El realizador egipcio Mohamed Diab, que quería hablar de un drama familiar palestino, se encuentra en el centro de una polémica geopolítica y su película Amira no irá finalmente a los Oscar porque, según algunas voces palestinas, “sirve a la ocupación israelí y se burla de los prisioneros”.
Después de varias sesiones en varios festivales en Italia, Túnez, Egipto y otros lugares, el cineasta hacía campaña desde hace un mes -junto a Jordania, donde se rodó la película- para que represente al país en los Oscar.
Pero esta semana anunció que Amira no se presentará para los galardones más relevantes del séptimo arte.
Narra la historia de una mujer palestina nacida de la inseminación del esperma de su padre encarcelado por Israel, un medio de eludir los barrotes al que decenas de mujeres palestinas han recurrido desde hace años.
Sin embargo, descubre, ya adulta, que el esperma utilizado no es en realidad el de su padre sino el de un carcelero israelí, que encarna la ocupación.
En las últimas semanas, la polémica sobre la película se volvió cada vez más intensa en las redes sociales con duras críticas palestinas.
La Real Comisión del Filme de Jordania retiró el viernes su candidatura a los Oscar y se apresuró a pedir disculpas por el tema y por las posibles ofensas que pudo haber generado. Las protestas de las familias de los presos y asociaciones de defensa de los prisioneros llamando a boicotear el largometraje se extendieron desde Cisjordania hasta la franja de Gaza, y desde Jerusalén hasta Amán. Más de la mitad de la población de Jordania es de origen palestino.
“Esta película es asquerosa”, pero “no es una película como Amira la que nos hará dudar de la paternidad de nuestros hijos”, escribió en Facebook, una palestina, Lydia Rimawi, según cita AFP, que cuenta que tuvo tres hijos con el esperma de su marido prisionero.
Gracias a la ayuda de otros compañeros de celda de su marido, que consiguieron su liberación, le llevaron pequeños viales de esperma que, según ella, lograron escapar al control de los soldados israelíes.
Otra internauta palestina, Reem Jihad, escribe en Twitter, que Amira no es más que un “guión israelí sin moral que insulta a los prisioneros palestinos sin mencionar nunca el sufrimiento de cientos de familias de prisioneros”.
Para el Hamás, el movimiento islamista palestino en el poder en Gaza, cuyos centenares de miembros están encerrados en las cárceles del Estado hebreo, esta película no es más que un “servicio prestado al enemigo sionista”, apunta la misma agencia.