*Costello & The Imposters - The Boy named if
Elvis Costello (67) ejemplifica a la estrella rock con más entusiasmo en la prensa, que entre el público masivo. ¿Razón? La sólida discografía del londinense ganador del Grammy y honrado como caballero del imperio británico, carece de singles universales. Ungido por la crítica desde el debut My aim is true (1977), cuando en plena explosión punk propuso un rock enérgico con guiños al pasado, mostrando respeto y adulación por los mayores, Costello posee desde siempre colores propios para cantar, un ingenioso léxico y curiosidad musical.
Este trigésimo segundo álbum es un deleite de rock clásico atemporal efervescente, ligeramente nervioso debido a la voz rocambolesca, con relatos de un amigo imaginario. Las canciones son directas, urgentes y varían entre sí. The Imposters, básicamente los mismos miembros de los históricos The Attractions menos el bajista, acompañan al cantante y guitarrista. La energía contagiosa de estos músicos curtidos y sexagenarios para hilvanar títulos que cambian de velocidad, ambientes y acentos con la expresividad de Costello -un crooner rock en las mismas alturas de David Byrne y David Bowie-, arroja un álbum recomendable sin fisuras.
*FKA twigs - Caprisongs
Se escucha el sonido de la maquinaria análoga que se activa para reproducir un casete. “Hey, te hice una mixtape”, dice la voz de Tahliah Debrett Barnett -FKA twigs-, como un mensaje personalizado al oyente en el inicio de Caprisongs, una invitación a una fiesta privada con amigos exclusivos, incluyendo The Weeknd. Es su tercer álbum y a la vez, el primer mixtape de la artista inglesa que en su irrupción con LP1 (2014), bosquejó el futuro con inquietante plasticidad. Las canciones de corte electrónico parecían artefactos traídos del mañana, instantáneas deconstruidas imposibles en otra época, ajenas por completo al mapa tradicional de la canción pop. FKA twigs traza posibles escenarios no solamente por las máquinas dominantes, sino por el hábito de fusionar músicas ambiciosamente. En 17 cortes y 48 minutos que consideran un interludio donde se escucha dar vuelta la cinta, pasea por el urbano, el soul y el hip hop con diversidad de voces y temperamentos, coquetería y baile, collage y experimentación.
Caprisongs requiere sumergirse unas cuantas veces. En cada viaje se descubren nuevos detalles, tecnología e instrumentos yuxtapuestos, en una arquitectura de alta complejidad.
*Muse - Won’t stand down
A 23 años del debut discográfico, Muse disfruta una fase de reseteo y algo de nostalgia. El grupo regresó a su ciudad natal Teignmouth, en Devon. El mundo ya fue conquistado. Son una de las bandas más grandes del nuevo siglo sin apelación.
Este single de adelanto de un álbum sin fecha, señala un regreso a la fe por el riff gigante envuelto en una base enérgica y precisa generando un ambiente teatral, para una letra que ofrece diversas lecturas, desde lo romántico hasta político, la rebelión contra quien oprime.
El primer movimiento de Won’t stand down avanza lentamente en una cadencia reggae atacada por unos bajos con resonancias de maquinaria pesada. Bellamy acumula rabia -”me has engañado, pensé que era fuerte”-, hasta un quiebre marcado por el bombo para soltar un riff metálico demoledor, que luego muta para el estribillo épico clásico del cantante. El fraseo podría encajar perfecto en una balada, sin embargo viaja a gran velocidad -”no me rendiré, me estoy haciendo más fuerte”-. Un tercer viraje asume formas industriales con la voz furiosa y procesada del bajista Chris Wolstenholme. Tres ambientes distintos. Una suite en 3 minutos y 29 segundos, con Muse ejercitando movimientos más sencillos y al mentón.