Salió a las calles de Santiago un soleado día jueves 13 de febrero de 1812, cuando Chile recién daba sus primeros pasos en busca de ser un país independiente. Se trataba de La Aurora de Chile: periódico ministerial i político. El primer diario nacional.

Por esos días, gobernaba el país una junta presidida por el joven general José Miguel Carrera, quien junto con enfrentar los avatares de la guerra contra los realistas, también buscaba combatir una epidemia de viruela que sacudía al país desde el año anterior, con la primera campaña de vacunación organizada como República. Además de afianzar las primeras instituciones nacionales.

José Miguel Carrera, retrato de Francisco Mandiola

“El libre consentimiento de los pueblos”

Ese primer número de La Aurora de Chile era un impreso de 4 páginas, y su primer artículo no era una noticia, sino un ensayo escrito por su director, Fray Camilo Henríquez, titulado Nociones fundamentales sobre los derechos de los pueblos. El tema no estaba escogido al azar. “Era una disertación sobre la soberanía popular, fuente y origen de los poderes públicos. Rompiendo abiertamente con la doctrina del derecho divino de los reyes enseñada en las aulas y en el púlpito”, explica Diego Barros Arana en su monumental Historia general de Chile.

Henríquez escribió: “Establescamos pues como un principio, que la autoridad suprema trahe su origen del libre consentimiento de los pueblos, que podemos llamar pacto, ò alianza social. En todo pacto intervienen condiciones, y las del pacto social no se distinguen de los fines de la asociacion. Los contratantes son el pueblo, y la autoridad executiva. En la monarquia son el pueblo, y el rey (sic)”.

Además, el fraile defendía la idea de darse una constitución propia. “Diximos que era uno de los drechos del pueblo reformar la constitucion del estado. En efecto la constitucion debe acomodarse à las actuales circunstancias, y necesidades del pueblo ; variandose pues las circunstancias, debe variarse la constitucion”.

De hecho, posteriormente la idea tuvo acogida y en octubre de ese año se sometió a plebiscito el Reglamento Constitucional Provisorio. Fue el primer plebiscito constitucional del país.

Fray Camilo Henríquez

En el resto de sus páginas, ese primer número de La Aurora de Chile incluía informaciones, más o menos parecidas al formato del que se conocen las noticias en la actualidad, y que había sido recogidas del periódico inglés The Times, de septiembre de 1811. Se informó sobre La coronación del Rey negro de Hayti (alias), Isla de Santo Domingo.

Más allá de la descripción de la ceremonia de coronación del monarca de Haití, al final se incluía una reflexión: “La revolucion de la Isla de Santo Domingo, y su actual suceso merece la consideracion de los politicos, y ofrecen exemplos terribles. Este suceso parecìa increible al principio de su revolucion. ¿ Que podia esperarse de una raza de hombres sin educacion, sin luces, sin costumbres ? ¿ En una raza degradada, y envilecida podian haber honor constancia, y sentimientos ? ¿ Sostenerse contra el poder y el arte de las armas de la Francia ? Pero la naturaleza hizo iguales à todos sus hijos : el corazon y el animo es capaz de iguales esfuersos, de iguales virtudes, y pasiones en toda la especie humana. En fin el odio à las cadenas, el deséo de la libertad, una resolucion firme, è imperturbable vencen todos los obstaculos, dirigidos por un caudillo nacido para mandar”.

También se incluyó un artículo económico de la Gazeta de Janeiro, del 20 de noviembre de 1811, sobre el aumento en los valores del oro y la plata en Europa. Algo así como la primera sección Pulso del país.

Finalmente, del mismo origen, se incluyó otra noticia internacional en Irlanda, entonces colonia británica, donde ya se registraban enfrentamientos entre católicos y protestantes en Irlanda; el tema eran las medidas judiciales que fueron solicitadas para evitar futuros choques.

¿La primera imprenta?

Un concepto que suele repetirse, es que el pasquín vio la luz gracias a la primera imprenta que existió en Chile. En rigor, eso no es efectivo. Imprentas ya existían en el país desde el período colonial. Incluso, las 437 invitaciones al cabildo del 18 de septiembre de 1810 fueron impresas. “De hecho ya se habían editado libros en Santiago, pequeños, rústicos, pero había imprenta”, señaló a Culto el historiador Cristián Guerrero Lira.

Lo que sí pasó, es que a Chile llegó una nueva imprenta, traída por un ciudadano estadounidense afincado en el país, Mateo Arnaldo Hoevel. La máquina había llegado en noviembre de 1811 desde Nueva York, a contrapelo de los intentos de los criollos de tener un nuevo aparato importado desde Buenos Aires, la ruta comercial favorita por esos tiempos.

La Aurora de Chile duró poco más de un año, hasta el 1 de abril de 1813, luego fue reemplazada por el segundo periódico nacional, El monitor araucano.

Primera portada de La Aurora de Chile.