El peor concierto de mi vida
Los grandes shows han vuelto a la cartelera chilena y, junto con ello, el recuerdo de los más memorables que han pasado por el país. Pero también de los otros. Aquí, connotados adictos a la música escogen el peor recital que han visto en nuestros escenarios.
La pregunta no es fácil: ¿cuál es el peor show que has visto?
Como testigo de incontables conciertos en más de 30 años, lideran mi lista Julian Casablancas jugoseando en el Club de la Unión en compañía de una banda amateur ensordecedora, los acalambrados The Voidz; un insólito Peter Murphy sin audio en una horrorosa presentación en Valparaíso; Jared Leto interpretando a un rockstar junto a su banda de juguete 30 Seconds to Mars en el Movistar Arena; Buddy Richard en una falsa despedida de los escenarios en el teatro Caupolicán con un telón blanco raído; Madonna a media máquina en el Estadio Nacional, y Rihanna en el mismo lugar en un show con características de mero trámite.
Bonus track: cualquier actuación de Red Hot Chili Peppers en Santiago.
Estos son algunos de los peores conciertos en el país, elegidos por conocedores con largo kilometraje musical en directo.
Alfredo Lewin (conductor radio Sonar)
“Siempre rescato lo de Chuck Berry por la perfomance, por la banda de apoyo. Eran hartos detalles. Es raro que la gente se sienta estafada a los 10, 15 minutos, que la noche no va a remontar, que hay morbo y vergüenza ajena, en este caso un ancianito que con suerte funcionaba. A eso le sumas que no puedes tener una banda de colegio que lo acompañe, uno se acostumbra a las bandas gringas pro. Pocas veces me ha pasado que la gente no da crédito a lo que ve, cómo es posible, es una kermesse de colegio, una clínica de tercera edad. Además, había mucha gente curiosa de todas las edades que iba a ver a la leyenda, pero todo era tan precario”.
“Otro. Todavía no estaba (de regreso) en Chile, pero en una pasada en el Victor Jara vi un concierto con King Diamond y Mercyful Fate, primera vez que venía con su grupo más clásico. Estaba lleno, debe haber sido el 97, 98. Era algo importante, es una banda clave del metal europeo, una influencia. Pero la producción fue precaria a nivel técnico como nunca había visto en mi vida. Muy bajo estándar en luces y sonido. Cuando hace un par de años King Diamond tocó en el Movistar Arena, nos dimos cuenta cómo ha subido el pelo en producción, pero esa vez fue bien terrible. Ese show me quedó como un festival de colegio mal iluminado. En ese concierto, a diferencia de Chuck Berry que había incredulidad, todo era desangelado, oscuro. No se entendía”.
Antonella Estévez (periodista cultural y conductora de radio Universidad de Chile)
“Tengo dos. El primero es Pedro Aznar en el casino de Puerto Varas, debe haber sido en 2003. Amo mucho a Pedro Aznar y lo había visto varias veces antes y lo he visto muchas veces después. Tenía muchas expectativas porque era solo él y dos músicos en un espacio pequeñito, no más de 300 personas. O sea, una cosa muy delicada. Pero algo pasó en el inicio, a los 15, 20 minutos, un problema técnico que empezó a hacer un ruido. Miró muy feo a los técnicos y no se pudo arreglar. Él se salió del enganche, del carisma, y se distanció de lo que estaba pasando. Fue muy triste porque se puso el piloto automático. Hizo todo el concierto muy correcto y talentoso como es él, pero sin conexión con la audiencia”.
“El otro fue la primera vez que vino Bebel Gilberto. Yo había escuchado sus primeros dos discos, era muy fan, me encantaba esta mezcla entre bossa nova y electrónica muy bien producida. Se presentó en el Nescafé de las artes, concierto pequeño y prometedor. Pero sentí que ella fue súper displicente con la audiencia, no le interesaba mucho lo que nos pasaba a nosotros. Sentí que no hubo mucho cariño ni profesionalismo también, como que hizo lo mínimo, y me decepcionó porque tenía mucha fe en ese concierto. En esos shows los músicos no estuvieron a la altura. No supieron regalarnos un momento único”.
