Nunca es fácil contar historias de animación que van más allá de los horizontes del cine apto para toda la familia. Eso es consenso tanto para realizadores chilenos como también para profesionales de cualquier parte del mundo. Jamás es una tarea simple, pero las posibilidades de financiamiento y distribución de las producciones enfocadas en el público preescolar o infantil mejoran ostensiblemente respecto a obras que apuntan a una audiencia adulta.
El propio Hugo Covarrubias trabajó en un momento de su carrera en algunas de las series animadas locales más exitosas de los últimos años: El ogro y el pollo, Horacio y los plasticines, y Puerto papel, en la que llegó a ejercer como codirector y ha alcanzado un impacto en múltiples latitudes.
Una veta creativa que no representaba a cabalidad todos los intereses del director, el último chileno en ser nominado a los Oscar, según el anuncio que esta mañana realizó la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, que situó a su filme en carrera por la estatuilla a Mejor cortometraje animado; la segunda vez que una película chilena entra en competencia por esa categoría (Historia de un oso ganó en 2016) y la quinta ocasión en que una producción nacional aspira a los Premios de la Academia.
Egresado de Diseño Gráfico en la Universidad ARCIS, Covarrubias es autor de dos cintas en formato breve inspiradas en textos literarios: El almohadón de plumas (2007), basada en la novela de Horacio Quiroga, y La noche boca arriba (2012), en que transformó el relato de Julio Cortázar en un filme de diez minutos. También es fundador de Maleza, compañía nacional pionera en el cruce de teatro con animación, donde ha desarrollado obras que indagan en la psicología de sus personajes.
Sin embargo, nunca había trabajado en torno a un periodo específico de la historia de Chile. Hasta que se decidió a crear la película de 15 minutos sobre Íngrid Olderöck, la torturadora que fue parte de la Dina durante la dictadura militar, y que en Bestia es la exclusiva protagonista.
Covarrubias investigó en torno a ella incansablemente –una de sus lecturas de cabecera fue el libro Íngrid Olderöck. La mujer de los perros, de Nancy Guzmán–, mientras describir los hechos concretos se tornó tan importante como capturar el estado mental del personaje. “Mi idea era que fuera lo más universal posible, obviamente sin desmarcarse de la historia chilena”, dice el cineasta.
“Creo que a lo mejor no estamos tan acostumbrados a recibir contenido tan explícito, sobre todo al hablar de política. Yo lo que quise es presentar una realidad que a lo mejor no se había mostrado antes y meternos en un espacio muy lúgubre: en la cabeza de este personaje, en su casa”, explica el realizador.
Bestia bebe de Lars von Trier y Roman Polanski, y de filmes de terror de autor como Midsommar (2019). Definido por su director como un “ensayo sobre el mal”, la cinta ha gustado en el circuito de festivales –donde acumula cerca de 30 galardones– y también entre los votantes de los Oscar, que en diciembre la eligieron en la preselección de 15 títulos y hoy la anunciaron entre las cinco aspirantes a la distinción que se entregará en la ceremonia del domingo 27 de marzo, junto a Affairs of the art, BoxBallet, Robin Robin y The windshield wiper.
“Estamos todo el rato con ella, que es la perpetradora. Eso ha llamado mucho la atención. También han dado que hablar las capas de lectura que van emergiendo. Los jurados de los festivales que hemos ganado plantean que quizás hay que verlo más de una vez”, explica Covarrubias, quien reconoce: “En Bestia no hay mucha esperanza. Pero también hay que enfrentarse a los temas de esa forma, no todo tiene que ser esperanzador”.
El origen del corto
Bestia intentará alzar el próximo mes el premio al Mejor cortometraje animado. Sin embargo, no siempre fue una historia cinematográfica en formato acotado.
Fruto de conversaciones con Martín Erazo, director de La Patogallina, y con el documentalista Tevo Díaz, Covarrubias empezó a trabajar en la idea de crear una serie de televisión que en cada capítulo presentara a una figura histórica diferente. Los tres definieron que la selección incluiría a Salvador Allende, Antonio Ramón Ramón –el obrero español que vengó a su medio-hermano muerto en la Matanza de la Escuela Santa María de Iquique– y el médium Jaime Galté Carré. Gracias a que ganaron un Corfo, pudieron realizar un teaser y avanzar en la etapa inicial del proyecto.
