Aunque muchas veces no nos percatemos de ello, nuestra vida cotidiana está llena de elementos relacionados a Andrés Bello. La creación del Código Civil y la gramática de la lengua castellana son algunas de las herencias que nuestro país le debe al prócer venezolano, quien, gracias a su trabajo multidisciplinario, se alzó como el mayor humanista de la historia de Hispanoamérica.
El aporte de Bello es tan extenso y recae en tantos ámbitos del conocimiento que el diccionario de la Real Academia Española (RAE) reconoce el término “bellista” para referirse al “estudioso de la obra de Andrés Bello y de las cosas que le pertenecen”.
Los aportes de su figura son tales que el desafío de indagar en los ámbitos de su vida parece ser un trabajo al que siempre le queda algo nuevo por descubrir e interpretar. Sus obras completas conforman nada menos que 26 extensos tomos que se encuentran repartidos por distintas bibliotecas y centros de conservación del mundo.
Vida de don Andrés Bello (1882) de Miguel Luis Amunátegui, y Andrés Bello (1935) de Rafael Caldera son algunos de los libros clásicos que buscan retratar los aspectos más relevantes de la historia del humanista. Sin embargo, el premio nacional de historia, académico y director del programa de la Universidad de Stanford (California) en Chile y Director de la Cátedra Andrés Bello de la Universidad Adolfo Ibáñez, Iván Jaksic, está convencido de que aún queda mucho por contar.
Su libro Andrés Bello: La pasión por el orden fue publicado por primera vez en 2001, en parte, como resultado del trabajo realizado por el historiador para la editorial Oxford University Press en 1997, en el marco de una robusta compilación de los grandes escritores latinoamericanos del siglo XIX en inglés, donde estuvo a cargo de la obra de Bello.
El minucioso trabajo biográfico de Jaksic es considerado como uno de los libros más completos e importantes sobre la historia del humanista venezolano. Tanto así, que sólo La pasión por el orden cuenta con tres reediciones. Y, tal como ha anunciado la Editorial Universitaria, están prontos a lanzar una cuarta edición que incluirá material reciente e inédito que ayudará a entregar una visión actual sobre la vida y obra del primer rector de la Universidad de Chile, además de hacerse cargo de un nuevo desafío: mirar la historia, vida y obra de Bello bajo la lupa de la historiografía moderna, y, con ello, descifrar la personalidad detrás del intelectual americano. Según señalan desde la editorial, su lanzamiento se proyecta para marzo de este año.
Las claves para entender a una figura multifacética
En el prefacio de la cuarta edición, Jaksic expresa una situación recurrente en la percepción de la gente sobre la figura del venezolano. Como resultado de la complejidad propia de sus escritos y la dificultad que ha presentado la literatura especializada para mostrar sus trabajos como una unidad, “Bello sigue siendo una figura familiar y a la vez desconocida, una presencia que se reconoce pero que no se puede explicar”.
Ante dicha situación, surge la pregunta sobre cómo abordar y comprender a un personaje tan multifacético, que trabajó con la misma minuciosidad temáticas tan variadas como el derecho civil y la poesía.
Para el premio nacional, la primera clave está en iniciarse con escritos que hagan sentido con nuestra sociedad actual. “Son múltiples entradas, pero cuando uno lee algo que tiene resonancia contemporánea, entiende mucho más. Y se ve cuál era su espíritu”. Y para ello, el bellista recomienda iniciarse con la revisión de sus textos sobre el imperio de la ley y el estado de derecho.
En Repertorio americano, Jaksic recopila los que considera ensayos claves para comprender la unidad de la obra de Bello. Allí, los divide en tres áreas: escritos sobre la lengua y literatura; sobre educación e historia; y los relacionados al derecho, la política y las relaciones internacionales.
“Lo que es más importante para nosotros ahora, en este momento y aunque lo ha sido anteriormente, es todo lo que él escribió en torno a la observancia de la ley, las reformas a la administración de justicia, la transparencia… Realmente recomiendo mucho, para los que están interesándose en Bello, ir a esos ensayos. Partir por ahí”, puntualiza el bellista.
Sin embargo, su viaje por la vida y obra del humanista no estuvo exenta de dificultades. Una de las etapas más borrosas en su historia es lo relativo a su período en Londres, ciudad en la que vivió su expatriación. Tanto así, que Rafael Caldera, ex presidente venezolano, se refería a este capítulo de su vida como “la incomprendida escala de Bello en Londres”.