Patricio Cuevas (periodista y conductor de radio Futuro)
“Blonde Redhead tocó una vez en La Cúpula y fue una decepción. Tienen buenos discos pero en vivo sonó como el orto. Mala puesta en escena, amateur. De esa noche sólo recuerdo lo bien que estuvieron Astro, pero Blonde Redhead ha sido lo peor que he visto. ¿No los conoces? Mejor que nadie los conozca. No se lo merecen. Creo que lo otro ha sido Julian Casablancas en Lollapalooza, ebrio y pésimo. Agregaría a Maroon 5 en Viña. Festival del sampleo y una vibra de mierda de su vocalista. De lo peor. Qué falta de respeto esa”.
Felipe Arratia (periodista musical)
“Creo que cuando uno elige el peor es un tema de expectativa. Si tienes altas expectativas, y te encuentras con algo lejos de eso, se te viene a la memoria. Por lo mismo, el elegido es Britney Spears en el Estadio Nacional. Sabíamos que no llegaba en su mejor momento, pero los pergaminos eran evidentes. A lo mejor uno no iba por una gran perfomance vocal, pero si por un espectáculo y lo que vimos ahí fue una Britney que parecía dopada, como en cámara lenta. Por chispa, dinámica y entusiasmo, te quedaba claro que no quería estar en ese lugar en ese momento. Estaba muy bien ubicado en cancha VIP y recuerdo que la hija de Maitén Montenegro, que era una de las bailarinas, terminó robándose la película y fue más protagónica que Britney en el concierto. Britney se veía extraviada. Era una artista haciendo covers de sí misma, como si fuera la doble de Britney. Fue bien triste la verdad”.
“Inevitablemente me acuerdo del show de Chuck Berry, con otros factores. El tatita llegaba muy disminuido en una gira armada por los hijos para aprovecharse del buen nombre del padre”.
Sandra Zeballos (periodista y conductora radio ADN)
“¡RBD! No sé cual de todos a los que fui, pero en cualquiera ¡era del terror escucharlos! Los chicos podían llegar a escucharse bien de a uno, con calma, o tal vez en un estudio. Pero todos juntos, en vivo, en un escenario y además tratando de bailar y alentando al público era ¡un desastre! Y no es que una no comulgue con su tipo de música, porque eso pasa siempre, se distingue cuando hay un buen producto, calidad, entrega o al menos un acercamiento a eso, pero acá no había nada. Sólo chiquillos simpáticos y muy lindos, bailando y medio gritando canciones pegajosas que estaban de moda entre el público adolescente”.
Rainiero Guerrero (periodista y director de radio Futuro)
“Creo que el concierto de Chuck Berry fue, por lejos, el peor concierto al que he ido en la vida. He ido a otros que no me han gustado. A mi no me pasó nada con el concierto de Muse en el Movistar Arena, me fui a la mitad, me aburrió. Dream Theater, no son malos, me aburren no más. Pero el de Chuck Berry fue triste porque venía muy mal, no tocaba, apenas cantaba. Cuando empezaba a tocar la guitarra la afinaba pensando que estaba desafinada, y era que él tocaba mal. Entonces terminaba por desafinarla aún más. Y después, cuando le achuntaba a la nota, sonaba pésimo porque estaba desafinada. Eso en todas las canciones. Llegaba el asistente, le sacaba la guitarra y ponía otra, y pasaba lo mismo. Un desastre. Uno de los conciertos malos-malos que he visto con una estrella que es y la leyenda que era, pero llegó muy mal a viejo”.
“Voy a sumar otro. Hace unos años fui a ver a Julio Iglesias porque me gusta. Y ese concierto fue muy malo. Cantaba poco y un sonido muy plástico. La banda era como de mentira y todo lo que sonaba era de un teclado o una máquina por ahí. Cuando salí me dije ‘malo el concierto’. NI un brillo. Todo mal”.
