Los expedientes que destapan el espionaje a García Márquez por parte de la policía secreta del PRI

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El diario El País tuvo acceso a una serie de documentos que apelaban al Nobel colombiano como “un agente de propaganda procubana y soviética”. El régimen del PRI mexicano siguió al escritor con detalle desde mediados de los 70, años en que tuvo una época de amplia militancia política. Los papeles también muestran un seguimiento a quienes visitaban la casa del novelista, entre ellos el entonces secretario general del Partido Comunista chileno.


Para nadie es un secreto que el domicilio político de Gabriel García Márquez estaba ubicado hacia la izquierda. Durante su vida, el escritor y periodista colombiano fue un hombre cercano a a tales gobiernos en el continente y fehaciente defensor de los derechos humanos, en una época donde Latinoamérica estaba liderada por varias dictaduras, entre ellas, la chilena.

En ese contexto, el autor de Cien años de soledad se convirtió en un objetivo de interés para la Dirección Nacional de Seguridad (DNS), el servicio de espionaje político del régimen priista en México, partido que se mantuvo en el poder del país por 71 años.

Gabriel García Márquez en México. Fotografía de Fundación Gabo
Gabriel García Márquez en México. Fotografía de Fundación Gabo

La mayor preocupación del Partido Revolucionario Institucional (PRI) era la cercanía de García Márquez con Cuba –especialmente por su relación de amistad con Fidel Castro- y con el resto de gobiernos y guerrillas asociados a la izquierda de la región. En efecto, el autor alguna vez se declaró fascinado con el proceso de la Revolución y es uno de los mayores emblemas de la cultura que apoyó tal hito.

Según la revisión de El País, el expediente del escritor se extiende desde finales de los 60, época donde el autor fijó su residencia en México, hasta 1985, último año de funcionamiento de la DNS.

El periódico español tuvo acceso a más de un centenar de informes a través de una petición formal de transparencia efectuada ante el Archivo General de la Nación. Allí, no sólo se consigna un seguimiento personal en actos públicos y reuniones de carácter privado, sino también fotografías de las personas que llegaban a su domicilio particular y un minucioso registro de sus viajes a Cuba a partir de 1975.

La época más espiada

La relación de García Márquez con Cuba se inició en enero de 1959, a pocos días del triunfo de la Revolución. El escritor pasaría seis meses en el país caribeño, tras ser invitado como corresponsal de Prensa Latina (la agencia de comunicaciones cubana cofundada por el autor). Ahí se cimentó su flechazo con la isla.

Sin embargo, de forma paulatina el novelista se empezó a distanciar de los ideales revolucionarios, desencantado quizás por el foco menos colectivo y más personalista que empezaron a adquirir, por lo que a partir de 1967 decidió radicarse en Barcelona junto a otras luminarias del llamado boom latinoamericano, como el peruano Mario Vargas Llosa.

En plena residencia catalana, la noticia sobre el golpe de estado chileno en contra del presidente Salvador Allende en 1973 despertó en García Márquez la necesidad de acercarse nuevamente a Cuba, bajo la intención de reactivar su periodismo militante. Jaime Abello, amigo y director de la Fundación Gabo, ha comentado que García Márquez “llegó a decir que estaba dispuesto a no volver a escribir literatura hasta que caiga Pinochet”.

Uno de los archivos que consignan el espionaje de la DNS a García Márquez conseguidos por El País.
Uno de los archivos que consignan el espionaje de la DNS a García Márquez conseguidos por El País.

Sobre ello, años después, en entrevista con el Washington Post, el colombiano declaró: “Había dejado que Pinochet me impidiera escribir. O sea, me había sometido a una autocensura”. A su vez, agregó que nunca esperó que el período en el poder del dictador chileno sería tan extenso.