“El concepto era adentrarnos en el mundo interior de personajes de la historia de Chile. Tras varios intentos y darnos cuenta de que era imposible financiar una serie como esta en stop motion, que es caro, optamos por hacer Íngrid, que luego se llamó Bestia”, detalla Díaz, productor del filme con su compañía Trébol 3 y nominado a los Oscar junto a Covarrubias.
Bajo ese objetivo que parecía algo más modesto, el equipo se instaló en las dependencias de Maleza, en la Estación Mapocho, y empezó a dar forma a la cinta que ahora los tiene en carrera por los Premios del Academia, contando en el camino con el monto que se ganó al adjudicarse el Fondo de Fomento Audiovisual del Ministerio de las Culturas.
Aunque reconoce que los pronósticos estaban divididos entre ellos mismos, el productor señala que tenía confianza de lograr la nominación. “Yo sí lo veía como una posibilidad”, plantea Díaz, quien considera la candidatura “una consecuencia lógica” de la exitosa ruta que ha trazado desde su estreno en junio pasado en Francia en el Festival de Annecy, el certamen más importante para el cine animado.
El posterior salto internacional de Bestia se explica en buena medida por la aparición de Miyu Distribution, empresa francesa que los contactó en el momento que ese evento los anunció en su selección oficial. Ellos ejercen desde entonces como agente de ventas y distribuidores, encargándose de dónde y cuándo mostrarla en el mundo, como ocurrió recientemente en el Festival de Sundance y en Clermont-Ferrand, el encuentro en que obtuvieron su último galardón.
Cuando la carrera por los Oscar se tornó más nítida (ganó tres festivales calificadores, Chilemonos, Tallinn y Interfilm Berlín, aunque el requisito es uno), se contactó a una empresa especializada en las campañas de premios. Pusieron su ojo en Joshua Jason Public Relations, una reputada compañía que antes encabezó el trabajo en territorio norteamericano de Historia de un oso y otros títulos animados como Logorama (2009), Garden party (2017), The Breadwinner (2017) y Mirai (2017), todos candidatos o ganadores del Oscar.
Asi, queda a la vista que las puertas que abrió el cortometraje dirigido por Gabriel Osorio y producido por Patricio Escala vuelven a ser fundamentales. “Historia de un oso pavimentó el camino, ha hecho que la animación chilena sea conocida en el mundo”, expresa Díaz. “El votante (de los Oscar) tiene esa referencia. Es un camino que hemos seguido recorriendo y esto es resultado de eso”.
El productor identifica otro punto. “Hay una apertura a que con la animación también podemos contar historias para adultos. Y poner nuevamente en el tapete los derechos humanos. No tenemos que cansarnos de eso. En nuestro país tuvimos un estallido social y hay temas pendientes. Uno de ellos, por supuesto, son los derechos humanos y es bueno que se valoren estos contenidos”, sostiene.
En los Oscar Bestia enfrentará a una apuesta familiar (Robin Robin, lo nuevo del estudio Aardman y con el respaldo de Netflix) y tres filmes con rasgos más innovadores: la estadounidense The windshield wiper, acerca de un hombre que reflexiona sobre el amor; la rusa BoxBallet, que retrata el encuentro de una bailarina y un boxeador, y la británica Affairs of the art, protagonizada por la trabajadora de una fábrica que anhela convertirse en ilustradora. Se quedó afuera la candidata de Disney, Us again, por lo que hay una dosis de alivio para todas las aspirantes.
“No quiero hacer pronósticos pero creo que tenemos posibilidades”, indica Covarrubias, reconociendo que la competencia se despejó tras la omisión del gigante de la animación y que su cinta suma bonos gracias a la nominación que sumó en diciembre en los Annie, los galardones de mayor peso para el cine animado.
“La competencia es tenaz”, die Díaz. “Todos son trabajos impecables. Además de tener una tremenda promoción, la de Aardman es una película transversal, la puede ver todo el mundo. Pero en esto uno nunca sabe. Hay que seguir trabajando”.
Bestia se transformó en la última integrante del grupo de producciones chilenas que han logrado una nominación a los Oscar: No y Una mujer fantástica lo consiguieron en Mejor película internacional en 2013 y 2018 (triunfó la segunda), Historia de un oso en Mejor cortometraje animado en 2016 (ganó) y El agente topo en Mejor documental en 2021. A fines de marzo se sabrá si se transforma en la tercera en traer la estatuilla desde Los Angeles hasta Chile.