Andrea Aristegui (periodista y conductora de Meganoticias)
“Lejos, el más desastroso, el de Peter Murphy en El Huevo de Valparaíso. Uno iba con harta expectativa por verlo porque se cumplían 40 años de Bauhaus y el lugar particular, que era más íntimo, para que se diera una onda especial. Todo partió mal con su retraso, y la gente se impacientó. Cuando partió no se escuchaba nada, cero Peter Murphy, nada de guitarra. A veces pasa que los conciertos parten mal pero sabes que lo van a arreglar en el camino. Bueno, acá nunca mejoraba. A veces volvía la voz y luego de nuevo no se oía nada. Con el paso de un par de canciones nos empezamos a molestar porque, pucha, pagas una entrada, haces el esfuerzo, al menos yo, de ir a Valparaíso, y qué lata que cuando tienes a un tremendo artista al lado, porque estaba ahí mismo, era ridículo, pero se escuchaba desastroso. Al final tocaron súper poquitas canciones, hizo como un homenaje a Bowie y se terminó. Tocaron súper poco, se escuchó como las reverendas, y eso fue. Para la casa”.
Rodrigo Ulloa (periodista y conductor de radio Usach)
“El de Chuck Berry en el Movistar Arena es el peor show que he visto no solo por lo artístico sino por todo lo que conllevaba la puesta en escena, como la hija con la cartera subiéndose al escenario, Chuck Berry muy diezmado física y artísticamente, no tenía ninguna propuesta. Creo que nunca había sentido pena, pero estabas viendo a una figura que es fundamental en el mundo de la música contemporánea. Un tipo que influyó a John Lennon parado sobre ese escenario en un triste espectáculo. Creo que es lo peor que he visto. Me dejó triste varios días, pensando en esa figura que vivió sus últimos años con muy poca dignidad”.
Francisco Reinoso (periodista y conductor radio Sonar)
“Dejando de lado el anecdótico teloneo de Héroes del Silencio a Iron Maiden, Smashing Pumpkins y Deftones eclipsados por la acústica de la Estación Mapocho o Ian McCulloch arruinando el debut de Echo & the Bunnymen en Santiago, creo que la versión de Misfits con Jerry Only, Dez Cadena y Robo en el Estadio Víctor Jara ha sido lo peor que he visto. Una ofensa a la historia de la banda, ahora reunida con parte de su facción clásica y liderando festivales. La decepción más reciente fue, sin duda, el desastre técnico de Peter Murphy en Valparaíso homenajeando cuatro décadas de Bauhaus”.
Sergio Cancino (periodista musical)
“Charly García en la Rockola, 26 de octubre de 2005. Yo trabajaba en FM Tiempo y logramos fijar una sesión privada con acceso preferente para nuestros auditores. Aunque estaba pactada para las 23:45 horas, partió con harto retraso y el público estaba impaciente. Charly apareció en condiciones espantosas y el show fue un caos, con mal sonido y problemas vocales, García olvidaba las letras, discutía con sus músicos e incluso abandonó varias veces el escenario y cada vez volvía peor. El repertorio tampoco ayudó: tocó varias canciones del disco que años después sería Kill Gil (2010) en unas extensas versiones. A falta de un recital de grandes éxitos, los pocos asistentes que resistieron esa madrugada se retiraron furiosos. Cuando revisé la grabación, poco se podía rescatar para emitir al aire. Paradójicamente, esa horrorosa presentación fue también una postal histórica y fascinante de una de las etapas más erráticas del genio trasandino”.
“Bonus Track: A Flock of Seagulls, Blondie, 2 de octubre de 2004. El histórico Mike Score vino con una banda espantosa y chillona que destrozó la elegancia electropop original de los clásicos del grupo”.
