“No se parece en nada a lo que los fans esperarían”: qué dice la crítica sobre el retorno de Sex and the City
Este jueves, a través de la plataforma HBO Max, el universo de la serie volvió con el estreno de una temporada bautizada como And Just Like That…, una camada de capítulos más cercana al drama que a la comedia y sin el personaje de Kim Cattrall. ¿Cómo se ajustan Carrie Bradshaw y compañía al presente? El balance es dispar.
Es una época dorada para muchos amantes de la televisión que añoran la dicha del pasado en vez de las posibilidades del presente. Sólo este año, el elenco de Friends se reencontró en un correcto especial no dramatizado, Dexter retornó bajo el nombre Dexter: New blood con una camada de capítulos que reabrieron su lamentable final, y Gossip Girl volvió con nuevos protagonistas para conquistar al público millennial.
Más extraño es el caso de Sex and the city. La serie protagonizada por Sarah Jessica Parker tuvo dos películas –de cuestionable calidad– después de concluir sus seis temporadas en 2004, y parecía un universo completamente cerrado. Hasta que hace un año salieron las primeras informaciones respecto a una versión 2.0 en exclusiva para la plataforma HBO Max, el brazo de su canal original en la batalla del streaming.
Luego vino el anuncio de un sorprendente cambio de nombre (And just like that…), la confirmación de que Kim Cattrall no volvería a encarnar a Samantha –supuestamente por su mala relación con Parker– pero sí las otras tres actrices, y el establecimiento de un elenco más diverso que el original.
Parte del resultado se puede ver desde este jueves en la plataforma, que ya tiene arriba los dos primeros capítulos de una temporada de diez episodios. Situada en el presente, la historia ahora presenta a Carrie Bradshaw como una experta en redes sociales que ejerce como columnista en un podcast. En tanto, Miranda (Cynthia Nixon) volvió al aula para convertirse en abogada de derechos humanos, al tiempo que mantiene una dependencia al alcohol, y Charlotte (Kristin Davis) vive un periodo de autoexamen cuando se hace amiga de una socialité afroamericana (Nicole Ari Parker).
¿Qué concluye la prensa especializada (que tuvo acceso a sólo cuatro de los capítulos)? Para bien o para mal, el regreso del trío neoyorquino tiene poco y nada que ver con la historia que encantó entre fines de los 90 y comienzos de los 2000.
Más drama, menos risas
Dividida en capítulos de media hora y con un ánimo liviano, ocasionalmente mordaz, Sex and the city siempre fue una comedia, una que por cierto respondió a su tiempo. El cambio de nombre al que ahora se enfrenta no es algo únicamente accesorio: es la primera señal respecto a que la nueva producción es un animal distinto a la serie que se emitió entre 1998 y 2004. Su nueva era está marcada por el duelo y por personajes desestabilizados ante las nuevas conversaciones del mundo que habitan.
“Nadie vio venir esto. And just like that…, la nueva serie que reinicia Sex and the city, toma un nuevo y oscuro giro. El programa es una inestable mezcla de genuino duelo con un trasfondo de bromas realmente malas, pero al menos se siente fresco. Es un alivio, cuando había tantas formas en las que podría haber salido mal”, escribió BBC en su crítica. “No se parece en nada a lo que los fanáticos de la franquicia esperarían”, aseguró de manera categórica Variety.
“Son dos series completamente separadas que simplemente comparten una narrativa continua. Una era una comedia romántica sexy. Esta nueva es un drama meditativo sobre el duelo”, sostuvo The Hollywood Reporter, añadiendo que “And just like that… no es particularmente divertida o cachonda, pero tampoco se esfuerza por serlo. Prefiere hacer las preguntas existenciales más amplias. Mientras que Sex and the city 2 (20!0), ambientada en Abu Dhabi, fue el universo extendido de Sex and the city en su versión más grotescamente ridícula, And just like that… es este universo en su versión más piadosamente introspectiva”.
La inclusión deja dudas
“La intención no pudo haber sido traer a personajes de color como socios subordinados para guiar a las protagonistas blancas y, sin embargo, así es como se puede leer con demasiada frecuencia”, expresó Variety sobre uno de los aspectos más novedosos de la nueva etapa de la serie. Un puñado de personajes afroamericanos o de color aparecen en la historia, orbitando la trama central, aunque la apuesta no termina de convencer.
Se presenta a una profesora negra de la que Miranda se hace amiga –encarnada por Karen Pittman–, así como la conductora del podcast en el que participa Carrie se identifica como queer y no binaria (rol a cargo de la mexicano-estadounidense Sara Ramírez, de Grey’s anatomy).
Según analiza The Guardian, el tratamiento que le da a esos personajes y cómo se paran las tres protagonistas frente a ellos le da a la serie lo que define como una “engreída autocomplacencia en lugar de ser irónicamente consciente de sí misma”. La original, “incluso si era limitada y de élite, conocía su mundo de adentro hacia afuera y podía permitir que la comedia y el drama surgieran de una manera que no se sintiera forzado”.
“Es posible que escenas enteras se hayan extraído de los momentos más acalorados de Twitter en lugar de simplemente capturar la vergüenza y la comedia de cómo la gente realmente habla, debate y se equivoca a medida que se mueven por el mundo. Quieres que Carrie, Miranda y Charlotte tengan defectos porque quieres que se parezcan a seres humanos. En cambio, And just like that… es un inquietante valle de la vida tal como se vive ahora”, planteó Chicago Tribune.
La ausencia de Samantha
El cuarteto que lideró la serie en sus seis temporadas y sus dos películas ya no existe como tal. Kim Cattrall no aceptó volver a interpretar a Samantha, por lo que la ficción tomó una salida fácil (spoiler: abandonó el país tras un desencuentro con Carrie) y el mapa de la amistad se reconfigura en torno a tres personajes.
“No la culpo, el tiempo de Sex and the city llegó y se fue, pero la serie es menor sin ella”, expuso Chicago Tribune, que aseguró que la nueva producción “es fácil de ver, extrañamente poco convincente, aunque sin el humor travieso que solía conducir a la original”.
Una opinión distinta desarrolló BBC, argumentando que “sus interminables dobles sentidos no han envejecido bien, especialmente cuando muchas franquicias de Real Housewives ahora ofrecen un estilo similar. Ella habría encajado especialmente mal para el tono más serio de la serie”.
Los 50 y tantos de las protagonistas
The Hollywood Reporter, que no tilda el cambio de tono como un error, celebra que pasar el tiempo con las protagonistas “todavía se siente como cubrirme con una manta cálida y gastada por el tiempo”. “Acepto la melancolía y la meditación de una serie sobre tres mujeres de unos 50 años que señalan las formas en que sus vidas han cambiado de manera agónica o han permanecido estáticas a medida que han envejecido”, agregó.
En su crítica Variety se detiene en el frágil momento que atraviesa Carrie. “La serie es buena en estos momentos, incluso cuando la elección en sí misma ha sido desestabilizadora para el proyecto en general. Poco puede estar a la altura de lo que siente Carrie, por lo que sus dos amigas más cercanas se sienten cada vez más auxiliares”.
La protagonista, advierte BBC, “en su nueva situación, se verá obligada a navegar la vida de manera diferente y explorar otras partes de lo que significa envejecer. Solo podemos esperar que suceda lo mismo con el resto, y que se pueda restablecer la dinámica del grupo por la alegría y el beneficio de todos”.
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