Los Beatles plagian para usted
La vieja afición británica de saquear tesoros para enriquecer al imperio, se trasladó a la música cuando la banda de Liverpool asaltó al planeta con su talento extraordinario, a ratos apoyado indisimuladamente en las creaciones de otros.
“Los grandes artistas roban, no hacen homenajes”, proclamó Quentin Tarantino, echando mano de una supuesta sentencia de Pablo Picasso -”los malos artistas imitan, los grandes artistas roban”-, que el legendario pintor jamás pronunció.
“Oh si. Éramos los ladrones más grandes de la ciudad”, declaró Paul McCartney a la revista Playboy en 1982, sobre el hábito de The Beatles de tomar prestado.
“Plagiadores extraordinarios”, precisó.
Totalmente cierto. A veces el guiño producía un nuevo artefacto musical resplandeciente, como ocurre en Because de Abbey Road (1969), amoldada a Claro de Luna de Beethoven.
Según John Lennon, Yoko tocaba la pieza al piano y le pidió que ejecutara los acordes al revés. El ejercicio inspiró una composición fenomenal que funciona como prólogo del extenso medley que remata la última reunión de The Beatles en el estudio, con las armonías vocales llevadas a la cúspide, junto al pionero uso de un sintetizador Moog, a cargo de George Harrison.
Las citas del cuarteto a las creaciones de otros no siempre fueron así de trabajadas y disimuladas. Hay canciones donde el manoteo a lo ajeno semeja un asalto callejero. En otras, resulta evidente que se trata de un guiño y una reverencia, en un nuevo contexto musical.
Una bomba de tiempo
Chuck Berry debe ser el músico más saqueado en los inicios del rock. A la usanza de los piratas que dieron riqueza a Su Majestad, tanto The Beatles como The Rolling Stones metieron mano a su cancionero mediante covers y líneas robadas.
Caso flagrante: I saw her standing there, el bombazo que abre el álbum debut Please please me (1963). El propio Paul lo confiesa. “Utilicé el riff de bajo de ‘Talkin’ About You’ de Chuck Berry (...). Tocaba exactamente las mismas notas que él y encajaba perfectamente (...)”.
En el documental de este año 3, 2, 1 junto a Rick Rubin, McCartney definió como “cancioncita” el bosquejo original de Come Together, escrita por Lennon, advirtiendo que no era más que un remedo de You can’t catch me, single lanzado en 1956 por Berry.
A pesar del magnífico arreglo de Paul y Ringo, una de las bases más originales del pop con pastosas resonancias, John igualmente arañó el verso de Chuck “here come ol’ flattop…”. Aquella jugarreta fue una bomba que siguió estallando en la cara de Lennon hasta mediados de los 70.
Morris Levy, turbio editor del guitarrista afroamericano famoso por explotar a sus clientes, entabló pleito. Entre medio, Berry telefoneó a Lennon, conversación de la que habría surgido un arreglo económico. El ex líder de The Beatles se comprometió además a grabar otras canciones del influyente cantante y guitarrista para el álbum de covers Rock ‘n’ Roll, proyecto que resultó un quebradero para el astro, digno de una biopic.
Las grabaciones iniciadas en octubre de 1973 en los A&M Studios de Los Ángeles, dirigidas por Phil Spector, congregaron a grandes músicos, incluyendo José Feliciano y Hal Blaine. Todo el mundo quería colaborar con el ex Beatle, pero las sesiones terminaron convertidas en una completa farra con desquiciadas escenas.
Spector bebía permanentemente un vino dulzón judío usado en repostería -el histórico Manischewitz-, y asistía al estudio disfrazado de cirujano, sacerdote, o haciéndose el ciego con lentes oscuros y bastón.
Lennon, más práctico, se conectaba al vodka directo a la botella.
Hubo gritos y puñetazos entre ambos en borracheras post sesiones, hasta que un día el creador de la muralla de sonido sacó un arma en el estudio en presencia de su madre y varias personas, disparando al techo tras golpear en la nariz y dejar sangrando al ex roadie de The Beatles, Mal Evans.
“Phil, si vas a dispararme, dispárame”, reclamó John, “pero no me jodas las orejas, las necesito para escuchar”.
Todo esto ocurrió mientras grababan You can’t catch me de Chuck Berry.
Al poco tiempo, Phil Spector desapareció con las cintas. Urgido por los compromisos, John comenzó a registrar otro álbum de covers con facilidades otorgadas por Morris Levy, tras confesar el lío con Spector. Para demostrar avances, Lennon le pasó una mezcla primitiva del trabajo. Levy, en palabras de revista Billboard “uno de los actores más controvertidos y extravagantes de la industria discográfica”, publicó de inmediato un álbum titulado Roots: John Lennon sings the great rock & roll hits. El disco se vendía por correo y alcanzó a tener una campaña televisiva durante tres días, hasta que John y un ejército de abogados de Apple Records y EMI detuvieron la promoción.