Carola Gutiérrez (periodista y conductora de TVN)
“Chuck Berry en el Movistar. Esperaba ver a la leyenda y me encontré con un triste espectáculo en una noche para olvidar. Había leído que estaba muy viejito, 86 años, que no recordaba sus canciones, ni hablar de hacer sonar la guitarra. A Chile llegó en una suerte de ‘homenaje en vida’ montado por sus hijos. Recuerdo esa cartera con la que apareció su hija en el escenario. Nunca vi salir a alguien con cartera. Nada de lo que ví esa noche me gustó. Me fui con rabia”.
“¿Otro? No soy devota de Charly García, lo respeto por lo que representa para el rock en nuestro idioma y todo eso. Lo último que vi en vivo de Charly fue su concierto La Torre de Tesla, en Movistar Arena. Fui con una amiga mega fan y estaba repleto. El libreto de siempre, sus grandes canciones que cantaba desde un sillón porque su movilidad era muy poca, acompañado por una corista que era muy buena. Sé que para un fan no importa la edad, ni nada. Pero yo tuve otra sensación, como que era un capricho más de él o su entorno para demostrar su vigencia, cuando a ratos no se entendía ni lo que hablaba, todo camuflado en una escenografía con pantallas. Ver al artista luchando con sus demonios y apuntalado como una pieza de museo, me dejó un sabor extraño”.
Verónica Calabi (realizadora y conductora de televisión)
“Hubo uno de Robbie Williams en el Estadio Nacional, pero hay otro peor, de Maroon 5 en el Movistar Arena. Tuve que entrevistar al vocalista y después me quedé un ratito porque tenía que cubrir para Vía X. Me quedé dos canciones y me fui porque eran una banda que no es de gusto personal en absoluto. Tenían pocos discos publicados, creo, y me acuerdo que lo que hizo fome es que la primera parte de la cancha era con asientos y eso encuentro que mata los conciertos en vivo”.
Blanca Lewin (actriz)
“Hay conciertos con los uno tiene muchas expectativas y fueron una gran desilusión. Me acuerdo de Depeche Mode en el Club Hípico, que no se respetaron las ubicaciones, las graderías estaban colapsadas y pese a haber tenido una buena ubicación (a la que no pude acceder), me tuve que quedar en un lugar donde se escuchaba MUY MAL. Me fui a la tercera canción con una tristeza enorme porque amo a esa banda. También Moby en Espacio Riesco, el tipo más aburrido del mundo que se paseaba con una guitarra que apenas tocaba.
“Y Julian Casablancas en el Club de la Unión. Había comprado mi entrada, pero por mi cara de famosa me hicieron pasar al VIP. Me encontré con un montón de colegas, lo que me dio un poco de pica porque a todos les habían regalado entradas. Encima me paparazzearon y fui portada de LUN, una situación muy incómoda. El concierto fue un fiasco total, con los músicos borrachos, sin ningún respeto por el público, tocando muy mal y sonando peor”.
Fernando Mujica (conductor radio Horizonte)
“No recuerdo shows de mala calidad que haya visto. Siempre puede haber una razón técnica o de alguna inesperada reacción de la banda con alguien de la audiencia, pero creo que todo se complica cuando la relación entre los integrantes de la banda se deteriora y explota sobre un escenario. Recuerdo en agosto de 1997 en Leeds, se presentó el grupo Veruca Salt. Era obvio que sorteaban problemas de sonido y de retorno. La relación de Nina Gordon y Louise Pot, al menos desde el público, se veía tensa. Cada vez había más discusión, miradas hacia la mesa y era obvio que no disfrutaban del show”.
“Hoy lo comparo con pataletas en Chile como Marilyn Manson en el Nacional o Cyndi Lauper en el Caupolicán, pero esos berrinches terminaron bien. Aquella tarde, en plena gira del disco Eight Arms to Hold You, la descompostura llegó a tal nivel que al traspasar esa angustia y mal rato al público, el set se vio abruptamente cortado, con Nina Gordon tirando la guitarra lejos y puteando a sus compañeros. La energía que quedó en el ambiente no fue la mejor y estoy seguro que no fue parte de un show mediático. La banda se tomó un descanso de dos años a meses de aquella fatídica tarde. Ya en 1998 Nina Gordon grababa y publicaba sola”.
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