Esta segunda etapa -marcada por la contingencia de nuestro país- sería la más abundante en cuanto a la acción de espionaje de la DFS sobre el Nobel. No sólo registraron sus visitas a La Habana y su amistad con Fidel Castro, sino también actos de apoyo a los sandinistas en Nicaragua o su intervención a cambio de anonimato para que la televisión mexicana mostrara una entrevista con líderes militares de la guerrilla de El Salvador. El País señala que, además, constan informaciones sobre sus encuentros con Régis Debray, revolucionario francés y compañero del Che Guevara.

Y otro dato: según recoge un documento del 17 de marzo de 1982, el colombiano cedió todos los derechos de su éxito Crónica de una muerte anunciada -salida un año antes- al gobierno de Cuba.

Con la excepción de García Márquez, la crema y nata de la intelectualidad latinoamericana se apartó de Fidel Castro. GETTY

La fundación Habeas, organización creada por García Márquez para la defensa de los derechos humanos, especialmente centrada en los presos políticos, también despertó el interés de los espías mexicanos. El País señala que, quien sea que haya sido el informante de la DFS, resumía los objetivos de Habeas con las siguientes palabras: “Proteger, apoyar económica y legalmente a las personas con ideología marxista-leninista que, por su participación en grupos guerrilleros y terroristas, se escudan bajo el concepto de perseguidos políticos”.

Dicha organización se movilizó en contra de dictaduras de diferentes signos, entre ellas, la de Argentina, Chile y Panamá. Incluso en países como Colombia, que, si bien no tenía instalado un régimen dictatorial, sí se encontraba en pleno auge de las guerrillas.

De García Márquez a otros objetivos

El investigador mexicano Jacinto Rodríguez –que actualmente prepara un libro sobre el espionaje de la DFS a intelectuales de la época-, señala en el medio español que el expediente de García Márquez muestra un seguimiento suave en comparación al hostigamiento recibido por otros personajes. “Él no dejaba de ser un extranjero que no podía meterse en asuntos nacionales y que mostró siempre una gran cautela”, afirma el académico.

Para contrarrestar el caso de “Gabo”, el investigador ejemplifica con el espionaje realizado a Octavio Paz, a quien le revisaron sus ingresos y deudas; y el del argentino Julio Cortázar, a quien le interceptaron su correspondencia privada.

En los 70, la represión en México se intensificó tras una alianza entre el ejército y la policía, dando arranque a la persecución sistemática y sangrienta en contra de los disidentes al PRI. Y aunque se sabe que García Márquez fue activamente opositor de los regímenes totalitarios y genocidas, desde la misma fundación Gabo afirman que el nivel de introspección del escritor en asuntos que interesaban o afectaban directamente a México sigue siendo un “área gris” de su biografía.

Uno de los archivos conseguidos por El País, donde se muestra el seguimiento fotográfico a las actividades de García Márquez
Uno de los archivos conseguidos por El País, donde se muestra el seguimiento fotográfico a las actividades de García Márquez

Sin embargo, Rodríguez señala que “no les preocupaba tanto él, que estaba del lado correcto, como las puertas que podían abrirse al seguir de cerca a alguien con tantos contactos, tan bien relacionado”. En este contexto, los archivos desclasificados apuntan a un seguimiento de los personajes que llegaban a reunirse con García Márquez en su casa.

Y aunque los nombres se encuentran tachados, los documentos señalan personalidades como el entonces secretario general del Partido Comunista Chileno y el consejero político de la Embajada en Cuba. Cabe destacar que, una de las cosas que se le criticó al autor, fue la relativa “tibieza” con la que, según algunos, se refería a países que también tuvieron hechos de violaciones a los derechos humanos, entre ellos, México.

Gabriel García Márquez
Gabriel García Márquez

El investigador mexicano advierte que, probablemente, los archivos que el Archivo General de la Nación compartió vía transparencia representen una muestra de todos los documentos asociados al escritor colombiano, y que siguen clasificados. De todas formas, el análisis de la documentación sobre el espionaje de la DNS a García Márquez puede ser una fuente de luces para completar la biografía del Nobel de literatura y máximo representante del realismo mágico en nuestra región.

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