Cate Blanchett, primera candidata para encarnar el papel principal de Being the Ricardos, se descartó por problemas de agenda. La solución de los realizadores fue ir por su compatriota Nicole Kidman, aunque sus dotes actorales y parecido físico no remitieran a la expresiva Lucille Ball, la legendaria figura de la televisión en torno a la que giraría la historia.
Recién con esa decisión cerrada, se aceleró la búsqueda del segundo rol protagónico. Los productores consideraron a un intérprete brasileño, pero esa idea fue reprobada por el equipo de casting, que estimó que existía una incompatibilidad: Desi Arnaz, el actor cubanoamericano que fue esposo de la comediante y que nació en Santiago de Cuba en 1894, tenía como lengua materna el castellano.
Luego intentaron convencer a un guatemalteco estadounidense. Sin embargo, según detalló The Hollywood Reporter en diciembre, este no contaba con la disponibilidad necesaria para aceptar la película.
Ante ese escenario de descartes y negativas, volvió a surgir como posibilidad Javier Bardem, un nombre que había circulado el proyecto tiempo atrás. A la estrella española la apetecía ponerse en la piel de quien lideró junto a Ball la exitosa sitcom I love Lucy en los 50; tanto le interesaba, que llegó a mentirle al director y guionista Aaron Sorkin en una reunión de preparación, asegurándole que sabía tocar guitarra desde los cinco años, que tenía habilidades con las percusiones y que era un buen bailarín. Todas destrezas que tuvo que pulir antes de comenzar el rodaje de la cinta que se puede Amazon Prime Video.
A la luz de la noticia de esta semana, el esfuerzo parece haber valido la pena: Bardem alcanzó la cuarta nominación a los Oscar de su carrera (ganó en 2008 por Sin lugar para los débiles), y además tanto su esposa, Penélope Cruz (Madres paralelas), como dos de sus compañeros de elenco (Kidman y J. K. Simmons) lograron sus respectivas candidaturas.
Pero desde que fue anunciado al frente del elenco el protagonista de Mar adentro ha debido sortear permanentemente una controversia; los cuestionamientos derivados de que para encarnar a Desi Arnaz lo eligieran a él, español, en vez de a un actor latino, en otra decisión que iría en contra de incrementar la representación de las minorías en Hollywood.
Una polémica de la que ya parece haberse agotado. “Yo apoyo la representación de cualquier minoría”, planteó en un comienzo en la rueda de prensa organizada por Amazon en Madrid esta semana, expresando posteriormente: “El arte no se puede enjuiciar más que por la hermosura del acto de crear, de crear algo que a alguien le signifique algo. Cuando empezamos a poner etiquetas, parches, marcos y límites, la creación queda en un lugar muy pobre”.
Y recurrió a otro punto: “Los actores que han hecho trabajos tan extraordinarios en la historia del cine sin ser de los lugares de los personajes que representaban, son innumerables (…) Aun buscando a un actor que diera un perfil más geográfico que yo para Desi Arnaz, pues si el director decide que ese actor o esa actriz es el que quiere o la que quiere, tenemos que respetar eso”.
¿Y qué piensa el cineasta detrás de Being the Ricardos? Aaron Sorkin es enfático en su resistencia a la idea de que los papeles de una etnia sólo puedan ser encarnados por actores de su misma etnia, o que roles transexuales únicamente deban recaer en intérpretes trans, y así sucesivamente.
“Tener a un actor nacido en España interpretando a un personaje nacido en Cuba no era denigrante. Y no fue solo la asesora de casting quien estuvo de acuerdo, la hija cubanoamericana de Lucy y Desi no tuvo ningún problema con eso. Entonces, estoy muy cómodo con eso”, expuso el guionista de La red social en noviembre. Bajo su mirada, sí sería denigrante el blackface (el uso de maquillaje oscuro a modo recurso humorístico) o Mickey Rooney en Desayuno con diamantes (1961) asumiendo un papel de origen japonés.
En una entrevista posterior, con Sunday Times, Sorkin profundizó en sus dichos: “¿Esta noción de que solo los actores homosexuales deberían interpretar personajes homosexuales? ¿Que solo un actor cubano debería interpretar a Desi? Honestamente, creo que es la madre de todos los gestos vacíos y una mala idea”.
Las críticas a Being the Ricardos son homologables a otros casos previos: la británica Carey Mulligan recibió dardos cuando fue confirmada para encarnar a Felicia Montealegre, la esposa de Leonard Bernstein, en el filme que preparan Bradley Cooper y Netflix sobre la vida del mítico compositor. Nacida en Costa Rica en 1922, la mujer vivió en Chile parte de su infancia y es considerada latina aunque durante la mayor parte de su vida su residencia fue Estados Unidos.
En otra situación similar, Eddie Redmayne interpretó a una mujer trans en La chica danesa (2015), decisión que en 2021 tildó como “un error”, afirmando que hoy no la repetiría. Todo apunta a lo mismo: la representación es uno de los debates más álgidos en el mundo del cine y las series en los últimos años, y lo que era común y corriente en la industria antes hoy ya no lo es más.
Al hablar sobre su nominación a los Oscar, Bardem emitió nuevos argumentos para defender su posición. “Si hablamos de minorías, hablemos de las minorías españolas. ¿Cuántos personajes españoles hay en el cine internacional? Ninguno, ninguno. Yo he hecho dos. Uno con Woody Allen (Vicky Cristina Barcelona, 2008), porque pasaba en España, y otro en Piratas del Caribe (2017), que se llama capitán Salazar, porque lo hacía yo”, le dijo a la prensa de su país.
“A mí no me han ofrecido nunca un personaje español. No hay personajes españoles fuera de la cinematografía española. Hay personajes latinoamericanos. Entonces yo sé de lo que hablo cuando hablo de minorías, y tenemos que respetar las minorías, pero también tenemos que apoyar a aquellos que somos minorías también intentando representar a otras minorías”, concluyó. Lejos de cerrar la controversia, el actor de Skyfall pudo haber inaugurado una nueva arista a discutir.