Un arco que cruza 100 años. “Vine al mundo un viernes de tormenta en 1920, el año de la peste”, se lee precisamente en la primera línea de la nueva novela de Isabella Allende, Violeta -a publicarse el día 25 de este mes-, como parte del trayecto circular de una mujer que nace cuando la gripe española comienza a golpear Latinoamérica y fallece cuando se ha desatado la otra gran pandemia de nuestra era, el actual Covid-19. Una tragedia de extremo a extremo. Un destino entre pandemias.
Se trata de Violeta del Valle, la protagonista de la próxima obra de la autora, de seguro un nuevo éxito de ventas y que viene a coronar una temporada de alto protagonismo, luego del año pasado publicar el texto autobiográfico Mujeres del alma mía y de ver cómo Amazon Prime Video retrataba su vida en la sólida serie Isabel, de buen guión y ritmo eficaz.
Ahora, Violeta es el retrato del siglo XX a ojos de una mujer que encarna y atestigua los cambios y virajes bruscos propios de este tiempo, de la labor tradicional de las mujeres como dueñas de casa hasta su empoderamiento a fines de los años 60, coincidentemente la etapa donde Allende despunta como pluma y personalidad pública. Hay otro simbolismo de fecha redonda que cubre el lanzamiento: el próximo 2 de agosto, la escritora cumple 80 años, por lo que ella misma ha afirmado que hoy ve el tránsito del mundo desde una perspectiva diferente.
“¿No te digo que vivimos bajo un patriarcado?”, se preguntaba la semana pasada en las páginas del diario español El País, para tratar los contornos feministas que siempre han definido su literatura y que -según ha dicho- resultan elocuentes en Violeta.
“En esa lógica, cualquier conquista del otro lado no conviene. Pero las mujeres han ido arrancándole a la situación pedacitos de a poquito. Y lo lograrán, pero yo no estaré viva para verlo. Aun así, voy sintiendo bajo tierra esa energía de los jóvenes. Mira lo que acaba de pasar en Chile”, aseguró en ese mismo diálogo.
Honrar a la madre
Ahí también comentó que, aunque Violeta no traza un contenido autobiográfico, sí hay alusiones a su existencia. O más bien, a la de su madre.
“Fue casi natural que saliera de esa manera. La idea nació cuando murió mi madre, un año antes de la pandemia. Si hubiera vivido un año más, habría cumplido 100 años, un siglo. Nació en una pandemia, porque la gripe llegó a Chile en 1920, y habría muerto en otra. Cuando falleció, muchos me dijeron que escribiera su historia. Teníamos una relación extraordinaria. Pero su existencia no lo fue porque siempre estuvo sometida, primero a su padre y después a su marido. No existe realización personal para una mujer si no puede mantenerse sola. Si dependes de que otro te pague las cuentas, hay que agachar el moño. Y ese fue el destino de mi mamá, a pesar de ser una mujer supercreativa. Al escribir, sin saber en lo que se convertiría Violeta, creo que en el fondo es esa mujer que a mí me hubiera gustado que fuese mi mamá”, reveló.
Por tanto, Violeta tiene algo de su madre, pero también de otras mujeres que atravesaron el último siglo. “La vida de Violeta es mucho más que la historia de dos pandemias separadas por un siglo: en una carta dirigida a la persona que ama por sobre todas las demás, rememora desengaños amorosos y romances, momentos de pobreza y prosperidad, pérdidas y alegrías”, dice parte del comunicado que presenta su editorial, Penguin Random House.
Eso sí, Allende se ha encargado de remarcar que su generación marcó distancias con su progenitora. “Mi generación salió a la calle, muchas fueron a la universidad, aunque yo no; buscaron trabajo, justamente eso, se ganaron la vida. Pero en una clase social concreta. Las más humildes y trabajadoras han mantenido a su familia siempre, yo hablo de aquella clase en la que educaban a las muchachas para ser esposas y madres”, describió en El País.
Igual subraya que, independiente de las diferencias generacionales, los estilos de vida han estado cubiertos por capas similares: “Vivimos en un patriarcado. La moral, las leyes, todo lo hacen en su mayoría los hombres. Las mujeres debemos encontrar resquicios para dejar oír nuestra voz. Cada vez lo logramos más. Pero falta. Existe una verdadera guerra contra la mujer”.
Pese a ello, cree que en la actualidad las mujeres están decidiendo el rumbo de lo que hoy vivimos. ¿Un ejemplo? El reciente triunfo presidencial de Gabriel Boric en el país. “Ha ganado un joven como Gabriel Boric, de 35 años… ¿Quién votó por él? El 63% de las mujeres, tres de cada cuatro jóvenes también. Yo siento esa energía, por eso soy muy optimista respecto al futuro. No se van a quedar cruzados de brazos en manos de estos carcamales que manejan el mundo. De estos ancianos”.
“Si Boric consigue hacer la mitad de lo que pretende, ya será un avance. Su discurso de aceptación resume en 17 minutos las grandes aspiraciones que yo tengo para Chile: inclusión, igualdad, las mujeres, diversidad, democracia, respeto a la naturaleza. Si lo logra, será un paso adelante inmenso… Si no, se mete la CIA, claro”.
“Chile no es Venezuela. Ni Boric es Nicolás Maduro. Habrá que darle una oportunidad, ¿no? Lo más importante es aplacar la corrupción, que lo devora todo. La gente gritaba en la calle: “¡No a la impunidad!”. Clamaban por la dignidad, no solo de las heridas de la dictadura, sino de quienes se roban el país”.
Pero también se da tiempo para observar con moderación algunas actitudes de la juventud: “Yo veo a jóvenes de la edad de mis nietos que tienen unas relaciones cautelosas, que no quieren sufrir. ¿Qué vas a hacer con tu vida si no quieres sufrir?”.
Una noche de tormenta
Más allá de la contingencia, su libro resuena a pasado y proyección futura, partiendo con una dedicatoria de Violeta a la figura de Camilo, destinatario final del texto: “Mi querido Camilo: La intención de estas páginas es dejarte un testimonio, porque pienso que en un futuro lejano, cuando estés viejo y aburrido, tal vez desees recordarme. Eres el depositario de mis cartas, donde está anotada mi existencia entera, pero debes cumplir la promesa de quemarlas cuando me muera, porque son sentimentales y a menudo malévola”, se puede leer como parte de los fragmentos de adelanto publicados en su web www.isabelallende.com
Luego, las primeras líneas son el espejo de un mundo asolado por la llamada gripe española, con Violeta naciendo en una noche tormentosa, iluminada apenas por la luz de las velas, sin el médico del pueblo ayudando en el parto debido a los problemas de la pandemia en 1920. La protagonista nace con ayuda de sus tías y recién horas después arriba su padre, Arsenio, quien había pasado la noche con sus amigos.
Es sólo el preludio de lo que millones de familias vivieron después: tras estabilizarse, los tomó completos la Gran Depresión de 1929, precipitándolos casi a una pobreza sin salida. El tono luego se vuelve más personal que colectivo, con la vida de Violeta siempre al centro y los avatares propios del último siglo como telón de fondo.
Allende ha dicho que es una gran manera de llegar a los 80 años. Es casi garantizado que el público le respondera de igual forma. Y que nuevamente tendrá a sus pies una temporada estelar.