Neil Young les dio un ultimátum y Spotify tomó partido. Desde esta mañana (horario de Chile) la discografía del célebre cantautor canadiense prácticamente desapareció del catálogo de la plataforma, salvo algunas canciones sueltas, composiciones en vivo y de bandas sonoras, y un par de compilados. Esto, luego que el músico amenazara a la compañía con retirar su música del servicio mientras mantuviera disponible el podcast de Joe Rogan, conocido por difundir información controversial o derechamente contraria a los consensos científicos en torno a la pandemia del Covid-19. Ante esto, Spotify simplemente retiró las canciones de Neil Young y con ello le dio su apoyo tácito a Rogan.
El podcast del comediante y ex comentarista de la UFC no es sólo un programa más para la plataforma: según los datos publicados por Spotify el mes pasado, en su balance de 2021, The Joe Rogan Experience fue el podcast más escuchado a nivel mundial de todos los que la aplicación ofrece a sus suscriptores.
Para la empresa de origen sueco, lo ocurrido esta semana los obligó a tomar una decisión incómoda y una de las más polémicas de su historia. La segunda, tal vez, si se considera la campaña que se inició en contra de la app a fines de noviembre pasado, cuando diversos artistas salieron a criticar al CEO Daniel Ek por destinar parte de las ganancias de la firma para financiar un software de inteligencia artificial usado para estrategias de defensa militar.
Ya en ese entonces, comenzó a circular por redes sociales el hashtag #BoycottSpotify y el llamado de algunas figuras a cancelar su suscripción a la plataforma de música por streaming más popular del planeta. Algo similar a lo que genera el caso Young-Rogan.
Esta vez, la controversia involucra directamente a un peso pesado de la música anglo y abre un nuevo flanco de debate en torno a la línea editorial de Spotify, a los eventuales límites a la libertad de expresión que el servicio dice promover y a las mismas prioridades de los encargados de la plataforma.
Sobre esto último, una pista: según un reciente artículo de Newsweek, mientras Neil Young tenía hasta ayer cerca de 6.057.481 oyentes mensuales en Spotify, The Joe Rogan Experience obtiene cerca de 11 millones de oyentes en cada uno de sus episodios.
Los desencuentros del autor de Harvest Moon con Spotify tienen historia y no se limitan a su actual cruzada contra las noticias falsas y la desinformación en torno a la pandemia. En 2015, Young sacó su música de todos los servicios de streaming, después de criticar la calidad del sonido en la transmisión. Poco después, sin anunciarlo, volvió a subir su catálogo a estas plataformas.
Desinformación versus libertad de expresión
Para Spotify, Joe Rogan es un valioso activo. Si bien el podcast del actor y comediante -conocido también por su programa Fear factor- existe desde 2009, en septiembre de 2020 se convirtió en un contenido exclusivo de Spotify, que habría pagado una cantidad cercana a los cien millones de dólares por ese derecho. Las acciones de la compañía se dispararon un 7% cuando se hizo público el anuncio y, desde entonces, es el podcast más escuchado de la plataforma en el mundo.
También uno de los más polémicos. Y ese es precisamente el perfil que explota Rogan, partidario del libertarismo y la libertad de expresión a cualquier precio, dando tribuna en su programa a visiones e invitados de diversas posturas, muchas de ellas vinculadas a la derecha o la extrema derecha estadounidense -como Alex Jones, Milo Yiannopoulos, Gavin McInnes o Chris D’Elia- o contrarias al consenso científico.
De hecho, antes del cortocircuito con Neil Young, Spotify tuvo que salir a defender a Rogan cuando entrevistó en uno de sus episodios a la autora Abigail Shrier, acusada de transfobia.
Rogan se describe a sí mismo como un firme partidario de la libertad de expresión y ha criticado lo que él describe como “la cultura de la cancelación”, a la vez que se ha quejado de la falta de presencia de figuras con posturas de derecha en la industria de la televisión y el cine.
El comediante ha entregado también sus propias visiones polémicas sobre el Covid-19, las que han sido calificadas derechamente como “antivacunas”. En agosto de 2021 expresó su preocupación sobre los protocolos de control como los pasaportes de vacunas, que según él llevarían a la sociedad “un paso más cerca de la dictadura”.
Un mes después, en septiembre de 2021, dio positivo por coronavirus, y a través de sus redes informó que había comenzado un tratamiento que incluía anticuerpos monoclonales, azitromicina, un goteo de vitaminas, así como ivermectina, un medicamento que generalmente se toma para tratar infestaciones parasitarias y no respaldado por expertos médicos como un tratamiento eficaz para el Covid-19.
Hace sólo un par de semanas, 270 profesionales estadounidenses publicaron una carta abierta en la que calificaban a Rogan de “peligro para la salud pública”, pidiendo a la plataforma que pusiera en marcha un aparato de contra-información para amortiguar los muy escuchados episodios de Rogan dedicados al coronavirus. Esta acción habría impulsado a Neil Young a amenazar a la firma y calificarla, en una carta abierta, como “el hogar de la desinformación del Covid que amenaza la vida”. Al tiempo que los acusó de difundir “Mentiras que se venden por dinero”.
“Queremos que todo el contenido de música y audio del mundo esté disponible para los usuarios de Spotify. Eso conlleva una gran responsabilidad al equilibrar la seguridad de los oyentes y la libertad de los creadores”, señaló Spotify en un comunicado difundido esta semana.
“Contamos con políticas de contenido detalladas y hemos eliminado más de 20,000 episodios de podcast relacionados con Covid desde el comienzo de la pandemia”, agregó.
Con todo, lo ocurrido esta semana ha abierto el debate y no son pocos los analistas y medios que consideran que la decisión de la compañía de streaming tendrá consecuencias, al ser un hito en la batalla por la desinformación y la libertad de expresión en línea, a la vez que plantea nuevas preguntas sobre el poder de los artistas para controlar dónde quieren que se pueda escuchar su obra.