Tras pagar, este último sello logró recuperar los masters secuestrados por Spector. Cuando se acordó la entrega, el productor apareció con un hacha y la policía intervino.
En los 80, Morris Levy fue condenado por extorsión y nexos con el crimen organizado. Murió de cáncer en 1990 justo antes de ingresar a prisión.
Me suena conocido
La guitarra de Revolution en versión rockera, lado B de Hey Jude, es demoledora. El fraseo de sonido sucio y recargado en manos de John Lennon parece un motor en pleno arranque, una canción que adelantó el sonido del glam rock. Sin embargo, el riff es un asalto a mano armada de Do unto others, publicada en 1954 por el blusero Pee Wee Crayton, famoso e influyente por alternar su canto tranquilo y relajado con agresivos pasajes en las seis cuerdas.
En el caso de Watch your step del guitarrista Bobby Parker, hay una cadena de inspiración que pasa por The Beatles y se introduce en grandes bandas inglesas de los 70. El single publicado en 1961 por Parker, se inspiró en Manteca de Dizzy Gillespie y What’d I say de Ray Charles. El riff fue la semilla de dos canciones de The Beatles: I feel fine -el rupturista single que estrena el uso del feedback- y Day Tripper, sencillo compuesto principalmente por Lennon, en alusión a drogas recreativas.
El instrumental Moby Dick de Led Zeppelin II (1969) utiliza el mismo fraseo, que también resuena en Rat bat blue (1973) de Deep Purple.
“Me sentí halagado, pensé que era una buena idea”, declaró Parker en relación a los Fab Four, “pero todavía tenía, (en el) fondo de mi mente, (la idea) de que debería haber obtenido un poco más de reconocimiento por eso”.
En Lady Madonna, compuesta por Paul McCartney, las citas se inclinan hacia el tributo. La enérgica línea del piano está basada en Bad Penny Blues del jazzista británico Humphrey Lyttelton, publicada en 1956 por Parlophone, cuando George Martín era el ejecutivo de A&R del sello.
Según Ringo, derechamente “le preguntamos a George cómo obtuvieron el sonido de Bad Penny Blues”.
A su vez, Paul ha declarado de dónde viene el particular tono de la canción. “Me recordaba a Fats Domino por alguna razón, así que comencé a cantar como si fuera Fats Domino. Llevó mi otra voz a un lugar muy extraño”.
El verso “see how they run”, es una cita de la canción infantil Three blind mice. La letra aborda la dura vida de las madres solteras. “Me pregunto cómo te las arreglas para llegar a fin de mes”, canta Paul.
Humphrey Lyttelton contó que mucha gente lo incitó a demandar a The Beatles, cuestión desechada desde un comienzo porque él mismo había tomado inspiración de South side shake (1946), del pianista y periodista afroamericano Dan Burley.
“Ellos querían que los demandara pero les dije que no soy tan estúpido”, declaró Lyttelton. “No se pueden poner derechos de autor a un ritmo, y el ritmo era lo único que habían utilizado”.
Obladí Obladá
“Pellizcamos tanto de otros”, ha dicho McCartney ,”como ellos de nosotros”, sobre estas menciones sin pagar incluidas en el cancionero Beatle.
Más casos de distintos calibres:
-Yesterday tiene un aroma a Bésame Mucho (1932) -interpretada en el documental Let it be (1970)-, y Answer me my love (1954) de Nat King Cole.
-La melodía inicial de All my loving está acusada de parentesco con un breve segmento de Kathy’s waltz (1961), del capo del cool jazz Dave Brubeck.
-El remate bailable ondulante de Hello Goodbye -”hela, heba, helloa”- toma unos de los riffs de Tramp, un hit funky de 1967 de Otis Redding con Carla Thomas.
-Good day sunshine tiene resabios a Daydream (1966) de The Lovin’ Spoonful.
-En Free as a bird, la canción póstuma de The Beatles, el estribillo de McCartney (“whatever happened to…”), coquetea con el lacrimógeno single Remember (walking in the sand) (1964) de The Shangri-Las.
-Hey Jude rememora la partida de la solemne Te Deum (1907) de John Ireland.
-Ob-La-Di, Ob-La-Da toma el nombre de una banda del músico nigeriano Jimmy Scott, quien además solía utilizarla en conciertos gritando “Obladí”, para que el público respondiera “Obladá”, rematando él con la frase “life goes on!”. Scott alegó ser considerado en los créditos. McCartney rechazó aduciendo que era una sentencia popular, a lo cual el nigeriano replicó que solamente la utilizaba en su familia. Al tiempo, Jimmy cayó en prisión y pidió a The Beatles que se hicieran cargo de sus gastos legales. Paul accedió a cambio que declinara toda acción en tribunales.
-John tomó toda una línea de Baby let’s play house (1955) de Elvis -”I’d rather see you dead little girl than to be with another man”- en Run for your life aunque, en estricto rigor, la canción no pertenecía al rey del rock, sino que se trata de un cover del guitarrista de blues Arthur Gunter.
Sigue leyendo en Culto:
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.