliz. Porque pese a que le tocó vivir momentos difíciles, su canto siempre buscó entregar alegría, conciencia, esperanza en una mejor sociedad”, comenta.
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