No es habitual ver un libro sin título ni autor en su portada, pero es justamente lo que desde hace poco se puede ver en las librerías chilenas. Algo así como el álbum blanco de los Beatles, Seix Barral acaba de traer a nuestro país un libro con tapa completamente pálida. Sin ninguna información sobre su contenido, puesto que la clásica reseña que aparece en la contratapa tampoco está.

Desde la editorial señalan que es un ejercicio a contrapelo de lo que hace el mundo digital. “En un mundo regido por algoritmos que nos conducen a lo que se supone que deseamos a partir de datos sobre nuestras preferencias, los invitamos a una cita a ciegas”.

En rigor, se trata de una novela. “Solo diremos que es una novela, establece con sus lectores un pacto de confianza que encierra una incógnita a develar”, explican.

“La clave está en la propia historia narrada en la novela y cada uno podrá descubrirla por sí mismo -agregan-. Se trata de un desafío para quienes acepten entregarse a una experiencia de lectura cruda, no mediada por ninguna información previa. Una propuesta que altera nuestra forma habitual de elegir y comprar libros para arrojarnos, por una vez, a la aventura de leer sin saber, por el solo hecho de disfrutar de algo acerca de lo cual no conocemos nada de antemano”.

De origen albiceleste

Al menos sí sabemos una cosa. Según confirman a Culto desde la oficina de Planeta en Chile, el libro se editó en Argentina. El matutino La Nación, uno de los medios importantes de ese país, lo destaca puesto que en una parte de la novela, el narrador deja paso al autor: “Las claves sobre la autoría de la novela -una comedia ‘a la argentina’ donde una riña vecinal desencadena una intriga digna de una serie de Netflix (dicho esto irónicamente)- se pueden hallar cuando el escritor desplaza al narrador de la historia y hace su entrada en el único ‘ahora’ verdadero del libro. ‘Lo lamento mucho, pero a diferencia del ‘narrador’, el escritor tiene una vida de interrupciones más o menos parecida a la del lector. Mañana operan a mi padre en Junín, donde voy a quedarme cuatro días e intentar escribir un diario breve, que será todo mi aporte al género’”.

Más aún, en La Nación dan algunas señas sobre el autor: “Por este diario íntimo sabremos que se trata de un escritor varón, hincha de Boca Juniors y poco proclive al uso de eufemismos”. Infobae también da cuenta de esa tesis, dado que el libro “es un escritor varón, hincha de Boca Juniors que nació en Junín”.

En el trabajo de edición estuvo la editora y autora trasandina Mercedes Güiraldes, quien en declaraciones recogidas por Infobae, asegura que la idea de hacer un libro totalmente anónimo surgió del/de la autor/autora. “Nos gustó, a la vez que representó un desafío inédito para nosotros como editores, porque nos obligaba a desprendernos de muchas de las funciones características de nuestro oficio, como es escribir textos de contratapa y solapas, consensuar una imagen de tapa, presentar el libro, etcétera”, explica.

Mercedes Güiraldes.

“Es el antimarketing”

Consultada por Culto, Güiraldes descarta de plano la idea que la portada blanca se trate de un truco de marketing. “Cuando el autor/la autora nos lo propuso, no lo hizo a la manera de una estrategia de marketing sino que partía de una idea radical vinculada a cómo son nuestros consumos culturales, muy predigeridos y dirigidos, y cómo sería leer un libro acerca del cual no sabemos nada de antemano. Es el antimarketing. Nosotros estuvimos de acuerdo en participar de este desafío, de esta cita a ciegas con los lectores, y no vamos a quebrantarlo”, dice.

¿Le fue complicado editar un libro sin autor ni título? Güiraldes lo descarta. “El autor/la autora existe, así que el trabajo fue como con cualquier otro libro. Además, como se hizo durante la pandemia, el contacto fue siempre remoto, y en eso también se pareció a todos los demás libros de este período. Porque además del gesto radical de no dar a conocer ni la autoría ni ningún otro indicio sobre el contenido, este es un libro hijo de este tiempo extraño que nos toca vivir. Un libro donde lo personal queda fuera de la experiencia de lectura y solo está el encuentro con el texto. Una lectura descarnada, que nos trae a la memoria la inocencia con la que leemos de niños y nos pide la misma clase de entrega desinteresada, o mejor dicho, guiada por el solo interés de ir al encuentro de una historia, unos personajes, un estilo”.

Güiraldes asegura a Culto que no está contemplado desvelar el secreto de quién está detrás del libro. “No vamos a revelar la identidad del/de la autor/a. Ese es el pacto que establecimos y lo vamos a cumplir”.