Así las cosas, Jaksic se vio emplazado a emprender un viaje por el archivo disponible en distintas partes del mundo. “Me tocó viajar mucho y hurgar en todas partes, diferentes lugares, diferentes archivos. Eso requiere mucho tiempo”. Y, justamente, la investigación emprendida por el historiador le tomó nada menos que 10 años.
“Hay que encontrar el tiempo, pero también formular las preguntas. Creo que esa fue la parte más difícil”, confiesa. A la dificultad de encontrar ciertos archivos y la recopilación de todo el material disponible, se sumó el desafío propio de los escritos especializados de Bello, cuya creación estaba dirigida a especialistas, por ejemplo, en gramática, y no necesariamente al público común.
Aun así, Jaksic afirma que todo el camino recorrido durante estos años le genera una genuina satisfacción. “Al final de cuentas fue realmente un placer, porque cada paso significaba entender un poco mejor la figura de Andrés Bello y no solamente como el especialista en derecho internacional ni como gramático, sino que todas las dimensiones, cuya sumatoria hacían de él un personaje extraordinario”, sentencia.
Andrés, la persona detrás del prócer
Una crítica presente en la nueva edición de Andrés Bello, pasión por el orden apunta a al poco protagonismo que otras biografías han entregado a la vida personal de Bello, especialmente su influencia en el desarrollo de su obra. Para Jaksic, son dos cosas inseparables.
“La dimensión del exilio significa la experiencia humana, individual, de la ruptura. Cuando uno crece en medio de sabores, de ciertos aromas y rodeado de familia, y de pronto, pierdes a tu patria. Esto es lo que le pasó a Bello, que había tenido una vida relativamente exitosa hasta que vino la debacle imperial y su patria, Venezuela, se hizo pedazos”, señala el escritor, refiriéndose al período de inestabilidad política que vivió el país sudamericano durante el siglo XIX, marcado por la agitación, la autocracia y los caudillos.
Continúa Jaksic: “Esa es una experiencia que yo llamo de ruptura. Y eso hace que, por una parte, él quiera entender por qué se producen las rupturas, y, por otra, cómo se recupera el orden, la estabilidad”, explicando así una buena parte de las temáticas de interés de Bello.
Otro hito de su vida que no ha sido estudiado con la suficiente profundidad es la muerte de su primera esposa, además del fallecimiento de nueve de sus quince hijos, que, para el premio nacional, se limitaban a menciones más bien anecdóticas. “Conoció la desesperación. Eso se transmite muy claramente en su poesía. Es decir, que logró transformar la desesperación en algo creativo. Ante el impacto que tuvieron estas terribles pérdidas y las cosas que se decían de él para atacarlo políticamente, él respondía que ‘tenemos que canalizar las emociones’ y transformarlas no en algo negativo, sino que creativo y positivo”.
Justamente, una de las fuentes de las que se valió Jaksic para entrar en la vida íntima de Bello fue su poesía, además de la revisión minuciosa de su epistolario. En el poema La oración por todos, Bello le pide a su fallecida hija Dolores: “Ruega después por mí, más que tu madre/ lo necesito yo... Sencilla, buena, / modesta como tú, sufre la pena, / y devora en silencio su dolor”, señala en uno de sus fragmentos.
A la poesía y el epistolario se suman otros elementos que contribuyeron a la noción que Jaksic entrega sobre la personalidad del venezolano. Uno de ellos, es la gran cantidad de testimonios de personas que conocieron a Andrés Bello y que aportan muchas luces a la reconstrucción de su persona.
El historiador menciona el apodo con que Joaquín Edwards Bello, descendiente de Bello, se refería al humanista: “el bisabuelo de piedra”. Y justamente, la metáfora contribuye a la idea que muchas generaciones se formaron sobre el autor del código civil. “Crecimos pensando que estos seres eran para el mármol, que eran verdaderos héroes en un sentido casi inmaculado, que no tenían vida personal”, reflexiona.
Para obtener más características sobre su personalidad, Jaksic llevó un facsímil de manuscritos de Bello a un grafólogo que trabajaba en los tribunales. “Muchas veces la letra, y sobre todo si hay más evidencias, indica mucho de la personalidad”.
Aquel análisis confirmó varias cosas que él ya intuía. “Era una persona muy tímida, muy modesta. Y que realmente sufría el sino del expatriado. Todas esas cosas, mucho dolor, la modestia, pero también una ética de trabajo, podemos verlas reflejadas en su letra y en sus escritos”.
Una memoria del historiador Diego Barros Arana reafirma los resultados del peritaje grafológico. En 1843, Barros Arana era estudiante del Instituto Nacional, el mismo año en que Bello dio su discurso de inauguración de la Universidad de Chile, casa de estudios de la que fue rector hasta su muerte.
