Judith Butler es, sin dudas, una de las intelectuales contemporáneas más importantes. Sus estudios sobre género le han valido ser una de las autoras más leídas en dicho campo. Es reconocida como una de las precursoras de la teoría queer, que, a grandes rasgos, rechaza la clasificación de los individuos en categorías universales, abriendo la puerta a una gran cantidad de variaciones culturales que emanan de ellas.
Nacida en el seno de una familia judía-ortodoxa, Butler no se ha limitado a tener una carrera teórica fructífera. Se ha mostrado activamente a favor de diversos movimientos sociales, especialmente aquellos relacionados a la reivindicación de los derechos de personas LGBTIQ+ y el movimiento feminista. Pero también suele manifestarse de forma activa sobre temas relacionados a la política contemporánea.
La pandemia, el ascenso del fascismo y el conflicto palestino-israelí han sido algunos de los tópicos sobre los que Butler ha reflexionado. Y es que su obra no sólo explora los límites e implicancias del concepto del género. También es reconocida por su aporte a la filosofía política y los estudios sobre la ética y el poder.
Su carrera de teoría y militancia la hicieron merecedora, esta semana, del Premio Internacional Catalunya, uno de los galardones más importantes otorgados por dicha nación y que desde 1989 ha reconocido el trabajo de personas que destaquen por sus aportes al desarrollo de la cultura, ciencia, economía, etc., a través de un trabajo con compromiso ético y humanístico.
El reconocimiento, otorgado por la Generalidad de Cataluña suele seleccionar al ganador entre cientos de candidatos. En años anteriores, ha sido entregado a intelectuales como el novelista nipón Haruki Murakami; el ex presidente brasileño, Lula Da Silva; y la primatóloga, Jane Goodall.
Al hacer entrega del galardón, el presidente de la Generalidad de Cataluña, Pere Aragonès, se refirió a la filósofa como alguien que “desprende un compromiso cívico y político con el cual articula su proyecto teórico de combatir todas las formas de violencia, la normativa, la simbólica, la física, la sexual o la política”.
Por esto es que, en Culto, recopilamos cinco reflexiones de Judith Butler que resuenan en nuestros tiempos.
* “No hay una sola identidad. Yo viajo de una a otra”
Con esta frase, la filósofa condensa su primera intervención en el documental Judith Butler, filósofa en todo género, dirigido por Paule Zajdermann para el canal franco-alemán ARTE.
Con aquellas palabras, la filósofa reflexiona en torno a las múltiples identidades que subyacen a una misma persona. Ella misma se pregunta si debe reconocerse primero como lesbiana, mujer, judía o estadounidense. Su respuesta es que viaja a través de una y la otra.
La cuestión sobre la identidad es un tópico frecuente en su obra. Uno de sus planteamientos más reconocidos en la materia señala que el sujeto –al que reconoce no como individuo, sino como una estructura lingüística-, está siempre inserto en un proceso de constante de “devenir” que lo hace moverse en diferentes formas, o sea, distintas identidades. Y, afirma Butler, el hecho de apegarse a una sola identidad puede llegar a oprimir la identidad misma.
El concepto también se hace presente en Sujetos de deseo (1987), uno de los primeros trabajos de la filósofa. Una de las características de su obra es la revisión crítica de los planteamientos teóricos que la anteceden. En este caso, aplica una reinterpretación de los posicionamientos teóricos de los “feminismos esencialistas”, para dar paso a la discusión respecto a la existencia de múltiples identidades nómadas que plantean nuevas formas de habitar los cuerpos.
Otro de sus aportes notables en la materia dice relación con la teoría de la performatividad del género y la sexualidad. Para Butler, la naturaleza social de los seres humanos implica que la mayor parte de las acciones son presenciadas, reproducidas e internalizadas, y que, por ello, adquieren una cualidad “performativa”. Así, las convenciones asociadas a un género u otro y, por lo tanto, su carácter binario, tiene que ver con las acciones que socialmente han sido otorgadas para cada sexo.
Sus trabajos sobre la identidad de género son fundamentales para las disidencias sexuales, que usualmente son agrupadas en la sigla LGBTIQ+.
