Los años 80 fueron especialmente difíciles para Cecilia Pantoja Levi, según ella misma ha reconocido. “Se me cerraron las puertas (...) no había ofertas de trabajo, no había lugares donde cantar, no me llamaban de la televisión”, contó en 2012 a la revista Ya, recordando los días de dictadura en los que dejó de grabar música, desapareció de los ránkings y se las arregló para seguir activa al margen de los medios masivos, cantando en boites y locales nocturnos de la capital. En 1987, a causa de unas facturas impagas y un presunto caso de estafa que ella nunca ha reconocido, estuvo cerca de un mes en la cárcel. Allí recibió un golpe que le fracturó la mandíbula y compuso dos canciones junto a otras reclusas: Jauría de mujeres y Marcapasos, las dos últimas piezas conocidas de su repertorio.

De la primera no habría registro hasta hoy. La segunda la grabó pocos años después, ya en democracia, y aunque no se editó en ningún disco ni se encuentra disponible en internet, existen dos copias del tema: una en manos de la cantante y otra que hasta hoy conserva el director Germán Bobe, emblema de la vanguardia y del videoclip chileno desde la época de la transición, quien a comienzos de los 90 se reunió con “La incomparable” para trabajar en un video de la canción que nunca se completó. Tres décadas después, el realizador obtuvo esta semana un Fondart para terminar el proyecto inconcluso.

“Yo trabajo mucho lo que es el rescate de la historia, es lo que me interesa. En este caso, la historia musical y la de Cecilia. Para mí ella es una gran artista y este material, inédito y casi único, es un tesoro, es como rescatar algo de un baúl del pasado”, explica Bobe a La Tercera sobre el trabajo audiovisual que pretende empezar en mayo y estrenar antes de fin de año. En la pieza -cuenta- cinco actrices jóvenes personificarán a la impulsora de la Nueva Ola. Será el estreno en sociedad de Marcapasos y un homenaje a la artista de 78 años.

También será el reencuentro de Bobe con la intérprete de Un compromiso, a quien conoció por primera vez en 1989, cuando daba sus primeros pasos como director con diversos trabajos experimentales, mientras la cantante sobrevivía como un mito en los subterráneos de la bohemia santiaguina. Si bien Vicente Ruiz ya había utilizado canciones de Cecilia para musicalizar su obra Hipólito, en 1984, buscando resignificar su obra entre los jóvenes de la época, faltaban algunos años antes que la solista se convirtiera en la figura pionera y el ícono de la diversidad que encarna hoy.

En ese primer encuentro, Bobe la invitó a participar del lanzamiento de su opera prima, Latina (1989), un cortometraje experimental y mudo protagonizado por una adolescente Javiera Parra -quien ya había participado de Hipólito con Ruiz y años después reversionaría Un compromiso- con música de Mecano, Myriam Hernández y la propia Cecilia.

“La fui a buscar a la taberna Capri, que era donde ella hacía un espectáculo. La esperé varias horas, tenía veintitantos años. Hablamos y logré convencerla de que tocara en vivo, le armamos una banda con Álvaro Henríquez y dos personas más”, recuerda el cineasta.

El show en el extinto Centro Cultural El Arrayán, con el líder de Los Tres en la guitarra y diversos protagonistas del circuito under musical entre el público -entre ellos los integrantes de la banda punk Fiskales Ad-Hok-, terminó sellando el abrazo definitivo entre la intérprete de Baño de mar a medianoche y la llamada “Bobe Al Camp Troupe”, el colectivo multidisciplinario surgido en los estertores de la dictadura al alero del cineasta, su fallecido hermano Andrés -el fundador de La Ley-, los Tres, los Parra y la artista transgénero Candy Dubois, entre otros protagonistas de la vanguardia de la época.

“Si tú miras ese espectáculo fue un poco un regreso, de ahí las cosas empezaron a ir mejor para ella. En ese momento para toda una generación ella no era súper famosa, pero tenía un repertorio popular y muy querido. Y cuando tocó en vivo se reconectó de alguna forma con la generación de ese momento y le pasó algo especial, lo sé porque me lo comentó”, cuenta el director de Moizefala la desdichada (1996), quien a partir de entonces iniciaría una destacada carrera en el mundo del videoclip trabajando junto a Los Tres, Los Jaivas, Javiera Parra y la propia Myriam Hernández, entre otros.

El videoclip de Marcapasos, en todo caso, no será la única apuesta audiovisual que tributará a Cecilia Pantoja revelando el costado menos conocido de su discografía. Bravura plateada, la serie biográfica sobre la solista que tiene a Vanessa Miller como guionista y directora -y que en octubre obtuvo un fondo del CNTV-, incluirá en su banda sonora todos los temas de autoría de la reciente candidata al Premio Nacional de Música, entre ellos el inédito Jauría de mujeres.

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