“El describe que llegó un anciano con su chaqueta verde, su pantalón blanco y las insignias de lo que sería la alta autoridad pública. Y dice que, en una voz pausada y suave, pronunció un discurso que generaba mucho silencio, mucho respeto”.
Bello, un intelectual receloso frente al poder
La relación entre Bello y Simón Bolívar suele despertar la curiosidad de los lectores. Aunque llevaron una amistad por bastante tiempo, las condiciones de la historia terminaron quebrando el vínculo entre ambos. Aunque se llevaban por tan solo dos años de diferencia, Bello fue profesor de Bolívar e incluso, este último se refería a su maestro como a persona que le enseñó letras y geografías.
“La relación se quebró porque, cuando Bolívar estaba en la cima de su poder, los problemas de Bello no tenían la dimensión que tenían para Bello como persona. Estaba sin sueldo, tenía cinco hijos y no le pagaban. Le escribió varias veces a Bolívar, que no le respondía. También hay que entender a Bolívar. Lo habían tratado de asesinar. Pero la relación entre ambos devela algo que le han criticado mucho a Bello”, señala Jaksic.
Y eso era, justamente, su recelo al poder. Al contrario de lo que se podría creer, Bello no era un personaje que aspirara a concentrarlo en grandes cuotas. Este le hacía “retraerse más. Y hay varios antecedentes al respecto, porque cuando él llegó a Chile en 1829, quien iba en ascenso era Diego Portales”, indica el premio nacional.
Jaksic define la relación de Bello con el poder como una reacción de temor y obediencia, que se comprende al observar su cercanía a reinados como el de Carlos IV. “Nunca quiso figurar, y, tanto en Inglaterra como en Chile, siempre se sintió extranjero. Para él, el poder era algo majestuoso, intocable, no se le pasaba por la cabeza cuestionarlo”.
Y es precisamente el desencuentro con Bolívar lo que revela la faceta tímida y de recogimiento propia de Bello.
Historiografía moderna: una puerta a nuevas posibilidades
Todas las historias anteriormente mencionadas se encuentran profundizadas, y en algunos casos actualizadas, en la nueva edición de Andrés Bello: la pasión por el orden. Sin embargo, una de las grandes novedades que trae consigo esta cuarta edición es la incorporación que el académico hace de las técnicas de la historiografía moderna. Pero, ¿cuáles son dichas herramientas?
Iván Jaksic lo explica así: “Es tomando en serio todo tipo de evidencia. Porque antes, la historiografía seguía un modelo legal. Es decir, los documentos escritos, la ley… Todo el modelo jurídico. Lo que ha ocurrido, sobre todo desde la época de la tercera edición –publicada en 2010-, es que han surgido una serie de trabajos que se atreven a usar fuentes no tradicionales”.
Dichas fuentes son los poemas, nuevas posibilidades sobre cómo se deben leer las cartas, e incluso retratos. “Es una perspectiva que ha surgido recién. Y eso nos obliga, sobre todo a quienes tratamos de hacer biografía e historia, a utilizar todas las fuentes posibles. No tener miedo a decir ‘no, es que es un cuadro, un dibujo, un poema’…”, explica el académico.
Un buen ejemplo de esto es el análisis que incorpora sobre el cuadro en que el pintor Raymond Monvoisin retrata a Andrés Bello. “Tiene esa mirada triste que revela a alguien retraído y golpeado. Y así es como funcionamos los historiadores. Tratamos de juntar mucha evidencia, y eso es lo más contemporáneo que hay”.
Al mismo tiempo, esta reedición le permitió incorporar varios trabajos bellistas, que ha tenido un fructuoso desarrollo en estos últimos diez años gracias a los instrumentos modernos con los que hoy cuenta la historiografía. Y las extensas notas al pie que acompañan a las casi 400 páginas del libro dan testimonio de aquello.
Sin embargo, es enfático en señalar que aún queda mucho por descubrir. Una de esas cosas es la correspondencia que su esposa, Isabel Dunn, mantuvo durante su largo matrimonio. Los registros son casi inexistentes, y para Jaksic, resulta inverosímil pensar que no hubo intercambio de cartas por parte de ella: “Era una persona muy letrada. Creo que esa es una dimensión que aún falta por conocer”.
Lo último que Iván Jaksic alcanzó a incorporar fue Andrés Bello, libertad, imperio y estilo, publicado en 2019 por Joaquín Trujillo. Con toda esta artillería, el reconocido historiador configuró un texto que, sin lugar a dudas, se posicionará como un esencial para comprender la vida y obra de Bello con las claves de nuestra época contemporánea.
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