* “El capitalismo tiene sus límites”. Reflexiones para Sopa de Wuhan
La pandemia es otro de los temas que han despertado interés en Butler. Ha sido crítica respecto al control epidemiológico liderado por presidentes como Donald Trump y Jair Bolsonaro, mandatarios reconocidos por ser parte del ascenso de los presidentes de extrema derecha electos en el continente americano durante los últimos años.
En su ensayo para el libro Sopa de Wuhan –texto que recopila las reflexiones de distintos intelectuales respecto a la pandemia- dejó ver su especial preocupación por la entonces futura distribución de las vacunas entre los distintos países.
Para ello, recuerda las declaraciones del expresidente Trump, que en marzo del 2020 buscaba asegurar la distribución exclusiva de la futura vacuna del laboratorio alemán CureVac para la población estadounidense.
“¿Cree que esos ciudadanos estadounidenses aplaudirán sus esfuerzos, felices de ser liberados de una amenaza mortal cuando otros pueblos no lo están? ¿Realmente amarán este tipo de desigualdad social radical, el excepcionalismo estadounidense, y valorarían, como él mismo definió, un acuerdo brillante? ¿Imagina que la mayoría de la gente piensa que es el mercado quien debería decidir cómo se desarrolla y distribuye la vacuna? ¿Es incuso posible dentro de su mundo insistir en un problema de salud mundial que debería trascender en este momento la racionalidad del mercado? ¿Tiene razón al suponer que también vivimos dentro de los parámetros de esa manera de ver al mundo?”, plantea Butler en las primeras páginas de su ensayo.
A través de su escrito, la académica toma el contexto de la pandemia para establecer una crítica a la intervención del mercado en el rubro de la salud, privatizando el derecho a la atención médica e introduciendo lo que ella reconoce debiera ser un “derecho humano” a las lógicas propias del mercado.
La posibilidad de un acceso realmente universal a la vacunación es uno de los ejemplos que utiliza la autora para referir a aquellos ámbitos de la vida que no deberían estar permeadas por el capitalismo. Además, reflexiona en torno a lo que define como “la idea de que podríamos convertirnos en personas que desean ver un mundo en el que la política de salud esté igualmente comprometida con todas las vidas” para hablar sobre el escenario político de Estados Unidos antes del lanzamiento oficial de la candidatura de Joe Biden, cuando el nombre de Bernie Sanders se abría como una posibilidad de apertura a políticas sociales más profundas en el país norteamericano.
* Lenguaje, poder e identidad: un análisis al discurso de odio y la censura
Judith Butler ha sido víctima de discursos de odio en carne propia. En noviembre del 2017, la escritora viajó a Brasil para la presentación de su libro Caminos divergentes: judaísmo y crítica al sionismo lanzado por la editorial brasileña Boitempo en ese año, y para participar en el seminario Los fines de la democracia, realizado en el centro cultural Sesc Pompeia.
Fue justamente durante el seminario que varios manifestantes se congregaron para protestar contra la presencia e “ideas” de la filósofa. El grupo estaba conformado por personas religiosas que alegaban contra la teoría del género de la escritora. Los manifestantes incluso prendieron fuego a un muñeco con la cara de Butler, y, más tarde, fue agredida verbalmente en el aeropuerto junto a su esposa, la también filósofa Wendy L. Brown.
Ante los incidentes, la autora de El género en disputa declaró en un video publicado por TV Boitempo que “es difícil para las personas que se han beneficiado del carácter hegemónico del matrimonio heterosexual entender que otras personas que no son heterosexuales puedan quererse casar, o personas que no se quieren casar, pero quieren vivir juntas y tener hijos, o que mujeres puedan querer tener hijos por cuenta propia a través del uso de tecnología reproductiva, o que trabajadoras del sexo puedan querer tener derechos por el trabajo que hacen y jubilación cuando sean ancianas”.
En su libro Lenguaje, poder e identidad, la académica estadounidense analiza los problemas que subyacen a los discursos de odio, pero también a la censura. Plantea que esta última es difícil de evaluar, y que, aunque en algunos casos puede resultar necesaria y útil, en otros, puede terminar siendo peor que la intolerancia misma.
Para Butler, el discurso de odio existe retrospectivamente después de ser declarado por autoridades del Estado. Así, este último tiene el poder de definir el discurso de odio y los límites del discurso “aceptable”. A través del despliegue de los planteamientos hechos por Michel Foucault en Historia de la sexualidad¸ la autora se cuadra con el filósofo francés en la idea de que cualquier intento de censura necesariamente propaga el mismo lenguaje que busca prohibir.
* La “igualdad radical”: una exigencia para la coexistencia en el mundo
Otra reflexión inspirada por el escenario pandémico es la necesidad que Butler le concede a la promoción urgente de una “igualdad radical”, en contraposición a la desigualdad intensificada durante la emergencia sanitaria. Pero también es un concepto que ha utilizado para referirse, por ejemplo, a la exclusión de mujeres trans dentro del movimiento feminista.
Sobre esto último, la filósofa estadounidense señaló, en el contexto en un foro de conversación gestionado por la Universidad de Chile, que: “Cualquier feminismo que sea transfóbico, cualquiera que esté involucrado en formas de odio, de miedo y discriminación, es inaceptable. El feminismo tiene que estar comprometido con la libertad de género, la igualdad radical y las alianzas con otras posiciones minoritarias o disidencias sexuales. Un feminismo transfóbico no es feminismo, eso no puede suceder”.
En abril del 2020, Butler conversó con La Tercera sobre el actual escenario sociopolítico configurado por la pandemia del coronavirus. Allí, manifestó que los ideales del socialismo democrático son los que debiesen ser más valiosos en el cambio que actualmente enfrentan las sociedades del mundo. “Cuando vemos cómo ciertas poblaciones se ven privadas de atención médica y de derechos básicos, y que esto lleva a su muerte más probable, debemos responder con indignación y compromiso”, afirma.
En este contexto, y sobre la igualdad que debiese impulsarse en la construcción de una nueva sociedad, Butler señala que “Nunca ha sido más importante garantizar refugio, atención médica y participación pública en la construcción de una democracia. Muchas corporaciones están listas para beneficiarse de tratamientos médicos, especialmente vacunas, y en la medida que los gobiernos permitan que los mercados decidan el precio y la distribución de dichos bienes, los pobres quedan privados de sus derechos”.
Para la académica, lo más importante en estos momentos debería ser “preservar los derechos básicos de las personas, especialmente de los pobres, a una vida habitable”.
En entrevista con el medio estadounidense The New Yorker, la filósofa condensó de la siguiente forma lo que significaría vivir en un mundo de igualdad radical: “Mi argumento es que no podemos matarnos unos a otros, no podemos violentarnos unos a otros, no podemos abandonarlos la vida unos a otros”.
*Feminismo, el modelo para enfrentar el presente
El feminismo es una bandera de lucha que Butler ha llevado consigo desde sus inicios, y que trasciende y permea toda su obra.
El aparente ascenso de ideas asociadas al fascismo y la reciente ola de gobiernos de extrema derecha que se vio en el continente americano durante estos últimos años, ha despertado la preocupación de Butler.
En 2019, mismo año en que Jair Bolsonaro asumió la presidencia de Brasil, la filósofa visitó Argentina para discutir sobre los desafíos del feminismo. Allí, se presentó en la mesa Activismo y pensamiento organizada por la Universidad Nacional de Tres de Febrero.
En dicho encuentro, Butler señaló que: “El fascismo está tomando una forma nueva que emerge desde el centro del neoliberalismo, y no estoy segura de que trabajos anteriores puedan ayudarnos. El feminismo está en la mejor posición para ser el movimiento que lo enfrente”.
Para ello, la filósofa reconoce una serie de objetivos que deben ser explorados por el feminismo del feminismo contemporáneo. “Tenemos que pensar qué otro tipo de contención podemos dar. Los movimientos sociales tienen fuerza y pueden convertirse en lugares de referencia. Los neoliberales nos acusan de destruir la sociedad. Lo que tenemos que hacer es mostrar una solución, producir sistemas de cuidad recíproco y de interdependencia que vayan más allá de la familia, para poder ser una alternativa económica poderosa”, señala Butler, en declaraciones recogidas por el medio argentino Feminacida.